Publicado en Alta sensibilidad, Psicología

Ritmos circadianos y personas búho. Cómo funcionan

El cuerpo humano tiene ritmos biológicos (ritmos circadianos) que responden a los ciclos de luz y de oscuridad natural (día-noche).

Mucho antes de que existieran bombillas, pantallas o relojes despertadores, la gente vivía siguiendo el compás de la luz natural. El Sol era el que marcaba el ritmo: cuando se iba, el cuerpo se preparaba para descansar; cuando volvía, comenzaba una nueva jornada.

Pero dormir, en aquel entonces, no era una maratón de ocho horas sin interrupciones. Más bien, era como un baile en dos actos.

Durante siglos —especialmente en tiempos preindustriales— las personas dormían en dos fases: primero caían en un sueño profundo poco después del anochecer. Luego, en mitad de la noche, se despertaban de forma natural durante una o dos horas. No era insomnio, ni un problema: era parte del ritmo humano natural.

Ese rato de vigilia intermedia era tranquilo. Algunos rezaban, otras conversaban, escribían, fumaban, tenían relaciones sexuales, meditaban, o simplemente descansaban en la oscuridad, sin prisas. Y luego, sin necesidad de inducirse nada, volvían a dormirse en una segunda ronda de sueño.

Este patrón, natural y pausado, fue común en muchas culturas… Hasta que llegó la luz artificial. Con la electricidad, las noches se estiraron, el trabajo cambió, y empezamos a comprimir todo el sueño en un solo bloque, muchas veces a contrarreloj.

Durante siglos, el ser humano durmió de forma muy diferente a como lo hacemos hoy
Durante siglos, el ser humano durmió de forma muy diferente a como lo hacemos hoy

En otras palabras: nuestra forma moderna de dormir es más un ajuste cultural que el dictado de una necesidad biológica real.
Antes, el cuerpo humano respiraba con el día y con la noche. Hoy, tratamos de dominarlo con horarios inducidos e impuestos.

Aunque ese ritmo bifásico del pasado estaba alineado con los ciclos del sol y, por tanto, nos recuerda que el cuerpo humano responde intensamente a la luz natural, no todos estamos cortados con la misma tijera circadiana.


La mayoría de las personas sí se sienten mejor viviendo de día y durmiendo de noche: eso es lo que indican nuestros relojes biológicos internos, ajustados durante milenios por la salida y puesta del sol. Ignorar completamente ese vínculo con la luz puede pasarnos factura: bajo ánimo, metabolismo lento, niebla mental, desajustes hormonales.

La mayoría de las personas son como las alondras: se sienten mejor viviendo de día y durmiendo de noche. Sin embargo, hay personas búho que  se activan por la noche.
La mayoría de las personas son como las alondras: se sienten mejor levantándose pronto y durmiendo de noche

Pero ojo: eso no significa que todos debamos funcionar con el mismo horario.
Existen personas cuyo sistema está calibrado de otra forma. No se trata de rebeldía ni pereza, sino de una configuración biológica distinta: cerebros que despiertan por la noche, mentes que se aclaran cuando el mundo está en calma, cuerpos que entran en sincronía cuando cae el sol.
A veces, eso tiene raíces genéticas. Otras, responde a condiciones neurológicas o rasgos de sensibilidad que alteran cómo se percibe el mundo exterior. Sea cual sea la razón, vivir de noche no siempre es desviarse del camino: a veces, es encontrar el propio.

La mayoría de los modelos de vida están diseñados para quienes se despiertan temprano, pero esa estructura ignora una verdad más amplia: la diversidad de ritmos biológicos humanos. Algunas personas, lejos de “invertir” el reloj por costumbre o desorden, tienen una configuración interna que responde mejor a la noche. Y eso no es un problema a corregir, sino una variación a comprender.

Hay personas que, simplemente, tienen su reloj interno programado más tarde. No porque quieran sabotear la mañana, sino porque su sistema biológico se activa con otro compás. A este patrón se le llama cronotipo vespertino o “búho nocturno”, y es tan real como tener ojos claros o piel sensible.

Durante el día, estos cuerpos funcionan a media máquina. La energía, la creatividad, la claridad mental… Todo llega más tarde, muchas veces al caer el sol. Y entonces ocurre algo fascinante: mientras la mayoría empieza a apagarse, estas personas se encienden. Fluyen. Crean. Piensan más rápido, sienten más nítido.

Es un rasgo parcialmente heredado genéticamente, y validado por la cronobiología. No se soluciona con fuerza de voluntad ni café: intentar vivir como una alondra cuando se es búho es una forma silenciosa de autosabotaje.

Las personas con cronotipo vespertino funcionan a medio gas por el día y se activan por la noche
Las personas con cronotipo vespertino funcionan a medio gas por el día y se activan por la noche

Aquí no hablamos de un horario preferido, sino de un reloj que literalmente está desplazado. Las personas con este trastorno no pueden dormirse antes de las 2, 3, 4 a. m., incluso si están agotadas o desean madrugar. El sueño simplemente no llega. Y cuando por fin se duermen, lo hacen profundamente y de forma saludable, pero en un horario considerado como “anómalo” por la mayoría.

Forzarlas a encajar en rutinas convencionales (levantarse a las 7, trabajar de 9 a 5) es como obligar a una planta nocturna a florecer a pleno sol: puede sobrevivir, pero se marchita lentamente. En muchos casos, ese forzamiento termina afectando la salud emocional: ansiedad, depresión, fatiga persistente, sensación de fracaso constante…

El DSPS está reconocido en manuales médicos internacionales y tiene base neurológica y genética. No es desorden. No es elección. Es un reloj legítimo, sólo que no sintoniza con la programación social predominante.

Las personas con DSPS no son capaces de conciliar el sueño a la misma hora que la mayoría
Las personas con DSPS no suelen ser capaces de conciliar el sueño a las mismas horas que la mayoría

Algunas personas no viven fuera del horario considerado “normal” por biología circadiana o por trastorno del sueño, sino porque su manera de procesar el mundo es distinta. Son cerebros sensibles, intensos, hiperperceptivos. Y para ellos, el día puede ser un campo de batalla sensorial: ruido, gente, estímulos, interrupciones, exigencias constantes…

Es el caso de muchas personas con TDAH, autismo, alta sensibilidad, hipervigilancia o trauma complejo. En su experiencia, la noche no es sólo un horario: es un refugio. Es el único momento en que el mundo se calla y ellas pueden, al fin, pensar con claridad, respirar sin sobresaltos, sentirse seguras.

Para estos cerebros, la noche es una isla de control. Mientras todos duermen, pueden existir sin tener que explicar, justificar, o sobrevivir al ruido externo. Es cuando por fin pueden ser plenamente ellas mismas.

Y eso no se repara con una rutina de sueño. Se comprende. Se acompaña. Se honra.

Algunas personas neurodivergentes encuentran en la noche la dimensión donde pueden ser ellas mismas
Algunas personas neurodivergentes encuentran en la noche la dimensión donde pueden ser ellas mismas

Entonces, ¿activarse de noche es normal? Sí, tan normal como la variación del color de ojos o la forma del pie.
La idea de que todos deberíamos vivir igual es uno de los grandes errores de la modernidad. No somos máquinas diseñadas en serie. Somos organismos únicos, moldeados por la genética, la neurología, la historia personal y el entorno.

Forzar a todas las personas a funcionar como si compartieran el mismo reloj es como obligar a todos los instrumentos de una orquesta a tocar la misma nota, al mismo tiempo.

La armonía humana no está en la uniformidad. Está en el reconocimiento profundo de la diversidad de ritmos.

En el siguiente artículo te explicaré cómo puedes compaginar esta tendencia con la maternidad y las exigencias de la vida diaria, sin morir en el intento.

Ekirch, A. Roger. At Day’s Close: Night in Times Past. W.W. Norton, 2005

Roenneberg, Till. Internal Time: Chronotypes, Social Jet Lag, and Why You’re So Tired. Harvard University Press, 2012

Patke, A., et al. (2017). Mutación del gen humano CRY1 en el trastorno familiar de fase del sueño retrasada. Cell, 169(2), 203–215

Aron, Elaine N. La persona altamente sensible: Cómo prosperar cuando el mundo te abruma. Broadway Books, 1996.

American Academy of Sleep Medicine. International Classification of Sleep Disorders – Third Edition (ICSD-3). 2014

Harke, S. (2019). Personas altamente sensibles: la guía práctica personal para el día a día. Madrid: Editorial Edaf

Gooley, J. J., & Czeisler, C. A. (2011). Luz, ritmos circadianos y sueño. Biological Psychiatry, 69(12), 1104–1111

El Sueño Bifásico : una costumbre perdida en el tiempo – A Fondo Jalisco

El motivo por el que se dormía en dos turnos en la Edad Media: así era el sueño bifásico – AS.com

El sueño bifásico: ¿dormíamos mejor antes?

Trastorno de retraso de la fase del sueño y del despertar. Síndrome de retraso de fase

Cronotipos e inteligencia: El búho frente a la alondra – Chronobiology.com

El cronotipo de las personas: ¿eres alondra o búho?

https://psicologiaymente.com/inteligencia/personas-inteligentes-prefieren-vivir-noche-dormir

https://www.milenio.com/ciencia-y-salud/las-personas-inteligentes-viven-de-noche

Cronotipo – Wikipedia, la enciclopedia libre

Ritmo Circadiano: Salud y Riesgos Nocturnos

No te olvides de seguirme para poder leer más artículos como éste.

Licenciada en Psicopedagogía. Profesional PAS certificada.

Eva H. Hernanz

Madrid

contacta@mamaevapsicopedagoga.com