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La televisión, el teléfono móvil, la consola de videojuegos, el ordenador, el ipad, etc., pueden generar efectos muy negativos en el desarrollo neurológico, emocional e intelectual de los y las menores. Mientras les bombardean estímulos visuales y sonoros, las criaturas se alienan y dejan de ejercitar capacidades tan importantes, especialmente en edades tempranas, como son la creatividad, la imaginación, la relación interpersonal, la actividad física, la observación y análisis de fenómenos reales, entre otras. Una exposición prolongada en el tiempo a estos dispositivos puede causar el atrofiamiento de estas capacidades. Entre las consecuencias devastadoras que el uso de dispositivos electrónicos pueden generar en tu peque están: pasividad, dificultades en el desarrollo intelectual, el aprendizaje y las habilidades sociales, problemas del sueño (horarios irregulares, pesadillas y terrores nocturnos), riesgo de obesidad, adicción, problemas de nerviosismo y, en algunos casos, de hiperactividad, daños en la capacidad de atención, dificultades en la adquisición y el desarrollo del lenguaje, problemas de agresividad e impulsividad, etc.

Como profesional de la educación siempre he estado radicalmente en contra de la exposición de las y los menores a la televisión, las consolas o los móviles. Como madre por supuesto también lo estoy. Antes de serlo juraba y aseguraba que NUNCA JAMÁS mis hijos verían nada a través de una pantallita hasta que no cumplieran al menos 4 años de edad. Pero la realidad, el día a día con dos niños de más de año y medio especialmente movidos y el vivir en mis propias carnes no poder hacer literalmente nada excepto vigilar que no se maten y consolar sus caídas o sus frustraciones por no poder, por ejemplo, tirar de un cable o trepar a la mesa, me ha hecho flexibilizar un pelín mi visión. Un poquito de Baby tv o de música infantil a través de youtube para poder ir al baño o para calmarles antes de comer mientras termino de cocinar, no todos los días, por supuesto, pero sí en algún momento de crisis, ahora no me parece «tan espantoso».

Por supuesto está en mi mano como adulta responsable intentar no utilizar este recurso nunca y, si lo hago, controlar los tiempos de exposición y los contenidos. También depende de mí buscar alternativas y preparar contenidos u administrar y ofrecer diferentes materiales para mantener entretenidos a mis hijos.

Todos sabemos que ponerle delante una pantalla a tu hija o hijo te deja libre para hacer cualquier quehacer diario: cocinar, limpiar, poner una lavadora… No te castigues ni te sientas mala madre/padre por hacerlo esporádicamente o un día que «ya no puedes más», pero es muy importante que tengas claro que no debes abusar de ello. NO DEBES DEJAR QUE LAS PANTALLAS EDUQUEN A TU HIJO O HIJA.

Por otro lado, si acudo a casa de unos amigos con hijas o a una fiesta infantil y tienen puestos los “cantajuegos” en la tele, yo personalmente no me voy a marchar por este hecho. Si me preguntan o sale el tema daré educadamente mi opinión, pero valoro más la interacción de mis hijos con otras criaturas que el daño que pueda hacerles en ese momento concreto la pantalla en cuestión. Máxime cuando en estos casos no suelen prestarle demasiada atención, ya que resultan más llamativas las y los iguales y la interrelación con ellos. Otra cosa es que tuvieran puesta una peli de acción… Lo mismo ocurre si delegamos en las abuelas o abuelos el cuidado de nuestros retoños en alguna ocasión. Si en un momento de desesperación recurren a la tele o al móvil para tranquilizarlos, ya que no tienen por qué contar con tantos recursos como nosotras, pues tampoco creo que debamos echarles nada en cara. Al fin y al cabo no son ellas quienes deben educar a nuestros cachorros. Bastará con que les orientemos sobre qué cosas ponerles y cuáles no, pedirles que limiten el tiempo y que esto no se convierta en una rutina.


Vivimos en la era digital, a todos nos gusta hacer fotos y grabar vídeos de nuestras criaturas para el recuerdo. No ocurre nada por mostrarle a las y los peques un día un vídeo en el que salen ellos mismos o sus primas que viven lejos, por ejemplo. Hay personas muy radicales con estos temas, pero la tecnología tiene cosas positivas. Desde el respeto a todas las posturas opino que los extremos, hacia un lado o hacia el otro, nunca fueron buenos. No ser más papistas que el papa y usar el sentido común son dos cosas que siempre he aconsejado y aconsejaré.
En resumen, por sintetizar todo lo expuesto:
¿Cuándo se deben utilizar pantallas con menores de 2 años? Nunca o lo menos posible.
¿Desaconsejo su uso? Sí, aunque yo las utilizo esporádicamente.
¿Ocurre algo si alguna vez y por un corto período de tiempo tu bebé se expone a las mismas? No, no pasa nada. Tampoco va a colapsar, ni convulsionar, ni se va a poner enfermo.
A continuación os comparto una tabla orientativa sobre la conveniencia de la exposición diaria a los diferentes tipos de pantallas por edades, basada en las recomendaciones de la Academia Americana de Pediatría, por si os resulta de utilidad:

En su día colaboré en este vídeo de una campaña de la compañía de telefonía Orange en la que se aborda la el papel de las madres y los padres en el uso responsable de las tecnologías por parte de los y las menores.
«La mejor preparación para el mundo online es el mundo real.»
Catherine L´ecuyer
Los niños no deben tener ningún acceso a las pantallas hasta el año y medio o los dos años de edad y pasar una hora como máximo frente a ellas entre los tres y los cuatro años, aunque menos tiempo es mejor, según nuevas recomendaciones emitidas por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Organización mundial de la salud
https://www.efe.com/efe/espana/portada/cero-pantallas-hasta-dos-anos-y-maximo-1-hora-para-ninos-de-entre-3-4/10010-3960074#:~:text=Los%20ni%C3%B1os%20no%20deben%20tener,de%20la%20Salud%20(OMS).
https://www.sabervivirtv.com/pediatria/las-pantallas-interfieren-en-la-salud-de-los-ninos_2497
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Eva H. Hernanz
Madrid
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