Como te contaba en el artículo anterior (Ritmos circadianos y personas búho. Cómo funcionan), para muchas personas altamente sensibles (PAS), la noche no es solamente un momento del día. Es un lugar donde por fin pueden existir sin armadura.
Las PAS, que representan aproximadamente un 15–20% de la población, no tienen un sistema nervioso “débil”, como a veces se malinterpreta, sino más fino, más receptivo, más profundo. Procesan más estímulos, más detalles, más capas del entorno. Y aunque eso les da una percepción rica e intuitiva, también conlleva un costo: la sobreestimulación constante.
Y ahí es donde aparece la noche. No como una elección estética, sino como un refugio neurofisiológico.
Cuando el día duele y la noche da tregua
Durante el día, el mundo no se detiene: un sinfín de sonidos, interrupciones, decisiones, tareas múltiples, interacciones sociales, pantallas, luces artificiales… Todo eso puede ser ruido de fondo para la mayoría, pero para una PAS es una especie de tormenta «silenciosa» que desgasta minuto a minuto.

En cambio, cuando cae la noche y todo se aquieta, se crea un espacio libre de esa saturación. El cerebro puede procesar sin verse invadido. No es casual que muchas personas altamente sensibles se activen justo cuando los demás se desconectan. Ahí encuentran la claridad mental, la introspección y el foco que les resulta casi imposible en medio del bullicio del día.
Ritmos que no encajan en horarios sociales
Las PAS suelen tener un ritmo interno más lento, más contemplativo, más vinculado a la percepción que a la producción. Pero la cultura moderna exige lo contrario: rapidez, disponibilidad, eficiencia, horarios rígidos.
Este desajuste entre el entorno y la naturaleza PAS genera fatiga, confusión, frustración. Muchas terminan sintiéndose «defectuosas» por no rendir como se espera a las 8 de la mañana. Pero el problema no es el cuerpo ni la mente: es el molde que intenta forzarlas.

La noche, al liberarse de esas exigencias externas, permite a la persona sensible vivir según su propia cadencia: una que no está marcada por el reloj, sino por la conexión interna.
El insomnio que no es insomnio
Muchas PAS creen que tienen problemas para dormir. Pero en realidad, su sistema no está intentando dormir: está intentando existir en paz por primera vez en el día.
Ese “insomnio”, que favorece que se queden despiertas hasta las 2 o 3 a. m., no siempre es disfuncional. A menudo es el único espacio donde pueden reconectar consigo mismas: leer, escribir, llorar, pensar, relajarse, dejar caer las máscaras. Es tiempo sagrado. A veces es la única forma que tiene su sistema nervioso de decir: “Ahora que todo está en silencio, por fin puedo respirar.”
Forzar el sueño en ese momento no es descanso. Es negación.

No es rareza, es coherencia interna
En lugar de preguntarse por qué no pueden dormir temprano, muchas PAS deberían preguntarse:
👉 ¿Qué me impide habitar el día de forma segura?
👉 ¿Qué sólo me permito sentir o pensar cuando ya todos duermen?
El ritmo nocturno no es siempre una desviación, sino una adaptación inteligente de un sistema sensible en un mundo desbordante. No es debilidad. Es una forma de protección. Una estrategia del cuerpo y del alma para encontrar territorio propio.

En resumen…
¿Por qué las personas altamente sensibles tienden a ser nocturnas?
Las PAS tienen un sistema nervioso más reactivo, lo que implica:
1. Sobreestimulación durante el día
- El cerebro de una PAS procesa más profundamente la información.
- Las multitudes, ruidos, exigencias sociales o interrupciones del día saturan el sistema nervioso.
- Por la noche, cuando todo se calma, pueden pensar, sentir y funcionar mejor.
2. Necesidad de soledad para autorregularse
- Las PAS necesitan tiempo a solas para procesar emociones y experiencias.
- Por la noche es más fácil encontrar ese espacio, sin interrupciones.
3. Mayor actividad cerebral en momentos de calma
- Suelen tener hiperactividad cerebral: pensamientos profundos, imaginación activa, etc.
- El silencio nocturno favorece este flujo mental.
4. Relación con la melatonina y cortisol
- Las PAS pueden tener un ritmo hormonal más sensible.
- Picos de cortisol por estrés durante el día pueden retrasar la melatonina, dificultando el sueño temprano.
¿Y cómo se adapta esto a la vida con hijos/as cuando, además, maternas sola?
Muchas madres PAS sufren una ruptura entre su naturaleza y las exigencias externas. Si es tu caso, puedes lograr adaptarte sin sacrificar tu salud mental ni tu autenticidad. No se trata de cambiar tu esencia, sino de construir una rutina con márgenes de libertad, flexibilidad y protección emocional.
Necesitas:
- Momentos de silencio y soledad (sí o sí).
- Dormir lo suficiente, aunque no sea en horarios convencionales.
- Minimizar la sobreestimulación (ruido, caos, exigencias simultáneas).
- Procesar tus emociones sin sentir culpa por ello.
- Conservar un mínimo espacio sólo tuyo cada día, aunque sea pequeño.
Y también tienes que:
- Atender las necesidades básicas, y no tan básicas, de tus criaturas.
- Sostener la estructura del hogar.
- Tomar decisiones todo el día sin red de apoyo inmediata.
- Funcionar incluso cuando estás agotada.
Eso es mucho. Demasiado para un solo cuerpo y sistema nervioso, así que la clave está en optimizar, priorizar y protegerte con intención.

Estrategias prácticas (realistas, no de revista barata)
1. Divide el día en bloques energéticos, no en relojes
- No te obligues a seguir horarios “normales”.
- Observa cuándo tienes más energía y ajusta las actividades pesadas (limpieza, decisiones, trabajo) a esas franjas.
- Si tus horas más lúcidas son de 22 h a 2 a. m., úsalo para organizar, leer, trabajar, estudiar… Pero reserva bloques de descanso también, aunque sea durante el día.
2. Microdescansos conscientes
- 5 ó 10 minutos de vez en cuando con los ojos cerrados, auriculares con música suave, o simplemente respirando en silencio.
- Hazlo mientras tus peques ven dibujos, juegan, o incluso te acompañan en silencio. Es válido. No es abandono.
- Tu sistema nervioso necesita pausas, aunque no pueda dormir.
3. Sé muy estratégica con la luz natural
- Aunque duermas tarde, expón tu rostro a la luz solar al menos 20 minutos al día, para no romper completamente tu reloj biológico.
- Esto ayuda a dormir mejor y mejora el ánimo.
4. Duerme por turnos
- Si no puedes dormir 7–8 horas seguidas, busca dormir en dos bloques sumados: uno corto durante la noche y una siesta corta cuando las criaturas no están o descansan.
- El cuerpo se puede adaptar a ese sueño fragmentado si se hace de forma regular y sin culpa.
5. Prioriza la paz sobre la perfección
- El hogar no tiene que estar siempre ordenado.
- Las comidas pueden ser más sencillas y repetitivas.
- Los juegos no tienen que ser didácticos todo el tiempo.
- Tus hijos necesitan una madre presente y tranquila, no una madre perfecta ni hiperproductiva.
6. Estructura básica para las criaturas = libertad para ti
- Establece ritmos muy predecibles para ellas (desayuno, juego, deberes, cena, aseo, cuento, cama…).
- Eso les da seguridad y a ti te da márgenes de tiempo donde no estás apagando fuegos constantemente.
7. Ten un final del día simbólico
- Cuando tus hijos duerman, crea un ritual personal que marque el «fin del día de madre» y el «inicio del tiempo para mí».
- Puede ser una vela, una infusión, escribir 3 frases en un diario, o ponerte auriculares.
- Aunque sigas activa hasta las 3 a. m., ese cambio de chip mental te devuelve tu identidad individual.
8. Mantén un mantra-compromiso
Algo como: “No tengo que vivir como todos, sólo tengo que vivir de una forma que me cuide a mí y a mis hijas.”

Las PAS tienden a ser nocturnas porque su cerebro necesita calma, profundidad y procesamiento, que rara vez ocurren en el caos del día. Siendo madre, no es necesario renunciar a ese ritmo. No necesitas forzarte a ser matinal ni esconder tu naturaleza sensible. Tu ritmo es válido. La clave está en crear rutinas mínimas que te protejan, hacer un uso consciente de tu energía, y darte permiso para bajar el estándar externo y subir tu propio autocuidado. ¿Te animas a probar? Mucha suerte en tu camino hacia el autorrespeto.
Ekirch, A. Roger. At Day’s Close: Night in Times Past. W.W. Norton, 2005
Roenneberg, Till. Internal Time: Chronotypes, Social Jet Lag, and Why You’re So Tired. Harvard University Press, 2012
Patke, A., et al. (2017). Mutación del gen humano CRY1 en el trastorno familiar de fase del sueño retrasada. Cell, 169(2), 203–215
Aron, Elaine N. La persona altamente sensible: Cómo prosperar cuando el mundo te abruma. Broadway Books, 1996.
Harke, S. Personas altamente sensibles: la guía práctica personal para el día a día. Madrid: Editorial Edaf, 2019
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Cronotipos e inteligencia: El búho frente a la alondra – Chronobiology.com
El cronotipo de las personas: ¿eres alondra o búho?
Cronotipo – Wikipedia, la enciclopedia libre
Ritmo Circadiano: Salud y Riesgos Nocturnos
Familias pequeñas con grandes problemas | Economía | EL PAÍS
Familias de madres solteras solas: circunstancias, vivencias y ajuste psicológico infantil – Dialnet
Neurobiología del cronotipo: ¿eres mañanero o noctámbulo?
Cronotipo: ¿qué es y cómo afecta el rendimiento cognitivo de una persona? – El Diario
https://psicologiaymente.com/inteligencia/personas-inteligentes-prefieren-vivir-noche-dormir
https://www.milenio.com/ciencia-y-salud/las-personas-inteligentes-viven-de-noche
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Eva H. Hernanz
Madrid
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