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Empatía y ecpatía, los dos pesos de la misma balanza. Cómo educar en emociones y límites

La EMPATÍA se conoce como la capacidad de ponerse en el lugar de otro, de comprender cómo se siente. Esto no implica necesariamente que compartamos la interpretación de la realidad del otro individuo, ni sus pensamientos o emociones, pero sí que somos capaces de comprenderlos y sintonizar de alguna manera con ellos.

La empatía es fundamental para relacionarnos correctamente con los demás, por eso es primordial fomentarla, sin forzar, desde edades tempranas.

Los sujetos que no son capaces de desarrollarla, claramente tendrán problemas relacionales más o menos graves. El mayor exponente de falta de empatía son los psicópatas, aunque no hace falta serlo para mostrar poca capacidad empática.

La educación emocionalmente inteligente enseña al niño/a a tolerar la frustración y a comprender y aceptar que los demás también tienen necesidades y derechos.

Elsa Punset

Para poder desarrollar una adecuada empatía es necesario poseer una ajustada conciencia de uno mismo y un buen autoconocimiento. Si somos capaces de analizar qué pensamientos, sentimientos y emociones nos genera un acontecimiento, nos resultará más fácil aplicar estos conocimientos para conectar con los demás.

Existen diferentes tipos de empatía:

  • EMPATÍA EMOCIONAL. Es la capacidad de compartir los sentimientos de otra persona. Si por ejemplo la otra persona está triste, nosotros nos ponemos tristes.
  • EMPATÍA COGNITIVA. Es la capacidad de comprender cómo piensa o cómo siente otra persona.
  • EMPATÍA COMPASIVA. Es la capacidad de sentir el sufrimiento del otro, pero va más allá que las anteriores, llevándonos a tomar medidas para ayudar.
Consuelo y empatía suelen ir de la mano
Consuelo y empatía suelen ir de la mano

Al igual que es importante fomentar la empatía en los menores, también lo es frenar las consecuencias negativas que puede acarrear una empatía muy desarrollada, especialmente en los niños/as más sensibles o con mucha intuición. (Para leer más sobre este tema puedes consultar el artículo Niños/as con sexto sentido.)

La ECPATÍA es una estrategia de autoprotección ante las consecuencias de la fatiga por compasión. Es un proceso consciente mediante el cual nos separamos de los sentimientos y circunstancias de quien sufre para no agotarnos emocionalmente y poder así ayudarle mejor. No hay que confundirla con la indiferencia o la falta de empatía. Claramente son cosas muy distintas.

Si el grado de implicación de una persona que se dispone en actitud empática con otra no es correcto, se corre el riesgo de caer en lo que se llama la trampa del mesías: amar y ayudar a los demás olvidándose de amar y ayudarse a sí mismo.

Carmen Berry

Una cosa es ser empático y ser capaz de ponernos en el lugar del otro y otra muy distinta es instalarnos en el lugar del otro. En este segundo caso ponemos las necesidades de la otra persona por delante de las nuestras. Esto provoca un descuido absoluto de nuestro propio ser que, a la larga, puede traer consecuencias negativas para nosotros: sentimientos de confusión, ansiedad, depresión…

Ahora que sabemos la importancia que tienen tanto la empatía como la ecpatía para el desarrollo emocional de nuestros menores, vamos a ver cómo podemos fomentar ambas capacidades.

¿Cómo fomentar la empatía en los niños/as?

  1. Presta atención a tus hijos/as, dedícales tiempo de calidad, juega con ellos, escúchales, obsérvales, estate atento a sus emociones y sentimientos y nunca les juzgues por ellos. Da valor a todas las emociones que tus hijos/as sientan y ayúdales a canalizarlas. (Para profundizar en este tema puedes consultar el artículo del blog Autoestima y seguridad en los niños/as. Elementos clave para un desarrollo sano.)
  2. Fomenta el diálogo y la escucha activa, las conversaciones y las charlas sobre todo tipo de temas, desde los más triviales a los más profundos. Ahondad en los sentimientos, las emociones y qué las provocan.
  3. Sé cariñoso, amable y regala muestras de amor en casa. El amor recibido y percibido deja una profunda huella positiva de por vida. (Ver más sobre este tema en el artículo del blog Besos y abrazos.)
  4. Enséñales a esperar su turno, a comprender que deben estar fuera de algunas conversaciones o asuntos que no les incumben. Es importante que los niños/as aprendan que no son el ombligo del mundo.
  5. Edúcales en el respeto y el buen trato a los demás. Haz que se preocupen por otras personas, por su hermano/a que está triste, por ejemplo, por la abuela enferma, o por otro niño/a en el parque al que le ha ocurrido algo malo.
  6. Predica con el ejemplo. Sé respetuoso y empático con las personas que os rodean, preocúpate por ellas, por sus asuntos y sus problemas. Si tú no la practicas, no puedes pretender que tus hijos/as sí lo hagan.
Para poder desarrollar una adecuada empatía es necesario poseer una ajustada conciencia de uno mismo y un buen autoconocimiento
Para poder desarrollar una adecuada empatía es necesario poseer una ajustada conciencia de uno mismo y un buen autoconocimiento

¿Cómo contribuir al desarrollo de la ecpatía en la infancia?

  1. Potencia en tus hijos/as la responsabilidad, especialmente la responsabilidad sobre sí  mismos. La responsabilidad es un principio fundamental del desapego. Los menores deben aprender a no depender de nadie para ser felices. Esta es una enseñanza fundamental para el resto de su vida. Somos los máximos responsables de nuestra felicidad, lo que no hagamos por nosotros, nadie más lo hará. Por tanto, nuestro bienestar depende únicamente de nosotros.
  2. En estrecha relación con el punto anterior, fomenta en los niños/as el locus de control interno. (Explicado en el artículo del blog Locus de control, efecto Pigmalión e indefensión aprendida. Qué son y cómo están relacionados.)
  3. Enseña a los menores a ser asertivos. Esto significa que sean capaces de hacer valer sus necesidades o derechos y exponer su punto de vista sin ofender ni agraviar a los demás. Un ejercicio muy práctico en este sentido es aprender a pensar y reflexionar detenidamente antes de emitir cualquier mensaje.
  4. Promueve el pensamiento crítico en tus hijos/as. (Ver más sobre esto en el artículo del blog Pensamiento crítico. Cómo fomentarlo en los niños/as.)
  5. Ayuda a los pequeños/as a ser conscientes, verbalizar y dar valor a sus emociones, tanto las positivas como las negativas. Una vez localizadas las emociones negativas, hablad sobre ellas, sobré qué las ha podido provocar y qué actividades o cosas podéis hacer para evitarlas o cambiarlas. Y, por último, ayúdales a ponerlas en práctica.
  6. Cultiva el buen humor en casa, las sonrisas y la gratitud. Estas actitudes generan que los demás se sientan mejor y que puedan contagiar sus emociones a los demás.
  7. Fomenta la práctica de ejercicio o deporte en tus hijos/as. Cuando se realiza ejercicio físico se generan endorfinas, dopamina y serotonina, que contribuyen a la sensación de bienestar y buen ánimo.
  8. Procura que os rodeéis de personas positivas y que transmiten emociones positivas e intentad evitar a las personas negativas y malhumoradas. No me refiero a que tengáis que huir de la realidad y las desgracias ajenas. Si un familiar o amigo está pasando por un mal momento, acompañadle y escuchadle, es un magnífico momento para practicar la empatía. Me refiero a esas personas que pase lo que pase, ocurra lo que ocurra a su alrededor, haya motivos reales o no, siempre están de mal humor y desprendiendo energía negativa a su alrededor. Personas tóxicas, al fin y al cabo. Seguro que sabes a quiénes me refiero, todos conocemos a alguien así.

¿Conocíais la ecpatía? ¿Soléis ponerla en práctica o por el contrario soléis involucraros tanto en los problemas ajenos que acabáis agotados emocionalmente? ¿Y la empatía? Recordad que tan importante es poner en práctica una como la otra.

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https://www.psicoglobal.com/blog/empatia-desarrollo

https://psicologiaymente.com/social/tipos-de-empatia

https://lamenteesmaravillosa.com/que-es-la-ecpatia/

https://www.psonrie.com/noticias-psicologia/que-es-la-ecpatia

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Licenciada en Psicopedagogía. Profesional PAS certificada.

Eva H. Hernanz

Madrid

contacta@mamaevapsicopedagoga.com

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Rivalidad y celos entre hermanos. Cómo reducir la competencia y fortalecer vínculos

El tema de los celos entre hermanas y hermanos comienza a preocupar a los padres en el momento en que esperan un segundo retoño, especialmente si ambas criaturas se van a llevar poco tiempo. El hecho de que otro ser vaya a quitarnos toda la atención, mimos y cuidados de adultas, familia y, en especial, de mamá y papá, no suele ser muy bien recibido. Algunas criaturas comienzan a manifestar estos celos ya durante el embarazo. Otras se muestran bastante entusiasmadas con la llegada del nuevo miembro de la familia pero la cosa empieza a cambiar a partir del nacimiento. Hay otros niños y niñas que se exhiben muy cariñosas y protectoras con sus hermanitos bebés pero tienen algunos comportamientos contradictorios o ramalazos de pelusilla de vez en cuando. Por último hay criaturas que no manifiestan celos hasta que su hermano o hermana menor no comienza a tener más interacción con las personas, a desplazarse, a decir sus primeras palabras y, en definitiva, a hacer gracietas, allá hacia el año de edad aproximadamente, ya que estas acciones conllevan muestras de júbilo y una carga extra de atención por parte de las personas adultas.

En el caso de múltiples (gemelas, mellizos, trillizas, etc.) los celos suelen estar más fácilmente presentes de forma natural desde el principio. La explicación podría ser algo así como que la lucha instintiva por la supervivencia desde que están en el vientre materno les llevará genéticamente a competir durante toda su vida, incluso de forma inconsciente.

Imaginad lo duro que es para una criatura crecer teniendo que compararse todo el tiempo con otra. En el caso de tener diferente edad también puede ocurrir, pero si eres la pequeña, las maestrías de la mayor puedes achacarlas a su edad, por ejemplo, y pensar que con sus años tú serás tan buena como tu hermano o hermana mayor en eso. Esta diferencia evolutiva supone, digamos, un respiro. Pero si eres gemelar, ese descanso no ocurre, continuamente tienes un espejo en el que mirarte. Si tú eres el que posee en algo una habilidad mayor, tendrás una sensación de superioridad o simplemente una tranquilidad en ese aspecto. ¿Pero y si te toca en el papel de hermano o hermana menos mañosa? ¿Y si esto ocurre frecuentemente y en múltiples áreas? ¿Y si además la criatura menos habilidosa tiene muchas inseguridades? Asimismo, el entorno a veces no ayuda y tanto madre y padre como profesoras pueden lanzar mensajes, en ocasiones sin querer, que contienen agravios comparativos del tipo «tu hermano lo hace mejor», «tendrías que ser como ella», tienes que hacerlo como él»…

En cualquier caso, si bien son más probables e intensos en criaturas pequeñas (2-3 años) y especialmente si son del mismo sexo, los celos, la pelusa o la competitividad entre hermanos y hermanas pueden surgir en cualquier momento de sus vidas y deberse a múltiples causas, no solo al nacimiento de un nuevo miembro de la familia: belleza, notas escolares, destrezas deportivas, artísticas o en otros ámbitos, desparpajo, gracia, habilidades sociales, popularidad, mejores juguetes, ropa más bonita, más reconocimiento o muestras de cariño por parte de las personas adultas y, en general, cualquier cualidad positiva o posesión material que tenga la otra criatura.

Los celos entre hermanas o hermanos a primera vista pueden parecer un asunto de poca importancia, incluso gracioso. Pero si no somos conscientes de ellos y no los trabajamos adecuadamente pueden dar lugar a envidias y provocar baja autoestima en quien los padece o, con el tiempo, derivar en depresión.

Los celos son más probables e intensos en criaturas pequeñas, especialmente del mismo sexo

¿De qué maneras se manifiestan los celos?

Los celos se reflejan especialmente en el comportamiento de los y las menores, ya que en la mayoría de las ocasiones lo que buscan es llamar la atención de la madre y el padre. Algunas de sus manifestaciones conllevan que la criatura celosa:

  • Pueda presentar una regresión. Esto es un retroceso en una destreza o habilidad ya adquirida y en la que de repente vuelve para atrás: volver a hacerse pis encima, volver a usar el chupete, volver a querer tomar teta o biberón, volver a querer que le cojan en brazos o ser acunado, volver a chuparse el dedo…
  • Pueda volverse muy llorona y /o presentar una mamitis exacerbada.
  • Pueda empezar a desobedecer de forma llamativa, en cosas en las que antes se comportaba debidamente, y a decir que “no” a todo.
  • Pueda negarse a compartir juegos y juguetes con su hermano o hermana.
  • Pueda protagonizar rabietas frecuentes.
  • Pueda mostrar desinterés por actividades que antes le gustaban y tornarse más distante y abstraída.
  • Pueda somatizar sus celos presentando algún tipo de trastorno alimenticio o negándose a comer.
  • Pueda somatizar presentando dolores o molestias de barriga, de cabeza o de otro tipo.
  • Pueda tener trastornos del sueño: no quiera o le cueste dormir, quiera hacerlo con sus padres, se despierte a media noche llorando, tenga pesadillas…
  • Pueda volverse más agresiva hacia todo el mundo: su madre, su padre, sus hermanas, sus compañeros, su maestra… Este punto hay que vigilarlo especialmente, puesto que incluso podría convertirse en una criatura rencorosa o rebelde que podía causar algún daño a sus hermanos o hermanas.

Es importante entender y asumir que esto es sólo un proceso, que los celos son un estado afectivo natural y evolutivo y que todas estas exteriorizaciones son absolutamente normales, aunque molestas y no deseables.

Mi querida hermana, como las ramas de un árbol crecemos en diferentes direcciones, pero nuestra raíz es una sola.

¿Qué puedes hacer para lidiar con los celos y la competitividad entre hermanas y hermanos?

1. Ármate de paciencia. Para empezar, habrá épocas mejores y épocas más difíciles. En algunos casos será más leve y en otros estará más agudizado, pero en muchos se prolongará en el tiempo, especialmente en el caso de múltiples, así que deberás tomarlo con calma.

2. Tómatelo con filosofía y aprovecha la situación para aprender qué es lo que de verdad les importa a tus hijos o hijas, por qué cosas es por las que luchan o compiten.

3. Intenta evitar situaciones que provoquen celos. Dependerá de los motivos que los generen, pero algunas ideas pueden ser: no ser demasiado efusivas en nuestras muestras de amor delante de la criatura que experimenta los celos, no elogiar en exceso los logros del otro retoño y, sobre todo, no alabar demasiado al otro u otra peque en aquellas competencias en que la criatura con pelusilla no es muy ducha. Por supuesto, esto no significa que dejemos de elogiar, premiar y dar todo el amor que queramos a nuestra hija o hijo, sino que procuremos hacerlo (o hacerlo más intensamente) cuando su hermana o hermano no esté delante.

4. No compares a las criaturas. Este punto va en sintonía con el apartado anterior. No hay nada más odioso que sentirse continuamente en rivalidad con alguien. Imagina cómo te sentirías si tu jefa te comparara con otro trabajador mejor que tú… No es una sensación muy agradable. Para tu peque, tampoco. Esto no le ayuda en absoluto a consolidar su autoestima y seguridad en sí mismo. (Ver artículo del blog Autoestima y seguridad en los niños/as. Elementos clave para un desarrollo sano). Pero si además siente celos de su hermana o hermano, esto provocará que ese sentimiento se agudice y que puedan aparecer otros como rechazo, rabia, envidia, inseguridad, miedo al fracaso, tristeza, etc.

Según estudios, las y los mellizos tienen celos más acentuados que las y los gemelos
Según estudios, las y los mellizos tienen celos más acentuados que las y los gemelos

5. Dales muchas muestras de cariño y diles cuánto les quieres. Ya he hablado hace tiempo en otro artículo la importancia de los besos, abrazos, caricias y, en general, de todas las expresiones de amor hacia nuestros hijos e hijas. Y es muy importante que diferenciemos esto del hecho de consentir. Mimemos a nuestras y nuestros peques cuanto queramos, pero no les consintamos. (Ver artículo del blog Besos y abrazos). Aclarado lo anterior, es necesario recordar que la mayoría de las veces los celos se producen por la necesidad de captar la atención adulta, por lo que si les dedicamos sus momentitos y se sienten atendidos, los celos disminuirán. Es importante que tengamos en cuenta que si le damos una muestra de cariño a la criatura menos (o en absoluto) celosa, acto seguido deberíamos hacer otra carantoña/halago a su hermano o hermana para evitar conflictos innecesarios.

6. Dedícales tiempo por separado. Este punto es importantísimo. Es una manera de hacer sentir a tu hijo o hija especial, además de una maravillosa fórmula para observarle, conocerle más en profundidad y compartir momentos que se convertirán en recuerdos para toda la vida tanto para la criatura como para ti. Todo dependerá del tiempo, la configuración y la disposición de cada familia, pero una idea, sólo una de tantas, es que cada hijo o hija pase la tarde del sábado con la madre y la del domingo con el padre y el fin de semana siguiente al revés, por ejemplo. No se debe hacer todas las semanas, ya que también es importante pasar tiempo todos juntos, basta con hacerlo dos semanas al mes, o cada dos meses…

7. Enfatiza y resalta los puntos fuertes de cada uno de tus hijos o hijas. Cada criatura es única y todas tienen unos talentos. Busca los de cada una de ellas y encárgate de que los sepan. Esto no solo disminuirá los celos entre ellas, sino que reforzará su autoestima y seguridad. (Ver artículo de este blog Autoestima y seguridad en los niños/as. Elementos clave para un desarrollo sano).

8. Recuérdales cada vez que puedas lo importantes que son el uno para el otro. En el caso de gemelos o mellizas la persona más importante dentro de su núcleo familiar no suele ser su madre o su padre ¡sino el otro hermano o hermana! Haz que lo recuerden, ayúdales a que vean las cosas buenas la una de la otra, que se respeten, admiren y quieran con sus similitudes y sus diferencias. Son el mayor tesoro que tendrán en toda su vida.

9. Dales tareas en las que tengan que trabajar en equipo. No se trata de competir, sino de realizar algo entre todos los miembros, cada uno aportando sus destrezas, su forma de hacer o su toque personal. Además puedes proponer otras actividades en que puedan ayudarse entre ellos o ellas. Una puede ayudar a la otra a hacer algo mejor, enseñándole sus trucos o habilidades y luego hacer otra tarea en que sea al revés.

10. No intervengas en sus riñas o peleas a menos que la cosa se torne grave o peligrosa y, sobre todo, intenta mediar de forma neutral, sin ponerte del lado de ninguna de las criaturas, manteniendo la calma y ayudándoles a llegar a un acuerdo beneficioso para ambas. Recuerda que eres su modelo de conducta.

11. Enséñales a pedir disculpas si se han equivocado con la otra criatura. Hazlo tú también, predica con el ejemplo.

12. Utiliza el refuerzo positivo y felicita, aplaude, premia con besos y abrazos los buenos comportamientos de tus hijos o hijas pero, con especial hincapié, de la criatura que siente celos.

Los celos son un estado afectivo natural y evolutivo
Los celos son un estado afectivo natural y evolutivo

Ante la situación de un nuevo hermanito o hermanita que está en camino, además de la mayor parte de los consejos anteriores, que también aplican, hay una serie de tips que puedes emplear para intentar mitigar la pelusilla. Aquí te doy algunos:

a) No realices cambios importantes en la vida de la criatura justo antes de la llegada del nuevo miembro de la familia. Déjalos para un tiempo después o llévalos a cabo con bastante antelación, de manera que el niño o niña ya esté habituada o adaptada a dicho cambio cuando llegue el hermanito o hermanita (paso de la cuna a la cama, del pañal al orinal, retirada del chupete, etc.)

b) En el caso de la mamá es muy importante que busque semanas antes, o incluso algunos meses antes de que nazca el bebé, un momento diario para compartir solo con la hija o hijo mayor. Será vuestro momento especial, de vosotros dos solos, y se mantendrá en el tiempo cuando el hermanito o hermanita haya nacido. De esta manera la sensación de verse desplazado por el nuevo miembro de la familia se mitigará, puesto que no le robará su momento especial con mamá. Tiene que ser un espacio tranquilo, fácil de cumplir, puesto que con el nuevo bebé la mamá no tendrá muchas posibilidades de escapar largos ratos ni muy lejos de casa. Lo ideal es que se pueda realizar mientras el bebé duerme o cuando papá (u otra persona) pueda encargarse de él, para que la mamá pueda estar tranquila y esos instantes sean de calidad. En cuanto a las actividades a realizar pueden ser muy variadas, dependiendo de las necesidades organizativas de la familia, de la edad y de los gustos del menor: charla, paseo, leer cuentos, jugar juntos, el momento del baño, etc.

Los celos pueden provocar envidias, baja autoestima o incluso depresión
Los celos pueden provocar envidias, baja autoestima o incluso depresión

c) Involucra a tu hijo o hija mayor desde el principio en los preparativos para el recibimiento del retoño. Es fundamental que le informes, que sepa cómo se va a desarrollar el proceso, qué cabe esperar, cómo será todo cuando la hermana o hermano esté aquí, que te ausentarás unos días para el parto… En definitiva que se vaya preparado y no haya demasiadas sorpresas. Deja que elija, por ejemplo, pequeñas cosas sin compromiso pero que para la criatura serán una muestra de que forma parte de esto y le harán sentir importante. Puedes comprar ropita con ella y dejarla elegir entre dos prendas, que escoja entre dos peluches, que elija el color de las sábanas o incluso el color de la pared de la habitación del bebé, por ejemplo.

d) Una vez el bebé haya nacido, deja que su hermana o hermano mayor colabore o te ayude con tareas sencillas relacionadas con el cuidado diario del recién nacido, siempre dentro de las posibilidades de la criatura y acordes a su edad: que elija la ropita de ese día, que traiga el pañal a la hora del cambio, que participe en el baño, que ayude a darle el biberón (en caso de que lo uséis) … Hay muchísimas posibilidades, lo importante es hacer que el o la mayor se sienta útil e integrada en todo momento.

e) Por último, como he contado en el punto 8 del apartado anterior, es crucial recordarle a la criatura mayor lo importante que es para su hermanito o hermanita, lo mucho que éste le necesita, todo lo que le puede enseñar por ser la mayor y el vínculo tan especial que tendrán durante toda su vida. Su hermana o hermano será su mejor aliado y amigo, un tesoro que hay que cuidar. Y es fundamental ayudarles a ambos a consolidar y perpetuar los sentimientos de amor incondicional y respeto hacia el otro durante toda su vida. 

¿Qué opinas? ¿Te ha parecido útil esta información? ¿Estás pasando o has pasado por un episodio agudo de celos entre hermanos o hermanas? Cuéntame tu experiencia. Si tienes cualquier duda o consulta, puedes contármela sin compromiso, intentaré ayudarte. Y como siempre, si te ha gustado mi artículo puedes compartirlo, dejarme un comentario, ¡que me hará muchísima ilusión!, y seguirme en mis redes sociales. ¡Mil gracias!

https://www.serpadres.es/3-6-anos/educacion-desarrollo/articulo/como-actuar-con-los-hermanos-mayores-cuando-sienten-celos-de-los-pequenos-841485949995

https://www.guiainfantil.com/educacion/celos/que-pasa-en-el-cerebro-de-los-ninos-al-sentir-celos-de-sus-hermanos/

Licenciada en Psicopedagogía. Profesional PAS certificada.

Eva H. Hernanz

Madrid

contacta@mamaevapsicopedagoga.com

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Niños y niñas con sexto sentido: cómo reconocer y potenciar su intuición

Todas las personas conocemos a alguien capaz de “ver” algo antes de que ocurra, que se adelanta y se prepara para lo que sabe que va a suceder, aunque nadie más lo vea… Decimos de esa persona que es intuitiva o que tiene mucha intuición.

La intuición es la capacidad de comprender las cosas de forma inmediata, directa y autoevidente, sin necesidad de una deducción o de un razonamiento previo más o menos complejo y elaborado.

La intuición, o mal llamado sexto sentido, no tiene nada de paranormal, ni mágico, ni esotérico, aunque, al igual que otros fenómenos y capacidades mentales del ser humano, puede resultar algo misterioso, puesto que muchas personas no tienen la información acerca de cómo funciona y no todos los seres humanos tienen esta facultad desarrollada en la misma medida.

Así que si has entrado a leer este artículo pensando que íbamos a tratar sobre fenómenos paranormales quizá te sientas un poco defraudada o defraudado. Sin embargo, si sigues leyendo te darás cuenta de que la realidad no tiene nada que envidiarle en magestuosidad a lo sobrenatural.

Según estudios recientes, se conoce que la intuición implica correlatos neuronales. Cuando se pone en marcha, se activan varias áreas del cerebro: una pequeña parte del lóbulo parietal superior, en medio de ambos hemisferios cerebrales, la corteza prefrontal ventromedial y el núcleo caudado, que forma parte de los ganglios basales.

Sin embargo, sigue habiendo algunas cosas acerca de la intuición que siguen siendo un misterio. Parte de la culpa reside en el hecho de que ni las propias personas que poseen una desarrollada intuición saben explicar en muchas ocasiones por qué tomaron la decisión acertada o por qué supieron algo de forma intuitiva. No saben explicarlo de forma racional porque su elección no se puede explicar con la lógica consciente.

Lo que también sabemos es que las PAS, personas altamente sensibles, poseen un rasgo de personalidad especial en el que la intuición juega un papel muy importante. El cerebro de las PAS procesa gran cantidad de información, mucha de ella de manera inconsciente. Esto les lleva a sacar conclusiones correctas o a tomar las decisiones adecuadas sin muchas veces saber por qué. Esto no significa que sean brujas o adivinas, sino que utilizan información que ni siquiera saben que poseen.

La mente intuitiva es un regalo sagrado.

Albert Einstein
Si tú tienes una gran intuición, seguro que ya lo sabes pero... ¿Cómo reconocerla en tu hija o hijo?
Si tú tienes una gran intuición, seguro que ya lo sabes pero… ¿Cómo reconocerla en tu hija o hijo?

La única cosa realmente valiosa es la intuición.

Albert Einstein

¿Qué características tienen los niños, niñas y, en general, las personas con una inteligencia intuitiva desarrollada?

Si tú tienes una gran intuición, seguramente ya sabes que la tienes, pero si eres madre/padre ¿cómo puedes saber si tu hijo o hija es asimismo intuitiva? Aquí te doy algunas claves de las personas con sexto sentido:

  • Son muy empáticas. Las personas altamente intuitivas tienen una habilidad especial para comprender cómo se sienten los demás. Una madre muy intuitiva sabrá cómo está su hijo o hija y qué le ocurre sin necesidad de hablar con ella, solo observándola. Por otro lado, las niñas y niños con buena intuición suelen ser más inestables emocionalmente porque, al contagiarse tan fácilmente de los sentimientos de los demás, pueden sentir más ira que el resto, más tristeza o más alegría… Además esto puede ocurrir de manera repentina y voluble.
  • Son grandes observadoras, pero observadoras de las emociones. Captan fácilmente detalles que pasan inadvertidos para las demás personas, señales no verbales y sutilezas que se desprenden de forma no intencionada de los comportamientos y las acciones de la gente.
  • Poseen una buena capacidad de adaptación, ya que de forma inconsciente se preparan para el cambio o el nuevo ambiente.
  • Tienen gran flexibilidad cognitiva y no les cuesta cambiar de parecer, de opinión o de planteamiento, ya que su pensamiento no es rígido y cerrado.
  • Hacen caso a las señales, actúan por corazonadas y aún así suelen tomar buenas decisiones. Obvio, ¿no?
  • Debido al apartado anterior, las personas con gran intuición asumen riesgos, cometen errores y aprenden de ellos.
  • Tienen un gran mundo interior. Al tener tan buen diálogo con su voz interior, estas personas tienden a pasar mucho tiempo consigo mismas, conectando con sus emociones, ensimismadas en sus cavilaciones y aisladas del mundo. Tanto adultos como criaturas suelen tener, por tanto, bastante ingenio y creatividad. Los niños y niñas con un rico mundo interior suelen ser, a su vez, algo retraídas e introvertidas (que no necesariamente tímidas, son dos cosas distintas).
  • Saben escuchar a su cuerpo y fluyen con él. Son personas capaces de captar las señales que el cuerpo les envía, sabiendo cuándo algo va mal. Las personas con sexto sentido se ponen a sí mismas como prioridad y no entienden, por ejemplo, esta sociedad obsesionada con el trabajo. Tienen reacciones viscerales y saben interpretarlas (dolor de estómago, náuseas, nudo en la garganta…). Las personas intuitivas también suelen captar cuándo su cuerpo necesita un alimento concreto, por ejemplo, o qué les va bien o mal.
  • Son realistas, cosa que las personas de alrededor pueden confundir con pesimismo (esto no quita para que también lo sean). Al saber frecuentemente de antemano qué va a suceder, en ocasiones las personas intuitivas auguran desenlaces desagradables, cosa que los demás pueden confundir con negativismo.
Las personas muy intuitivas tienen un gran mundo interior
Las personas muy intuitivas tienen un gran mundo interior

¿Cómo podemos ayudar a nuestros pequeños y pequeñas a desarrollar y mejorar su intuición?

  • Mostrando una elevada autoconfianza en nosotras mismas y potenciando a su vez la autoestima y la seguridad en sí mismas de las criaturas. (Ver artículo de este blog sobre Autoestima y seguridad en los niños/as.)
  • Ofreciéndoles actividades que desarrollen su creatividad e imaginación. (Ver artículo de este blog sobre Pensamiento crítico.)
  • Manteniendo una buena y sólida comunicación con ellos.
  • Incentivando el juego y los espacios para la relajación que necesiten.
  • Ayudándoles a potenciar su empatía. Cuando mayor y más profundo sea su conocimiento, comprensión y conexión con otras personas, más se desarrollará la intuición sobre ellas. (Ver artículo de este blog sobre Empatía y ecpatía, los dos pesos de la misma balanza.)
  • Teniendo frecuente contacto con la naturaleza: hacer excursiones a la montaña, dar largas caminatas por el bosque o por la playa… El contacto con el medio ambiente promueve el pensamiento crítico y la resolución de problemas, agudiza los sentidos, desarrolla la creatividad y la imaginación. Y todo esto promueve la intuición.
  • Creando un entorno seguro, armonioso y libre de estrés.
  • Proporcionándoles los espacios y los tiempos que necesiten para estar solas y solos consigo mismos.
  • Enseñándoles a practicar técnicas de relajación: control de la respiración, mindfulness para niños y niñas, yoga infantil…

¿Qué te ha parecido este artículo? ¿Eres una persona con mucha intuición o conoces a alguien que lo sea? Si es así ¡compártelo! Recuerda que también puedes dejarme un comentario o seguirme en mis redes sociales. Y como siempre ¡muchas gracias por leerme!

https://lamenteesmaravillosa.com/sexto-sentido-voz-intuicion/

https://lamenteesmaravillosa.com/la-intuicion-es-el-alma-que-nos-habla/

https://www.guiainfantil.com/blog/educacion/que-diferencia-a-los-padres-y-ninos-con-una-intuicion-especial-de-los-demas/

https://psicologiaymente.com/personalidad/personas-intuitivas

¿Crees tener una relación familiar o de pareja con una persona narcisista pero no lo sabes con seguridad? Puedes salir de dudas accediendo al Cuestionario gratuito de 25 preguntas para saber si mantienes una relación con una persona narcisista¡Estás a unos pocos minutos de saber si esa relación te está dañando significativamente y poder empezar a tomar acción para sanar!

Licenciada en Psicopedagogía. Profesional PAS certificada.

Eva H. Hernanz

Madrid

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Desarrollo moral. Niveles y etapas según Kohlberg

Todas las personas tenemos unas opiniones e ideas sobre lo que está bien y lo que está mal. A medida que van creciendo, los niños y niñas también las tienen. Pero su concepto del bien o el mal va modificándose a medida que su perspectiva del mundo y su concepción de sí mismas y de los demás se va desarrollando.

El psicólogo estadounidense Lawrence Kohlberg (1927-1987), de la Universidad de Harvard y discípulo de Piaget, se interesó en estudiar la forma en que las personas razonan los problemas de tipo moral. De esta manera creó la teoría del desarrollo moral, que sigue vigente en la actualidad.

Según esta teoría existen 3 niveles de desarrollo moral, que explican las diferentes maneras de razonar que tiene un individuo a medida que va creciendo. Estos tres niveles se subdividen en dos etapas cada uno, es decir, en total hay 6 etapas de desarrollo. Pero, y he aquí lo realmente interesante, no todas las personas alcanzan todas las etapas. Es decir, hay personas adultas cuyo nivel de desarrollo moral se queda en las etapas 3, 4 ó 5.  ¿No es apasionante? A mí sí me lo parece.

Cuando en clase se tratan este tipo de cuestiones se suelen plantear casos hipotéticos en los que los alumnos y alumnas tienen que responder, por ejemplo, si robar un medicamento está bien. Ahora se complica la cosa explicando que quien roba el medicamento es un joven pobre, hijo de una mujer muy enferma. Además, a quien roba el joven es a un importante magnate millonario que tiene una farmacéutica. El joven no puede pagar la medicina, que salvaría la vida de su madre. Este joven ha intentado negociar un precio asequible con el magnate, le ha suplicado, pero éste se ha negado y quiere cobrarle un precio elevadísimo, abusivo por el medicamento. Ante la negativa del propietario de la farmacéutica el joven se plantea sustraer la medicina que salvará la vida de su madre. ¿Sigue estando bien o mal robar en este caso? Y lo que realmente importa en este planteamiento, ¿por qué está bien o mal? Según respondan las alumnas y alumnos se puede observar fácilmente en qué categoría moral se sitúan.

Pues bien, vamos a explicar los niveles de desarrollo moral usando el ejemplo anterior.

El nivel preconvencional de desarrollo moral abarca hasta aproximadamente los 9 años
El nivel preconvencional de desarrollo moral abarca hasta aproximadamente los 9 años

NIVEL 1. PRECONVENCIONAL. (Hasta los 9 años aproximadamente)

Etapa 1. Orientación hacia el castigo y la obediencia. En esta etapa la persona asume que existe una autoridad superior que es quien impone un sistema de normas que se deben obedecer sin cuestionar. De esta forma el sujeto busca la satisfacción de las propias necesidades, evitando el castigo.

Respecto al supuesto anterior, una criatura que se encuentre en esta etapa contestaría que robar es malo. Está mal porque te castigan, porque va contra la ley. En este planteamiento se obvia la moralidad, que se entiende como algo externo, propio de las personas mayores que son quienes deciden qué es lo que se debe o no hacer.

Etapa 2. Orientación hacia el individualismo y el intercambio. En esta segunda etapa la persona reconoce que no tiene por qué haber un solo punto de vista correcto, el que transmite la autoridad, sino que puede haber varios. Por tanto, se empieza a asumir que puede existir un choque de intereses, un dilema moral, cosa que no existía en la etapa anterior. Pero el sujeto opta aquí por el individualismo egocéntrico: cada uno defiende lo suyo y obra en consecuencia. Si se llega a un acuerdo entre las partes, se deberá respetar por el intercambio de favores y la seguridad que esto conlleva. “Yo te respeto si tú me respetas”, como puede ocurrir entre mafias o clanes, pero aún no por identificación con los valores de una comunidad. 

Respecto al supuesto, una niña o niño en esta etapa podría razonar diciendo que está bien que el joven robe para salvar la vida de su madre porque él es pequeño y necesita a su madre para que le cuide. O por el contrario podría argumentar que si su madre es muy vieja y se va a morir pronto, igual no merece la pena arriesgarse a ir a la cárcel por salvarle la vida. Otra argumentación en esta etapa es que el empresario se merece que le roben, ya que se portó mal con el joven o que al fin y al cabo no necesita dinero porque es millonario. Otra respuesta más podría ser que el muchacho puede llevarse el medicamento y después devolver el favor al magnate.

El nivel convencional de desarrollo moral suele durar hasta la adolescencia, aunque depende de la persona
El nivel convencional de desarrollo moral suele durar hasta la adolescencia, aunque depende de la persona

NIVEL 2. CONVENCIONAL. (Desde los 10 años o más hasta la adolescencia)

Etapa 3. Buenas relaciones interpersonales. Aquí la persona entiende la moral como algo más que favores y tratos entre personas. Los individuos deben cumplir con las expectativas familiares o grupales para ser aceptados. Deber comportarse bien, mostrando empatía, amor, confianza, etc., por otros. En esta etapa lo que está bien o mal encaja dentro de unos valores morales compartidos por la comunidad o el grupo.

En respuesta al supuesto, en esta etapa un niño o niña podría contestar que está bien que el joven intente robar por amor a su madre o que está mal la actitud del empresario por querer aprovecharse del muchacho y dejar que una persona muera, por lo que lo normal aquí es robarle.

Etapa 4. Mantenimiento del orden social. A diferencia de la anterior, que funciona mejor entre dos personas o con miembros de un grupo cercano sobre los que se conocen los sentimientos y necesidades, en esta etapa la persona se preocupa más por la sociedad como un todo. El interés aquí recae en obedecer las leyes, respetar a la autoridad y encauzar los propios actos en aras de mantener el orden social establecido. La sociedad, las personas se entienden en esta etapa como obligadas a cumplir con una estructura legal.

En relación al supuesto, aquí la persona puede argumentar algo tal que, aunque el joven tiene buenos motivos, el robo es intolerable. El fin no justifica los medios y, por muy buenas que sean las razones, la ley no se debe quebrantar bajo ningún concepto.

La diferencia, entonces, con la etapa 1 (en la que la criatura también argumenta que robar está mal, va contra la ley y se puede acabar en la cárcel) está en la concepción que en esta fase se tiene sobre la función que las leyes tienen para la sociedad.

No todas las personas alcanzan la etapa 6 del nivel post-convencional de desarrollo moral
No todas las personas alcanzan la etapa 6 del nivel post-convencional de desarrollo moral

NIVEL 3. POST-CONVENCIONAL

Etapa 5. Contrato social. En esta etapa surge la duda de si las normas y leyes que rigen la sociedad que se pretende sostener en la etapa anterior son verdaderamente justas y acertadas. Por lo tanto, aquí la persona se plantea qué es lo que hace a una sociedad realmente buena. Con esta pregunta quizá llegue a la conclusión de que el funcionamiento de la sociedad (población, estado, país…) en la que vive no es el correcto, dificulta la calidad de vida de sus integrantes o no respeta los derechos y valores que una sociedad debería tener.

De acuerdo con la etapa anterior, la etapa 4 del desarrollo moral, una persona que vive en un régimen totalitario puede pensar que cumplir con las normas es lo que se debe hacer para que todo esté bien. Pero si se encuentra en esta etapa, esa misma persona llegará a la conclusión de que la suya no es una sociedad buena ni justa, por lo que cumplir ciertas normas tampoco se puede decir que esté del todo bien.

Pensemos por ejemplo en la esclavitud cuando era legal. O en la sociedad china o de Corea del Norte, en el adoctrinamiento a sus integrantes y, por tanto, en el pensamiento de muchos de ellos… Muchas personas chinas y norcoreanas piensan que cumplir las normas de su sociedad es lo que hay que hacer, que sus leyes están bien, que son por el bien de su comunidad. Otras no pensarán así, encontrándose en esta etapa de desarrollo moral, pero tampoco creo que lo puedan expresar libremente… En fin, esto es harina de otro costal…

Centrémonos en nuestro supuesto práctico. Una persona en esta etapa argumentará que, aunque no está de acuerdo con violar las leyes, las cuales se deben cambiar de forma democrática si no estamos de acuerdo con ellas, el derecho a la vida de la mujer está por encima de todo. Por lo tanto, en este caso el robo del joven queda justificado, ya que salvar la vida de su madre es la prioridad.

Etapa 6. Principios universales. El razonamiento moral propio de esta etapa es abstracto y se basa en principios morales universales independientes de las propias leyes.

En relación al supuesto con el que hemos estado trabajando, Kohlberg llegó a la conclusión de que los dilemas morales no eran útiles para distinguir el razonamiento moral de las etapas 5 y 6. Dichos dilemas tienen poca capacidad diagnóstica para distinguir la mayor concepción de los principios universales que tienen las personas en la etapa 6, respecto de quienes se encuentren en la etapa anterior.

Una cuestión que ayuda a diferenciar las etapas 5 y 6 es el tema de la desobediencia civil. Un individuo que se encuentra en la etapa 5 sería más reticente a apoyar la desobediencia civil y sólo aprobaría el cambio de leyes a través de los procesos democráticos. Sin embargo, los procesos democráticos no siempre son justos para todos. Una ley puede beneficiar a una mayoría, pero perjudicar a una minoría. ¿Es entonces justa? En la etapa 6 la persona estaría de acuerdo en la lucha por los derechos de esa minoría, violando la ley y acudiendo a la desobediencia civil si fuera necesario.

“Martin Luther King, por ejemplo, sostuvo que las leyes sólo son válidas en la medida en que se basen en la justicia, y que el compromiso con la justicia lleva consigo la obligación de desobedecer las leyes injustas. King también reconoce, por supuesto, la necesidad general de las leyes y los procesos democráticos (etapas 4 y 5), y él estaba dispuesto a aceptar penas por sus actos. Sin embargo, en aras de defender el principio primordial de justicia él creía que la desobediencia civil era necesaria.”

Kohlberg, 198 1, p. 43

ETAPAS DEL DESARROLLO MORAL DE KOHLBERG EXPLICADAS A TRAVÉS DEL DILEMA MORAL DE LA VACUNA DEL COVID

Desarrollo moral de Kohlberg. Nivel 4
Desarrollo moral de Kohlberg. Nivel 4
Desarrollo moral de Kohlberg. Nivel 5
Desarrollo moral de Kohlberg. Nivel 5
Desarrollo moral de Kohlberg. Nivel 6
Desarrollo moral de Kohlberg. Nivel 6

Realmente interesante, ¿verdad? ¿En qué etapa del desarrollo moral crees que te encuentras? ¿Qué habrías contestado al dilema propuesto? Si te ha gustado este artículo, no dudes en mandarme tu respuesta. También puedes compartir y seguirme en redes sociales. ¡Muchas gracias por leerme!

Kohlberg, L. 1958. The development of modes of moral thinking and choice in the years 10 to 16 — Tesis doctoral, University of Chicago

Kohlberg, L. 1969. Stage and Sequence: The Cognitive-Developmental Approach to Socialization. D. A. Goslin (Ed.)

Kohlberg, L. 1981. Essays on Moral Development. Vol. I & II. Harper & Row

https://repository.javeriana.edu.co/bitstream/handle/10554/7883/tesis15.pdf?sequence=1

https://psicologiaymente.com/desarrollo/teoria-desarrollo-moral-lawrence-kohlberg

https://lamenteesmaravillosa.com/la-teoria-del-desarrollo-moral-de-kohlberg/

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Licenciada en Psicopedagogía. Profesional PAS certificada.

Eva H. Hernanz

Madrid

contacta@mamaevapsicopedagoga.com

Publicado en Educación, Maternidad y crianza, Psicopedagogía

Educar con sentido común: crianza respetuosa sin modas

Actualmente estamos asistiendo a la fiebre de la etiqueta o lo que yo llamo “etiquetitis”.

El ser humano siempre ha sentido la necesidad de clasificar, agrupar y ordenar las cosas y las ideas, con el fin de explicar y hacer entender el mundo a los demás e incluso a sí mismo. Es una necesidad primitiva y de subsistencia (animales salvajes vs animales inofensivos, alimentos tóxicos vs alimentos nutritivos, etc.) Por otro lado, este recurso acarrea como consecuencia la creación de fronteras irreales, nos hace ver el mundo de forma fragmentada, con agrupaciones de ideas, objetos y cosas separadas artificialmente. Por tanto, las etiquetas a veces nos pueden ayudar a comprender lo que nos rodea, pero otras muchas pueden limitar nuestra perspectiva.

Actualmente estamos asistiendo a la fiebre de la etiqueta o lo que yo llamo “etiquetitis”. Todas y todos, a modo borreguil, tenemos que pertenecer a grupos o tendencias, ser de este equipo o de aquel, llevar por bandera una etiqueta o la contraria, ostentar un cartelito o el otro. Sin pararnos a pensar que esto es solo una estrategia del márketing, al que le interesa segmentarnos para crear grupos de consumo. A mayor número de grupos diferentes, más consumo. Yo soy de esto, de eso y de aquello; pues tengo que comprar, consumir y gastar de esto, de eso y de aquello. Si a esto le añadimos una necesidad tan humana como animal, la de pertenencia, ya tenemos la excusa perfecta para dividir, agrupar y contraponer a la población. Ya que de alguna manera todos sentimos la necesidad de pertenecer, de ser aceptados, así que nos sentimos arropados y validados “perteneciendo a”. Pero que a mí me guste el color azul no significa que odie a quien le guste el rosa. De hecho, a mí me gustan el azul y el rosa. Y los puedo combinar, mezclar o lucir cosas de los dos colores a la vez. Pues bien, esto que parece una tontería, en educación y en muchos ámbitos de la vida no es en absoluto tan fácil.

Las personas somos mucho más que una o varias etiquetas. Somos lo que hacemos, cómo lo hacemos, los porqués de lo que hacemos, pero también lo que no hacemos y por qué no lo hacemos. Detrás de cada decisión hay unas circunstancias y motivos particulares.

Hoy día hay que tener etiqueta o si tienes varias, mejor. Quien se muestra sin etiquetas parece que está vacía, que no tienen mensaje que transmitir, que no interesa. Hoy hay que ser fit, light, bio, sin, healthy, detox … Y en cuestión de educación y crianza ocurre algo similar; si no luces etiquetas estás anticuada. Horror. Ahora está de moda ponerse los cartelitos de “liga de la leche materna”, “colecho”, “baby led weaning”, “babywearing”, “crianza positiva”, “crianza con apego”, “crianza consciente”. Yo no sé vosotras, pero yo me mareo con tanto nombrecito. Quien no los lleva puestos es como si automáticamente estuviera en contra o, mucho más peligroso, como si en materia educativa no fuera plenamente sabedora de lo que hace y por qué. Obviamente, huelga decir que no es así. Las personas somos mucho más que una o varias etiquetas. Somos lo que hacemos, cómo lo hacemos, los porqués de lo que hacemos, pero también lo que no hacemos y por qué no lo hacemos. Detrás de cada decisión hay unas circunstancias y motivos particulares.

Creo que debería estar de más decir esto, pero desgraciadamente no sobra recordar que, por ejemplo, hay muchas madres a favor de la leche materna y sus beneficios para el bebé que, sin embargo, por múltiples razones, no han podido dar a sus hijas o hijos el pecho, o no tanto como idealmente les hubiera gustado. Y no por ello hay que demonizarlas, hacerlas sentir peores madres o madres incompletas, ni excluirlas de una patada del grupito “pro lactancia materna”. Y este no es un ejemplo baladí, hay mamás realmente traumatizadas por esta psicosis de encasillar y encasillarse.

La crianza natural y la crianza respetuosa no son la misma corriente, aunque a veces se confunden
La crianza natural y la crianza respetuosa no son la misma corriente, aunque a veces se confunden

El problema reside, a mi parecer, en las modas y la necesidad de adherirse a ellas.

No pretendo dictaminar qué debe hacer cada una con sus hijos e hijas, no es la finalidad de este artículo (ni de mi blog). Seguramente, salvo extrañas excepciones, cada madre y padre hace lo que puede, lo que sabe y lo que considera que es mejor. Cada familia puede hacer lo que le parezca oportuno, aquello en lo que crea y con lo que se sienta cómoda. Eso sí, siempre que se respeten los derechos, las necesidades, la integridad y la seguridad de la criatura, así como los derechos y las necesidades básicas de los demás miembros de la familia y de la gente con la que se va a relacionar. Dentro de esto, el abanico es tan amplio como respetable. Teniendo en cuenta lo anteriormente dicho, mientras una crea en lo que hace, esté bien informada (y formada si es necesario) de cómo y por qué, y lo lleve a la práctica desde el respeto a todas las partes, puede hacer de su capa un sayo. Que cada persona le dé de comer a su hija lo que quiera, cuándo y como quiera. Que cada madre duerma cómo y con quien quiera. Y que cada uno gestione los conflictos con sus hijos e hijas como le venga en gana.

El problema reside, a mi parecer, en las modas y la necesidad de adherirse a ellas. Y el aprovechamiento que algunas personas hacen de esta necesidad. Ahora me explicaré mejor y desarrollaré al respecto lo más concisamente que pueda. Hablo específicamente de las llamadas crianza con apego/natural y crianza positiva/respetuosa. Estas formas de crianza están absolutamente en boga ahora mismo. Si no te adhieres a ellas, si no llevas la etiqueta por bandera estás muy perdido, eres un antiguo, un cavernícola de la educación. Pues bien, de entrada, y esta es mi opinión, con estos titulitos partimos de la premisa de que otra forma de hacer es negativa, sin apego o sin respeto, lo cual a mí me resulta ofensivo. Pero dejando el tema del nombre de lado, que esto es solo una opinión, por supuesto que no estoy en contra de estas dos corrientes. Cuanto más leo sobre ellas y más me informo, más me doy cuenta de lo lógico de sus planteamientos, de sus líneas de pensamiento y de muchos de sus preceptos. Pero, ojo, no creo que sea necesario o se pueda cumplirlos todos, todo el tiempo, en todas las ocasiones y circunstancias. Sin entrar a desarrollarlas, porque existe múltiple bibliografía al respecto y tampoco es la finalidad del presente post, vamos a describirlas brevemente. De entrada, explicar que no son lo mismo, ya que mucha gente las confunde.

La crianza con apego o natural (attachment parenting) pretende crear, desde la naturalidad y las conductas instintivas, un vínculo emocional sólido entre bebé y cuidador o cuidadora, normalmente la madre y el padre. Se basa en las siguientes claves: método canguro o piel con piel, lactancia materna, babywearing o, lo que es lo mismo, porteo y llevar a la criatura en brazos, hacer colecho, no dejarle llorar y la no escolarización hasta al menos los 3 años, entre otras.

La crianza positiva o respetuosa es una forma de educación que se preocupa por entender y respetar a la criatura y sus necesidades, fomentando habilidades como la empatía, la autonomía y la comunicación. Se sustenta en estas claves: amor y cariño hacia el niño o niña, autorregular las propias emociones para que la criatura aprenda también a hacerlo, ponerse a su altura, comunicación y diálogo constantes, fomentar que el o la peque haga las cosas por sí misma, decirle que no de forma positiva (sin utilizar la palabra no), entre otras.

En relación a la crianza con apego he de decir que, si bien sus indicaciones pueden estar muy bien y ser muy acertadas para algunas familias, quizá no lo sean tanto para otras. Como dije más arriba, hay madres que, por múltiples motivos que no voy a enumerar, no pueden o deciden no dar el pecho a su bebé. Hay familias que no consideran el colecho como una de sus prácticas, familias que, por variadas razones, no quieren o no pueden coger al niño o niña cada vez que llora… Hay centenares de ejemplos, estos son sólo algunos. En estos casos, y en muchos otros, el bienestar, la salud física y mental, el descanso, etc., de todas las partes implicadas es fundamental. Si la madre y el padre están bien, las criaturas estarán bien. Si los padres se sienten presionados a hacer algo en lo que no confían, con lo que no se sienten cómodos o simplemente que no se sienten capaces o no pueden hacer, al final su malestar repercutirá directamente en su relación con sus hijos o hijas. Ya sea por sentimientos de culpa, por cansancio físico o mental, por frustración o por cualquier otro sentimiento negativo, la mala relación entre madre-criatura resulta mucho más dañina que el realizar o no estas prácticas. Existen otras maneras de establecer un fuerte vínculo con el o la menor que resultan igualmente válidas. Darles muchas muestras de cariño (besarles, abrazarles, acariciarles), hablarles mucho y hacerlo con dulzura y amabilidad, cantarles, cogerles en brazos, bailar o jugar con ellas, hacerles cosquillas, darles masajes, son algunas de ellas. Por último añadir que, por la propia naturaleza de los principios en los que se basa, esta corriente tiene su limitación en el tiempo, pues a partir de cierta edad deja de ser aplicable.

La clave está en la mala interpretación que sus padres hacen de la crianza positiva. Madres y padres que no ponen límites, imprescindibles para el adecuado desarrollo y la adaptación de la criatura al mundo que le rodea. Madres y padres que confunden firmeza con autoritarismo (…) y por tanto acaban siendo absolutamente laxos. (…) Madres y padres que no saben establecer normas básicas, que son imprescindibles para aportar seguridad a los niños y niñas. Madres y padres que creen que la palabra “no” está maldita.

Hay madres y padres que confunden firmeza con autoritarismo
Hay madres y padres que confunden firmeza con autoritarismo

Parte de la culpa de todo esto la tienen las modas y la creencia que tienen algunas personas de que por el hecho de ser madres/padres ya se sabe intrínsecamente de educación. La otra gran parte de la culpa la tiene la falta de redes de apoyo actual a madres y padres.

Respecto a la crianza positiva, cómo estar en contra de autorregular las propias emociones, de intentar ver las cosas desde el punto de vista de mis hijos, de validar sus emociones, de buscar soluciones conjuntas a los conflictos, de fomentar su autonomía… Qué madre o padre no querría estos pilares para la educación de sus hijas e hijos. Pero al estar de moda tiene montones de seguidores (como todas las modas) que no entienden correctamente las enseñanzas de esta corriente y, por lo tanto, no las aplican bien. Así nos encontramos con criaturas que no saben comportarse en lugares públicos, que son maleducadas, impertinentes e incluso desafiantes con los desconocidos que les llaman la atención o con las figuras de autoridad. Con niñas y niños, en definitiva, inadaptados sociales, consentidos y tiranos. Y esto no es precisamente lo que persigue la crianza respetuosa. Yo me he encontrado a lo largo de mi trayectoria profesional con muchísimas criaturas así. Me los sigo encontrando, cada día más. La clave está en la mala interpretación que sus padres hacen de la crianza positiva. Madres y padres que no ponen límites, imprescindibles para el adecuado desarrollo y la adaptación de la criatura al mundo que le rodea. Madres y padres que confunden firmeza con autoritarismo (importantísimo este punto) y por tanto acaban siendo absolutamente laxos (podéis leer más a este respecto en el artículo del blog sobre Estilos educativos parentales). Madres y padres que no saben establecer normas básicas, que son imprescindibles para aportar seguridad a los niños y niñas. Madres y padres que creen que la palabra “no” está maldita. Y no, señoras, la palabra “no”, del latín non, adverbio de negación, es una de las 93.111 palabras que contiene, según su última revisión en 2019, el diccionario de la Real Academia Española de la lengua. Utilicémosla. En ocasiones es necesaria. Las niñas y niños deben conocer de su existencia, pues forma parte de nuestro idioma. De hecho es muy importante. En el mundo existen las prohibiciones, la civilización está llena de señales o cartelitos de “no pasar”, “no hablar”, “no tocar” que debemos respetar. ¿O deberíamos poner “qué les parece si mejor van por otro lado”? De verdad que en ocasiones se llega a unos niveles de absurdez preocupantes…

Muchas de las enseñanzas de la crianza con apego parten de lo natural, de lo instintivo, de lo que abuelas de antaño nos dirían que hiciésemos e hicieron ellas mismas. Por el contrario, la crianza positiva viene a remendar o corregir todos los errores de crianza que cometieron nuestras madres, padres y abuelas.

Parte de la culpa de todo esto la tienen las modas y la creencia que tienen algunas personas de que por el hecho de ser madres/padres ya se sabe intrínsecamente de educación. La otra gran parte de la culpa la tiene la falta de redes de apoyo actual a madres y padres. Antes, y antes de antes, eran las madres y las abuelas, las nodrizas y las amas de cría las que enseñaban a las primerizas cómo criar a su hijo o hija. Hoy en día las madres y padres, en gran medida, se encuentran solos ante el peligro. Y muchos de ellos no saben de antemano nada de bebés, de educación ni de crianza. Por lo que, o bien hacen lo que suponen que es correcto, o lo que recuerdan que hicieron con ellos, o se ponen a leer y se encuentran con lo que “se lleva” o lo que se supone que hay que hacer hoy en día para ser “in”. Muchas de las enseñanzas de la crianza con apego, oh casualidad, parten de lo natural, de lo instintivo, de lo que abuelas de antaño nos dirían que hiciésemos e hicieron ellas mismas. Por el contrario, la crianza positiva viene a remendar o corregir todos los errores de crianza que cometieron nuestras madres, padres y abuelas.

Pero entonces, ¿qué pasa si estas madres y padres modernos sin red de apoyo y con escasos conocimientos sobre criaturas y educación realizan un cursito intensivo de fin de semana sobre crianza respetuosa, previo pago de 500 euros? Pues podría ocurrir que piensen, ¡porque así se lo hacen creer!, que como “expertos” que son ya pueden formar a otras familias y ganarse un sueldito a su costa. Mucho cuidado con esto. Nunca voy a criticar a unos padres que desean formarse y mejorar la forma de educar a sus hijas e hijos. Todo lo contrario, me parece excelente. Tampoco desprecio la formación ni la trayectoria de las creadoras de esta fórmula, que sé que es muy buena, ni los contenidos impartidos. Lo que no comparto es que por una atractiva suma de dinero por cabeza y unas escuetas horas de curso hagamos creer a los asistentes que son los wonderwoman y wonderman de la educación. Además, seamos lógicos, no es lo mismo que reciba este curso un papá maestro que, por ejemplo, una mamá ingeniera de minas, llamémosla Pepa, sin formación previa en temas educativos.

Yo por si acaso recomendaría adscribirse a la crianza con sentido común.

Pero, ojito, hay algo mucho más preocupante que el que Pepa se crea pedagoga tras asistir a un curso de crianza positiva, y es que se lo crea después de leerse un libro, ojear un artículo y ver un tutorial en youtube sobre el tema. Suele pasar además que en estos casos una busca información que viene a confirmar lo que una quiere creer, no se suele leer bibliografía sobre corrientes opuestas, por ejemplo. Pues bien, puede ocurrir, y vaya si ocurre, que con lo que Pepa ha querido entender sobre lo que ha leído, lo que ponga en práctica no ayude precisamente a la capacitación de su hijo Pepito, sino más bien, como he explicado más arriba, a consentirlo hasta límites preocupantes, todo en nombre de la crianza positiva. Por supuesto que hay familias que lo hacen bien, muy bien o de lujo, pero no es sobre ellas que estoy hablando, sino de una amplia mayoría que no se desenvuelve así. Yo por si acaso recomendaría adscribirse a la crianza con sentido común. Me parece mucho más segura, completa y bebe de todas las corrientes, pues todas tienen enseñanzas útiles y valiosas.

¿Y vosotros? ¿Le ponéis alguna etiqueta a vuestra forma de crianza?

https://mipediatraonline.com/crianza-respetuosa-no-crianza-natural/

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Licenciada en Psicopedagogía. Profesional PAS certificada.

Eva H. Hernanz

Madrid

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Estilos educativos parentales: descubre cuál es el tuyo y mejora la crianza

La manera en que nos relacionamos con nuestros hijos e hijas, la forma en la que deliberada o no intencionadamente aplicamos nuestras estrategias de crianza influyen enormemente en su desarrollo psicológico.

En cualquier caso, es muy importante que las madres y padres tomemos conciencia sobre qué método educativo utilizamos habitualmente para así poder autorregular nuestra labor educativa con las criaturas. Lo primordial es saber lo que queremos para nuestros y nuestras peques y cómo conseguirlo, trabajando en esa línea pero permitiéndonos cometer errores y no ser excesivamente exigentes con nosotras mismas y mismos. Es importante conocer nuestros fallos o limitaciones e intentar mejorar día a día. También es interesante repasar los métodos utilizados por nuestros padres, evaluarlos para discernir qué cosas hacían bien y qué cosas hacían mal y aprender de ello para no repetir patrones indeseados. Si ponemos en práctica nuestro pensamiento crítico (“Pensamiento crítico. Cómo fomentarlo en los niños/as«) podemos distinguir mejor qué usos y maneras se utilizan por tradición o “porque a mí me educaron así” y cuáles por convicción.

Existen cuatro estilos educativos que madres y padres pueden adoptar. Muchas veces no se aplican de forma íntegra y lineal, sino que se cabalga entre unos y otros, fluctuando la intensidad, la frecuencia, etc. Estos estilos son:

Estilo educativo autoritario
Estilo educativo autoritario
  • Estilo autoritario. Las madres y padres autoritarios ejercen excesivo control, son personas exigentes, severas, poco cercanas, poco receptivas, fomentan la obediencia, ya que emplean reglas muy estrictas, son propensas al castigo y, en los casos más extremos, a la violencia verbal y/o física.

Este estilo favorece el rencor hacia los padres o madres y fomenta criaturas con baja autoestima, ya que sienten que no se tienen en cuenta sus necesidades, sentimientos ni deseos. Contrariamente también puede favorecer que los niños y niñas se tornen agresivas o violentas.

Estilo educativo democrático
Estilo educativo democrático
  • Estilo democrático. Los padres y madres democráticas son personas firmes pero afectuosas, responsables, cercanas, receptivas, comunicativas y respetuosas. Ponen límites y normas, la mayoría de las cuales suelen estar abiertas al diálogo y la negociación.

En este caso las criaturas suelen tener una mayor autoestima y ser más felices. Este estilo fomenta también la asertividad y la responsabilidad.

Estilo educativo negligente
Estilo educativo negligente
  • Estilo negligente (o indiferente). Las madres y padres negligentes no se implican en la educación de sus hijos e hijas, no les apoyan, no tienen en cuenta sus necesidades, no dan muestras de cariño ni ejercen ningún tipo de control o disciplina. En general, tienen un papel absolutamente pasivo o indiferente sobre las criaturas.

Este estilo está directamente relacionado con baja autoestima de las criaturas y problemas emocionales y psicológicos más o menos importantes.

Estilo educativo permisivo
Estilo educativo permisivo
  • Estilo permisivo (o sobreprotector). Los padres y madres con este estilo educativo son personas afectuosas y comunicativas, pero excesivamente permisivas. No establecen ningún tipo de disciplina, ejerciendo poco control sobre las situaciones y mostrándose muy poco firmes.

Muchas madres y padres hoy en día adoptan este estilo pensando que sus hijos e hijas serán así más felices (otros también lo hacen por comodidad), sin darse cuenta de que a largo plazo esto acarreará consecuencias emocionales serias en sus peques.

Por culpa de este estilo las criaturas suelen presentar problemas de comportamiento y de adaptación social, ya que probablemente no harán caso a la autoridad ni a las reglas establecidas. También pueden presentar baja autoestima y tristeza. En casos graves la tristeza puede derivar en depresión. También pueden convertirse en personas caprichosas y consentidas, es decir, en niños y niñas tiranas y en adolescentes y adultos narcisistas.

cuadro estilos educaticos parentales

Es obvio que el estilo parental deseado es el democrático, pero todos hemos pecado en alguna ocasión de autoritarios o permisivos… O incluso de negligentes pensando «ya se ocupará su madre/padre…» ¿Qué opináis?

¿Os reconocéis en uno o varios de estos estilos?

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https://psicologiaymente.com/desarrollo/estilos-educativos

http://www.eduforics.com/es/los-estilos-educativos-en-la-familia-y-como-se-manifiestan-en-el-aula/

https://www.apa.org/act/resources/espanol/crianza

https://www.mentesabiertaspsicologia.com/blog-psicologia/tipos-de-apego-y-sus-implicaciones-psicologicas

https://somosestupendas.com/tipos-de-apego/

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Eva H. Hernanz

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Pensamiento crítico en la infancia. Cómo fomentarlo desde casa

Según Robert Swartz, doctor en filosofía, graduado por la Universidad de Harvard, profesor emérito en la Universidad de Massachusetts, experto en pedagogía educativa y autor de numerosos libros y artículos sobre enseñanza, pensamiento crítico y creativo, el 90% de la población mundial no sabe pensar.

https://aprendemosjuntos.elpais.com/especial/ensenar-a-pensar-mejor-robert-swartz/
Entrevista a Robert Swartz

Según explica Robert Swartz, la culpa es de la escuela del siglo XXI, ya que en la mayoría de los sistemas educativos del planeta prima el adoctrinamiento, la disciplina y la instrucción. Estas formas de enseñanza dejan a quienes aprenden un papel absolutamente pasivo en todos estos procesos, pues sólo reciben información seleccionada que tienen que interiorizar, memorizar y retener. Es decir, no son partícipes en ningún momento en su proceso de enseñanza-aprendizaje.

El pensamiento crítico es la capacidad de utilizar la inteligencia y los conocimientos propios para dudar de una información, analizarla y evaluarla para llegar a una opinión razonable y justificada al respecto.

Fomentar el pensamiento crítico en las criaturas es la mejor manera de formar personas libres y con criterio propio. Poseer un pensamiento crítico significa:

🍁 Querer llegar a la comprensión profunda del objeto de estudio o tema en cuestión.

🍁 Ser capaz de enfocar un tema desde distintos ángulos o perspectivas.

🍁 Establecer unos valores razonados y fuertes que se aplicarán en la toma de decisiones.

🍁 Tomar decisiones racionales, autónomas y responsables sin dejarse llevar por prejuicios o por las opiniones de otras personas.

"A los niños se les debe enseñar a pensar, no qué pensar. "
Margaret Mead.
«A los niños se les debe enseñar a pensar, no qué pensar. » Margaret Mead

¿Qué podemos hacer nosotros y nosotras para potenciar el pensamiento crítico en las criaturas?

🌱 Ofrecerles juegos y actividades que fomenten el pensamiento lógico: juegos de pistas, resolución de problemas, jeroglíficos, construcciones, puzzles, fábulas con moraleja, lecturas con preguntas cuya respuesta no está explícita, adivinanzas, etc. (En relación a la inteligencia lógico-matemática, explicada en la entrada del blog sobre Las ocho Inteligencias según Howard Gardner.)

🌱 Educarles en inteligencia emocional, para que aprendan a entender y gestionar sus emociones y comprendan las de las demás personas.

🌱 Fomentar su amor por el conocimiento y su curiosidad.

🌱 Transmitirles valores fundamentales.

🌱 Acostumbrarles a pasar algunos ratos solos con ellos mismos y mismas. Hoy día existe mucha obsesión por que la criatura no se aburra, que esté continuamente estimulada, sin pararnos a pensar que el aburrimiento pone en marcha el pensamiento, la creatividad y la imaginación, esenciales para el pensamiento crítico.

🌱 Fomentar la reflexión antes de hablar o hacer algo. Instarles a meditar pausadamente sobre los pros, los contras y las posibles consecuencias.

🌱 Hacerles sentir personas amadas, válidas y competentes. (En relación a la entrada del blog sobre Seguridad y Autoestima.)

🌱 Evitar la sobreprotección. (En relación a la entrada del blog sobre Seguridad y Autoestima.)

🌱 Dejarles que sean criaturas autónomas, que toman pequeñas decisiones por sí mismas y que las corrijan cuando se equivoquen. (En relación a la entrada del blog sobre Seguridad y Autoestima.)

🌱 Fomentar el hábito lector. La lectura les acercará a otros mundos y a otros puntos de vista desde los que aprender y reflexionar. (Relacionado con la entrada en mi blog sobre Iniciación temprana a la lectura.)

Educados para NO pensar. José Luis Sampredro (mayo, 2011)

“Vivimos en un mundo de frases pegadizas, tendencias populares, modas, simplificaciones excesivas y desinformación. Esto se advierte en los ámbitos de la política, los medios sociales y los intereses económicos establecidos que dominan muchos campos de la información (…) Hoy es más importante que nunca cuestionar las fuentes, analizar los argumentos, buscar pruebas sólidas de las afirmaciones e identificar los sesgos ideológicos que hay detrás de los supuestos…”

Conrad Hughes

https://psicologiaymente.com/inteligencia/pensamiento-critico

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Licenciada en Psicopedagogía. Profesional PAS certificada.

Eva H. Hernanz

Madrid

contacta@mamaevapsicopedagoga.com

Publicado en Maternidad y crianza, Psicología, Psicopedagogía

Cómo fomentar la autoestima y la seguridad en la infancia. Elementos clave para un desarrollo emocional sano

La SEGURIDAD y la AUTOESTIMA en los niños y niñas debe fomentarse en los primeros años de vida. Si las y los pequeños sienten que son capaces, que pueden realizar actividades de forma independiente y que pueden cumplir con ciertas responsabilidades aumentará la seguridad en sí mismos, reforzando su autoestima y ayudando a su maduración y a su adaptación social.

Si las criaturas sienten que pueden asumir actividades y responsabilidades de forma independiente, aumentará la seguridad en sí mismas
Si las criaturas sienten que pueden asumir actividades y responsabilidades de forma independiente, aumentará la seguridad en sí mismas

Las personas adultas podemos hacer muchas cosas para ayudarles a fortalecer su autoestima y la seguridad en sí mismas. Algunas son:

🍂 Proponerles metas alcanzables, que sean capaces de cumplir. Si les marcamos objetivos demasiado difíciles, inasequibles o imposibles, nunca podrán cumplir exitosamente los propósitos y esto puede provocar en ellos frustración constante y sentimientos de incapacidad, torpeza e invalidez. Lo más perjudicial de fomentar este tipo de pensamientos negativos es que les pueden acompañar durante el resto de su vida, marcando su forma de enfrentarse a los nuevos retos, a los estudios, a las relaciones y, en definitiva, a la vida.

🍂 Asignarles pequeñas tareas que puedan realizar. Aquí muchas veces tendremos que poner en práctica nuestra paciencia, ya que lógicamente no harán las cosas tan rápido como nosotras, pero debemos aprender a darles su tiempo. Es posible que tampoco las hagan tan bien como nos gustaría, pero lo importante es lo que estamos trabajando, no que las cosas queden perfectas.

🍂 Valorar sus logros. Felicitarlos, elogiarlos y premiarlos (evitar premios materiales) cuando cumplen o consiguen pequeñas metas. El refuerzo positivo es muy importante. Lo más conveniente es utilizar palabras bonitas y amables, elogiar su esfuerzo o dedicación, por ejemplo. También podemos aplaudirles, abrazarles, besarles…

🍂 Lanzarles mensajes positivos y de confianza en sus capacidades. Un o una menor que percibe mensajes positivos sobre sí misma será más fácil que logre todo lo que se propone. Mientras que si le taladramos la cabeza constantemente con frases del tipo «no puedes», «no sabes», «no eres capaz», aunque lo hagamos sin mala intención, claro está, acabará interiorizándolo y se creerá incapaz de muchas cosas (teoría de la profecía autocumplida o efecto Pigmalión). No subestimemos el poder de la mente.

🍂 No sobreprotegerles. Este punto está muy relacionado con el anterior. A veces pensamos que les protegemos por su bien, pero les estamos limitando. Debemos dejarles hacer sin ser negligentes.

 🍂 Escucharles. Fomentar la comunicación y demostrar interés por las criaturas, por sus sentimientos, por sus problemas o sus inquietudes es una forma muy efectiva de reforzar su seguridad y autoestima. Les hará sentir personas importantes, con valor propio dentro del núcleo familiar.

🍂 Pasar tiempo de calidad a su lado. Jugar con ellas, pasear, hablar, ver y leer cuentos, cocinar juntas, montar en bici, ir al parque… Sacar tiempo para hacer actividades juntos en las que nuestros hijos e hijas sean el centro de atención. Mantengamos una comunicación fluida y disponibilidad absoluta en esos momentos, sin móviles, televisión, conversaciones con adultos, ni nada que nos distraiga de la interacción con las criaturas. Puede que el ritmo de vida que llevamos no nos permita muchos de estos instantes, pero es imprescindible rescatar alguno, al menos, cada semana.

🍂 Enseñarles a manejar la frustración. Sentir frustración a veces es positivo, pero debe estar equilibrada con la consecución de metas. Los y las menores deber aprender que no siempre las cosas salen como una quiere. Debemos validar esta emoción y los sentimientos que conlleva, haciéndoles entender que es normal que se sientan así y que esto ocurre a veces. Es bueno dejarles que se tomen su tiempo, pero también ofrecerles alternativas para canalizarla.

🍂 Enseñarles a reconocer, comprender y expresar sus emociones. Es importante que aprendan que todas sus emociones son válidas y no pasa nada por sentirlas.

🍂 Enseñarles a tomar pequeñas decisiones y asumir los riesgos que conllevan. No se debe confundir con que sea la criatura quien lo decida todo. Hay cosas que no son elegibles o negociables. Sentido común, siempre.

🍂 No compararles nunca con otras personas, con compañeras de clase, con sus hermanos… Lo que hacen puede parecernos bien o mal y se lo podemos hacer saber, pero nunca por comparación con otros seres humanos, ya que esto puede dañar profundamente su autoestima.

🍂 No criticarles, ridiculizarles, insultarles o reírse de las criaturas. Puede que hayan hecho algo que no esté bien y podemos criticar su conducta, pero nunca al pequeño o pequeña.

🍂 Demostrarles amor incondicional. Cada criatura es única y nuestro hijo o hija debe saber, notar y sentir que, aunque haya hecho algo incorrecto, nuestro amor por ella está y estará intacto. Nosotras sabemos que amamos a nuestra o nuestro pequeño incondicionalmente pero a veces nuestro tono, palabras y actos, si nos enfadamos, le pueden confundir. Hay que evitar esos mensajes confusos y sobre todo nunca jamás decir frases tales como «ya no te quiero», «no me siento orgullosa de ti», «nunca debí tenerte», «eres lo peor»…

No debemos nunca compararles, criticarles, ridiculizarles o insultarles
No debemos nunca compararles, criticarles, ridiculizarles o insultarles

Si ponemos en práctica todas estas claves nos daremos cuenta de que una niña o niño seguro y con una correcta autoestima no sólo será respetuoso, sino que será capaz de razonar y resolver situaciones por sí mismo de forma independiente y adecuada. ¿Qué opinas? Déjame tu comentario, estaré encantada de leerlo.

https://lamenteesmaravillosa.com/profecias-autocumplidas/

https://www.guiainfantil.com/articulos/educacion/motivacion/5-estrategias-para-ayudar-al-nino-inseguro/

https://lamenteesmaravillosa.com/12-maneras-de-fomentar-el-autoestima-infantil/

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Licenciada en Psicopedagogía. Profesional PAS certificada.

Eva H. Hernanz

Madrid

contacta@mamaevapsicopedagoga.com

Publicado en Educación, Psicopedagogía

Pilares de la Psicopedagogía: valores que sustentan el proceso de enseñanza – aprendizaje

Licenciada en Psicopedagogía. Profesional PAS certificada.

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