Os traigo un cuento de 2005 que yo descubrí en la Feria del Libro de 2009 en el parque del Retiro de Madrid y se lo compré a mi sobrino que por aquel entonces tenía 2 añitos. Es ¡Beso, beso!, de la autora Margaret Wild y la ilustradora Bridget Strevens-Marzo, editado por Ekaré.
Es un cuento tierno y sencillo, perfecto para los y las más chiquitinas. Tiene todos los ingredientes que gustan y atraen a las criaturas pequeñas: ilustraciones bonitas, personajes que son animales, poco texto fácil de entender y una estructura repetitiva.
¿Por qué las estructuras repetitivas tienen un atractivo especial para las niñas y los niños? Pues entre otras cosas porque: 1) les permiten predecir y anticipar lo que vendrá a continuación, 2) les posibilitan una participación más activa en la historia, 3) les confieren cierto sentido de estabilidad y seguridad, 4) conllevan un ritmo y una musicalidad muy reconfortantes para las criaturas.
Por todo lo anterior, esta obrita es un acierto para los y las peques y no tan peques. Con 4 años y medio que tienen, mis hijos me piden muy a menudo que se la lea y la disfrutan más ahora que de más chiquitos. A veces en las cosas más sencillas es donde más belleza encontramos y creo que eso es lo que ocurre con ¡Beso, beso!
Este precioso cuento narra las andanzas de un Bebé hipopótamo que una mañana tiene tanta prisa por ir a jugar que olvida darle un beso a su mamá. Así empieza esta adorable historia en la que acompañamos a Bebé hipopótamo en su viaje de ida y regreso con su mamá.
Hoy os vengo a hablar del álbum ilustrado El hilo invisible, de la editorial Penguin, que se publicó en 2020. Se trata del cuento más conocido de Miriam Tirado e ilustrado por Marta Moreno, de las que ya os hablé con Sensibles, libro este último que ayuda a comprender a grandes y peques qué es la alta sensibilidad y cómo se manifiesta.
En esta ocasión la autora, que también es consultora de crianza, nos cuenta una tierna historia que trata de manera original la forma en que las personas estamos conectadas con nuestros seres queridos. Un vínculo irrompible que va más allá de la distancia o la propia vida. En ella, su protagonista, una niña llamada Nura, descubre el «secreto» del hilo invisible que nos une, a través del ombligo, con las personas que más queremos y nos ayuda a vencer la tristeza, el miedo, la angustia y otros muchos sentimientos negativos que podemos experimentar cuando no tenemos cerca a quienes nos quieren y nos protegen.
El hilo invisible es una obrita que va un paso más allá del amor, los vínculos o la conexión personal y que puede utilizarse también para trabajar paralelamente la gestión emocional, la expresión de sentimientos y el duelo por la separación o la pérdida de un ser querido.
Las ilustraciones de «El hilo invisible», realizadas por Marta Moreno, son muy bonitas y coloridas
Las ilustraciones, al igual que las de Sensibles (2022), que se publicó después pero que en casa lo conocimos antes, son muy bonitas, coloridas y muy adecuadas para las y los peques de la casa.
Lo podéis encontrar en varios formatos: el álbum ilustrado «normal», una versión reducida y más pequeña en cartoné y la versión en pop up. Para las criaturas más pequeñas, quizá la versión estándar resulte algo larga, porque son 64 páginas y tiene bastante texto, por lo que la reducida puede ser una buena opción. En cualquier caso, sin duda es un cuento que ya se ha vuelto un imprescindible en cualquier biblioteca infantil.
Vuelvo con las reseñas literarias infantiles después de un tiempo de parón. Ahora que estamos en verano y parece que el tiempo invita a ello, al menos a mí, espero poder ir subiendo obras poco a poco. Hoy os hablo de esta famosa colección compuesta por los títulos ¿Una rana?, ¿Un caracol?, ¿Un ratón? y ¿Un gato? de Guido Van Genechten, editados en España por Edelvives.
Las primeras ocasiones que se utilicen, se puede jugar con el factor sorpresa, lo cual incentiva la curiosidad natural de las y los peques. Pero una vez que las criaturas ya los hayan visto unas cuantas veces, les será divertido anticiparse y acertar qué animal viene después. Además, al ser libros sin texto, la persona que los “lea” puede inventarse distintas historias que relacionen a los animales que contiene cada cuento. Las narraciones pueden ser cada vez diferentes. ¡Lo mejor es dejar volar la imaginación! Cuando los y las niñas vayan creciendo, también podemos dejar que sean ellas quienes nos cuenten la historia. Es una buena actividad para ejercitar su imaginación y creatividad.
Podéis encontrar algunos ejemplos de estos relatos inventados si navegáis un poquito por internet. Aquí os comparto el vídeo de uno que seguro gustará a la pequeña audiencia. Se trata de una versión libre del título de la colección ¿Un gato? ¡Que lo disfrutéis!
En este artículo vamos a centrarnos en intentar definir los tipos y subtipos de narcisismo existentes, haciendo un breve recorrido a lo largo del tiempo por distintos autores e investigaciones que han intentado comprender y clasificar esta compleja manifestación de la personalidad.
¿Cuántos tipos de narcisismo existen?
A día de hoy, la comunidad científica reconoce ampliamente la existencia de dos tipos principales de narcisismo: el narcisismo grandioso y el narcisismo vulnerable. Ambos tipos se distinguen por diferentes rasgos y comportamientos, aunque tienen en común las características centrales del trastorno narcisista de la personalidad. A lo largo de la historia, varios autores han realizado clasificaciones y nombrado distintos subtipos de narcisismo, basados en sus estudios e interpretaciones clínicas.
Breve repaso por la historia
A lo largo de la historia de la psicología, los estudios sobre el narcisismo han evolucionado para incluir una mayor comprensión de la complejidad del constructo narcisista y la importancia de considerar los diferentes patrones de rasgos y comportamientos que puede manifestar. En los primeros estudios, el narcisismo se consideraba un trastorno unidimensional caracterizado por la grandiosidad, la necesidad de admiración y la falta de empatía. Con el tiempo, los investigadores se dieron cuenta de que el narcisismo es un constructo más complejo que puede manifestarse de distintas formas en diferentes personas.
Sólo dos tipos de narcisismo, grandioso y vulnerable, son aceptados universalmente por toda la comunidad científica
Sigmund Freud, el padre del psicoanálisis, introdujo el concepto de narcisismo en su obra Introducción al narcisismo en 1914. Freud distinguía entre el narcisismo primario, que es una etapa normal del desarrollo infantil en la que la criatura dirige su energía libidinal hacia sí mismo, y el narcisismo secundario, que es una forma patológica de narcisismo en la que la persona busca constantemente la admiración y la atención de las demás.
Otro psicoanalista, Otto Kernberg, propuso en 1975 una clasificación de los subtipos de narcisismo que incluye tres categorías: narcisismo benigno, narcisismo compensatorio y narcisismo maligno. El narcisismo benigno hace referencia a la posesión de un ego fuerte y una capacidad adecuada para establecer relaciones interpersonales satisfactorias, es decir, a una autoestima saludable. El narcisismo compensatorio describe a personas con falta de empatía y necesidad de ser admiradas, usando la grandiosidad como defensa ante inseguridades internas. El narcisismo maligno se refiere a la combinación de rasgos narcisistas y antisociales, incluyendo la manipulación, la crueldad y el desprecio por las personas.
A lo largo de los años, otros autores como Millon, Kohut y Kernberg aportaron subtipos adicionales o modalidades del narcisismo, intentando reflejar la diversidad de manifestaciones de este rasgo de personalidad.
Todo parece indicar que la grandiosidad y la vulnerabilidad narcisistas son dos dimensiones que coexisten en distintos grados y no son mutuamente excluyentes
Tipos de Narcisismo según la investigación moderna
Numerosos autores e investigaciones recientes que estudian los rasgos de las personalidades narcisistas, coinciden en categorizar dos grandes tipos de narcisismo: Grandiosidad-Exhibicionismo y Vulnerabilidad, respectivamente.
El concepto de narcisismo vulnerable y grandioso fue documentado empíricamente por el psicólogo Aaron Pincus y sus colaboradores, principalmente a través del desarrollo del Pathological Narcissism Inventory (PNI) en 2009. En este instrumento, identificaron dos grandes dimensiones del narcisismo: la grandiosidad y la vulnerabilidad. El narcisismo grandioso está asociado a mayor extroversión, autoestima inflada, búsqueda de admiración y sensación de superioridad. El narcisismo vulnerable o encubierto se caracteriza por autoestima frágil, hipersensibilidad a la crítica, necesidad constante de validación externa y ansiedad interpersonal.
Pincus y su equipo demostraron que estas dos dimensiones podían coexistir en distintos grados y no son mutuamente excluyentes, lo que contribuyó a la comprensión del narcisismo como un continuo de rasgos, más allá de la visión unitaria de la personalidad narcisista.
Investigaciones recientes apoyan la existencia de dos tipos de narcisismo: grandioso y vulnerable
A pesar de estas investigaciones recientes, la mayoría de los criterios psiquiátricos para el trastorno narcisista de la personalidad (NPD) en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-V) enfatizan exclusivamente las expresiones de grandiosidad y no se adaptan al narcicismo vulnerable.
Modelo de Espectro Narcisista de Miller & Campbell
Investigadores como Joshua D. Miller y W. Keith Campbell han propuesto que el narcisismo debe entenderse como un espectro continuo, en lugar de una categoría rígida binaria de “narcisista / no narcisista”. Este enfoque dimensional se apoya en hallazgos empíricos previos, como los de Aaron Pincus y colaboradores, quienes demostraron que el narcisismo puede manifestarse principalmente en dos grandes dimensiones: la grandiosa y la vulnerable. Miller y Campbell integran estos datos dentro de un modelo que sitúa los rasgos narcisistas a lo largo de un continuo que va desde formas adaptativas y funcionales hasta expresiones claramente patológicas, permitiendo una comprensión más matizada y realista de la variabilidad del narcisismo en la población general.
Este modelo:
Enfatiza que los rasgos narcisistas pueden variar desde niveles subclínicos y adaptativos hasta desadaptativos y patológicos.
Reconoce las formas grandiosa y vulnerable como principales manifestaciones.
Permite explicar la diversidad de comportamientos narcisistas según intensidad, contexto y rasgos combinados.
El Inventario de la Personalidad Narcisista (Raskin y Terry), muy utilizado en la investigación sobre narcisismo, se enfoca en el narcisismo grandioso y no presta atención al narcisismo vulnerable
Existen otras muchas categorizaciones y subtipos de narcisismo descritos por diferentes autores a lo largo de los años, pero sería extensísimo nombrarlos a todos y todas, además de tedioso. Y, en mi opinión, no aportan nada nuevo a las ideas generales que reflejan estas clasificaciones. Aunque cada teoría o modelo sobre narcisismo ofrece sus propios criterios de categorización o tipos, ninguna clasificación está aceptada de manera unánime dentro del ámbito académico-científico. Además, muchos autores utilizan términos diferentes para describir subtipos similares de narcisismo.
¿Conoces a alguna persona que encaje con alguno de los tipos de narcisismo descritos? Si te ha resultado útil este artículo, sígueme para no perderte nada.
¿Crees tener una relación familiar (padre/madre) o de pareja con una persona narcisista pero no lo sabes con seguridad? Puedes salir de dudas accediendo al Cuestionario gratuito de 25 preguntas para saber si mantienes una relación con una persona narcisista. ¡Estás a unos pocos minutos de saber si esa relación te está dañando significativamente y poder empezar a tomar acción para sanar!
K. Levy, et al. 2011. A historical review of narcissism and narcissistic personality, the handbook of narcissism and narcissistic personality disorder: Theoretical Approaches, Empirical Findings, and Treatments. Edited by W. Keith Campbell and Joshua D. Miller. Pag 3 –13
Otto Kernberg, “Narcisistic Personality Disorder”. Clarkin, J, Fonagy P, Gabbard, G. 2010. Psychodynamic Psychotherapy for Personality Disorders. A clinical handbook. Arlington. American Psychiatric Publishing, Inc. Pag 257-287
En este artículo vamos a explorar las diferencias entre el narcisismo sano y el narcisismo patológico, dos términos que a menudo se utilizan indistintamente pero que en realidad representan conceptos muy diferentes. A través de este análisis, espero arrojar luz sobre las características, causas y efectos de cada uno de estos tipos de narcisismo, y ofrecer alguna orientación para aquellas personas que puedan estar lidiando con el problema del narcisismo maligno.
Entramos en materia
Existen dos grandes formas de narcisismo: el narcisismo adaptativo y el narcisismo patológico.
El narcisismo adaptativoo sano se refiere a un tipo de personalidad en la que la persona tiene una autoestima elevada y una gran confianza en sí misma. Esta persona puede ser vista como una líder o una figura dominante en su entorno social. Digamos que esta persona narcisista es la que está en el imaginario común gracias a (o por culpa de) el mito griego de Narciso, ese guapo joven que se enamoró de su propio reflejo en un estanque y que acabó ahogándose en él a causa de su vanidad.
El narcisismo adaptativo no siempre es perjudicial y puede ser útil en situaciones en las que se requiere liderazgo y confianza en uno mismo. Sin embargo, puede volverse problemático si se convierte en una obsesión y la persona comienza a ver a las demás como objetos para su propio beneficio.
Por otro lado, el narcisismo patológico es una forma grave de narcisismo que, según el número de rasgos, se considera un trastorno de la personalidad. Las personas con un narcisismo patológico tienen una autoestima aparentemente elevada y una necesidad constante de ser admiradas y reconocidas por otras personas. Las y los narcisistas patológicos experimentan una falta de empatía hacia los demás y pueden ser crueles y manipuladores en sus relaciones interpersonales.
En las relaciones, los individuos narcisistas patológicos a menudo buscan controlar y manipular a sus parejas, amistades y familiares. Tienen un fuerte sentido de derecho, pueden ser muy exigentes y esperan ser tratados como especiales o superiores. Además, pueden tener un comportamiento abusivo y violento cuando no obtienen lo que quieren.
El ego es la parte más peligrosa de nosotros. El ego es el enemigo. Debes tener un poco para estar en movimiento, pero si dejas que se salga de control, te encontrarás con el adicto al poder. Lo ves en los periódicos todos los días, la avaricia por el poder, la creencia de que son dioses. Cualquier humano inteligente sabe que tendrá dudas. En la duda vive la piedad, en la duda vive la humildad.
Anthony Hopkins
Es importante destacar que no todas las personas que parecen tener una autoestima elevada o una gran confianza en sí mismas son narcisistas patológicas. Todas las personas, en mayor o menor medida, en unas situaciones más que en otras, presentamos rasgos narcisistas, es normal y hasta necesario, pero sin que esto comporte un trastorno. El narcisismo patológico es un rasgo permanente, una forma de ser estructural que requiere un diagnóstico profesional y una intervención terapéutica adecuada, cuando esta última sea factible.
Por tanto, el narcisismo adaptativo y el narcisismo patológico son dos tipos muy diferentes de narcisismo que tienen diferente impacto y calado en las relaciones interpersonales. Mientras que el narcisismo sano es inofensivo, aunque puede resultar molesto, y es útil en ciertos contextos, el narcisismo estructural es una forma patológica de personalidad que conlleva un impacto negativo significativo en las relaciones interpersonales. Convivir y tratar con narcisistas patológicos puede ser realmente duro, pudiendo llegar a hacer la vida realmente imposible al entorno.
A causa del mito griego de Narciso (Νάρκισσος) muchas personas tienen una idea equivocada sobre el narcisismo
¿La persona narcisista nace o se hace?
Esta es la pregunta del millón. Aunque aún se desconoce el origen exacto de esta patología, la corriente mayoritaria a día de hoy vendría a decir que, si bien existe cierta predisposición genética que puede contribuir al desarrollo de este trastorno, son el ambiente, las experiencias y el estilo de crianza en los primeros años de vida los que determinan la aparición o no de los rasgos que conforman la forma patológica de narcisismo en un individuo. Entre las experiencias tempranas desencadenantes de narcisismo dañino podemos encontrar vivencias traumáticas, como el abuso emocional o físico, la negligencia, la sobreprotección, la falta de atención, el abandono, tanto físico como emocional, etc. Puedes leer más acerca de esto en El daño del narcisismo en la familia. Cómo reconocerlo y sanarlo.
Criterios diagnósticos del DSM-5 para el trastorno de personalidad narcisista
El trastorno de personalidad narcisista (NPD) se caracteriza por una autoestima inflada, necesidad constante de atención y admiración, falta de empatía y un sentido exagerado de importancia personal. El DSM-5 (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, quinta edición) establece los siguientes criterios diagnósticos para el trastorno de personalidad narcisista (grandioso):
Un patrón general de grandiosidad, necesidad de admiración y falta de empatía, que comienza al principio de la edad adulta de la persona y se presenta en una variedad de contextos. Este patrón se caracteriza por 5 o más de los siguientes criterios:
Tiene un sentido grandioso de autoimportancia (por ejemplo, exagera los logros y capacidades, espera ser reconocida como superior sin tener logros que lo respalden).
Está preocupada por fantasías de éxito ilimitado, poder, brillantez, belleza o amor ideal.
Cree que es «especial» y única y sólo puede ser comprendida por, o debe asociarse con, otras personas (o instituciones) especiales o de alto estatus.
Requiere admiración excesiva.
Tiene un sentido de derecho, espera tratamiento favorable o cumplimiento automático de sus expectativas.
Es interpersonalmente explotadora, es decir, aprovecha a otros para lograr sus propios objetivos.
Tiene poca empatía emocional: es reacia a reconocer o identificarse con los sentimientos y necesidades de los demás.
A menudo envidia a los demás o cree que los demás la envidian.
Muestra comportamientos arrogantes, altivos y prepotentes.
Estos criterios diagnósticos deben ser evaluados por una persona profesional de la salud mental con experiencia en este tipo de perfiles. El diagnóstico del trastorno de personalidad narcisista no se basa en un solo comportamiento o rasgo de personalidad, sino en una serie de patrones y rasgos que se observan durante un período prolongado de tiempo.
Muchas personas maltratadoras, da igual el ámbito (familiar, escolar, laboral, pareja), tienen un perfil narcisista
Por último
Cabe señalar que las personas con narcisismo estructural pueden ser muy hábiles en la manipulación y no suelen reconocer su propio comportamiento dañino. Por lo tanto, suele ser muy difícil para amistades, familiares y profesionales de la salud mental ayudar a alguien con NPD a buscar tratamiento. El tratamiento podría ser beneficioso para mejorar la calidad de vida de las personas con NPD y sus relaciones interpersonales, aunque en muy pocas ocasiones se logra y, mucho menos, resulta provechoso.
En ocasiones la persona narcisista acepta acudir a terapia (familiar, de pareja, individual) porque el beneficio de asistir le resulta mayor que las consecuencias de no hacerlo. Por ejemplo, para no perder a la víctima cuando ésta le ha hecho un ultimátum. Además, en cuanto tenga oportunidad, aprovechará la situación para poder victimizarse, echar en cara que ha puesto «todo de su parte» para arreglar las cosas, etc. Pero los resultados de las sesiones no serán los esperados y al cabo de un tiempo, más corto que largo, abandonará la terapia. En su entorno puede que noten algunos cambios en su comportamiento, pero será sólo una fachada. Cuando menos se lo esperen, la persona narcisista volverá a las andadas.
Otra consecuencia muy común cuando una persona narcisista acude acompañada a terapia, familiar o de pareja, es que, si la terapeuta no es especialista en abuso narcisista, e incluso siéndolo, el narcisista, gracias a sus dotes de persuasión, seducción y manipulación, acaba metiéndose en el bolsillo a la profesional. De esta forma, la terapia acaba virando hacia “los problemas” que tiene o tienen las otras personas e intentar resolverlos, desviando el foco y obviando el problema motor, que es el narcisismo patológico.
El tratamiento, sin embargo, es especialmente beneficioso para las personas que sufren las consecuencias (víctimas) por estar o haber estado vinculadas a alguien con narcisismo estructural.
Si estás en una relación con una persona narcisista, crees estarlo, o acabas de salir de ella, busca ayuda profesional. Esto hará más rápido y menos doloroso el camino de tu recuperación. No estás sola. Te abrazo.
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Jean-Charles Bouchoux. 2020. Los perversos narcisistas. Quiénes son, cómo actúan y cómo deshacerse de ellos. Barcelona, España. Arpa Editores
Iñaki Piñuel. 2016. Amor Zero. Cómo sobrevivir a los amores con psicópatas. Madrid, España. La esfera de libros
Vicente Garrido. 2016. El psicópata. Un camaleón en la sociedad actual. Romanyà-Valls, Barcelona, España. Editorial Cientocuarenta
José Luis González de Rivera y Francisco Rodríguez Testal. 2012. El Narcisismo: de la teoría a la clínica. Madrid, España. Editorial Pirámide
Enrique Echeburúa y Paz de Corral. 2013. Narcisismo: de la autocomplacencia a la autodestrucción. Madrid, España. Editorial Pirámide
Juan Carlos Cubeiro y Leonor Gallardo. 2017. El Narcisismo en la sociedad contemporánea. Barcelona, España. Editorial Planeta
Puede que hayas descubierto hace poco que eres una persona altamente sensible (PAS) y no sabes discernir si alguna o alguno de tus hijos también lo es. Quizá notes ciertos comportamientos en tu peque que, leyendo por ahí, te cuadran con este rasgo de personalidad, pero no estás segura del todo de que sea altamente sensible. Puede que estés leyendo este artículo por cualquier otra razón pero, sea como sea, voy a darte las claves que toda pequeña PAS ha de cumplir.
Como te cuento en el artículo Niñas y niños altamente sensibles: un mundo de emociones intensas, los niños y niñas altamente sensibles (NAS) son una realidad que ha sido reconocida en las últimas décadas por la psicología. Este término fue acuñado por la psicóloga Elaine Aron en su libro de 1996 The Highly Sensitive Child (El niño altamente sensible), en el que se habla de un 15-20% de la población infantil que tiene una mayor capacidad para procesar información de manera profunda y compleja y que presenta una mayor sensibilidad innata ante los estímulos del ambiente que le rodea.
Ser un niño o niña altamente sensible no significa que se padezca una enfermedad, sino que se trata de un rasgo de la personalidad que se manifiesta de diferentes maneras. Según Elaine Aaron, para que una persona sea considerada altamente sensible ha de cumplir los cuatro pilares en que se sustenta la alta sensibilidad. Si no posee alguno de ellos, estaremos hablando de otro rasgo, patrón psicológico o condición personal, pero no de alta sensibilidad. A continuación, os detallo en qué consisten estos cuatro pilares y las características más comunes de las criaturas altamente sensibles para cada uno de ellos.
Los cuatro pilares de la alta sensibilidad
Los cuatro pilares de la alta sensibilidad, en inglés DOES, son:
Depth of processing. Profundidad de procesamiento
Overstimulation. Sobreestimulación
Emotional responsiveness & Empathy (capacidad de respuesta emocional y empatía). Intensidad emocional y Empatía
Sensitivity to subtleties (sensibilidad a las sutilezas). Sensibilidad sensorial
El primer pilar: profundidad de procesamiento de la información
Este primer pilar de la alta sensibilidad se traduce en una capacidad para percibir y procesar información de manera más profunda y compleja que el resto de criaturas de su edad. ¿Qué significa esto? Que pueden notar y analizar detalles sutiles en su entorno que suelen pasar desapercibidos para otros y otras. Además, tienen una mayor capacidad para reflexionar y pensar honda e intensamente sobre los problemas y situaciones. Por esta razón, es común que hagan preguntas o deducciones más profundas que las de sus pares.
La profundidad de procesamiento de la información suele tener implicaciones en la toma de decisiones. Las criaturas altamente sensibles pueden considerar y sopesar más factores antes de tomar una decisión, lo que puede ser una ventaja en ciertas situaciones. Sin embargo, esta misma capacidad también puede llevar a la indecisión o la parálisis por análisis en situaciones complejas.
Los niños y niñas altamente sensibles suelen ser muy observadoras y poseen una gran capacidad para analizar y comprender lo que les rodea. Esto les permite encontrar conexiones entre ideas aparentemente inconexas y generar nuevas perspectivas, lo que puede manifestarse en un ingenioso sentido del humor y una riqueza de vocabulario sorprendente para su edad.
Además, a causa de su capacidad para procesar la información de manera profunda y reflexiva, los y las NAS suelen ser más creativas e imaginativas que otras criaturas. Esta habilidad puede ser una ventaja en el ámbito artístico o en la resolución de problemas creativos.
Las criaturas NAS son: reflexivas, analíticas, ingeniosas, creativas, expresivas, introvertidas, indecisas…
Los y las NAS suelen hacer preguntas o deducciones profundas para su edad
El segundo pilar: sobreestimulación
La alta sensibilidad también se relaciona con una mayor sensibilidad a la estimulación sensorial, lo que frecuentemente lleva a la sobreestimulación. Las criaturas altamente sensibles pueden sentirse abrumadas o ansiosas en ambientes estresantes, ruidosos o caóticos. Además, necesitan más tiempo y espacio para reflexionar y para procesar las experiencias sensoriales, debido a su profundidad de procesamiento, lo que les produce una mayor fatiga mental.
Asimismo, cuando las NAS se sienten observadas, pueden sentir una mayor presión para actuar o rendir bien, lo que puede aumentar su nivel de estrés y ansiedad que, a su vez, puede afectar a su rendimiento. Además, los NAS suelen ser muy conscientes de los detalles y pueden sentir que están siendo juzgados por cada pequeño error o fallo. Esto puede aumentar su nivel de autocrítica y hacer que se sientan aún más presionados para rendir bien, lo que afecta su concentración y su capacidad para desempeñarse en situaciones de alto estrés.
La sobreestimulación puede tener implicaciones en muchos aspectos de la vida de la infancia altamente sensible. Por ejemplo, pueden necesitar evitar ciertos ambientes o situaciones que pueden ser estresantes para ellos y ellas. Además, deben aprender a establecer límites claros con las demás para proteger su bienestar psicológico y emocional. Por último, debido a la sobreestimulación, los niños y niñas con alta sensibilidad frecuentemente necesitan tomar mayores tiempos de descanso y desconexión que otras criaturas, para evitar la saturación sensorial y mental.
Las criaturas NAS son: perfeccionistas, autoexigentes, detallistas, ordenadas, propensas a la sobrecarga emocional y mental…
Un niño o niña altamente sensible puede sentirse abrumada en un ambiente ruidoso o caótico
El tercer pilar: emocionalidad y empatía
Las y los pequeños altamente sensibles experimentan una mayor intensidad emocional y una mayor capacidad para empatizar con otras personas. Esto significa que sienten las emociones (tanto las positivas como las negativas) de manera más profunda y son más conscientes de las emociones de los y las demás. Como te cuento en el artículo de este blog Empatía, un arma muy poderosa, la empatía es, sin duda, una cualidad crucial e indispensable para establecer relaciones humanas de calidad. Más aún hoy en día, en que valores como el individualismo o la competitividad se imponen en nuestra sociedad.
En cuanto a las relaciones interpersonales, las criaturas altamente sensibles a menudo tienen una gran intuición, habilidades para la lectura emocional y una capacidad excepcional para conectarse con los demás. Debido a su alta capacidad para procesar y sentir emociones, pueden detectar sutilezas en las emociones de los demás y en el ambiente que los rodea, incluso a una edad temprana. Sin duda esta capacidad intuitiva es una ventaja para las PAS, ya que les permite comprender mejor las necesidades de las demás personas y responder de manera empática y sensible.
Sin embargo, la emocionalidad y la empatía también pueden tener un lado negativo. Los y las peques con alta sensibilidad son más propensas a sentir ansiedad, estrés y tristeza, especialmente cuando están expuestas a situaciones emocionalmente desafiantes. También son más vulnerables a la crítica y al rechazo. Además, suelen absorber y hacer suyas las emociones negativas de los demás, lo que puede ser psicológicamente agotador. Es decir, frecuentemente los y las infantes con alta sensibilidad se sienten abrumadas por la intensidad de sus propias emociones o por las emociones de los demás.
Las criaturas NAS son: empáticas, emocionales, intensas, justas, vulnerables a la crítica y el rechazo…
Las criaturas altamente sensibles tienen una capacidad excepcional para conectarse con las demás
El cuarto pilar: sensibilidad sensorial
La alta sensibilidad también se refleja en una mayor sutileza preceptiva, lo que causa que las y los infantes altamente sensibles sean más conscientes de los detalles sensoriales de su entorno. Por ejemplo, pueden notar olores o sabores sutiles, o pueden sentir las texturas las o temperaturas de manera más intensa. Esto puede hacer que se sientan abrumados y necesiten más tiempo para adaptarse a los cambios en su entorno. Por ejemplo, una niña altamente sensible puede sentirse incómoda con la ropa que lleva puesta porque le molesta en la piel, o puede sentirse desbordada por los ruidos fuertes en un lugar concurrido.
Por otro lado, los y las NAS suelen tener una gran capacidad para percibir las sutilezas del ambiente o del lenguaje no verbal de otras personas, lo que les permite captar matices que la mayoría pasa por alto. Esta habilidad puede ser útil, por ejemplo, en el ámbito académico, ya que les permite prestar atención a los detalles y comprender mejor la información. Sin embargo, también puede hacer que se distraigan con facilidad y les cueste centrar su atención en una sola tarea o actividad.
Las criaturas NAS son: intuitivas, observadoras, perspicaces, muy sensibles a ciertos estímulos sensoriales…
Las criaturas con alta sensibilidad captan sutilezas que pasan desapercibidas para la mayoría
En definitiva, los cuatro pilares de la alta sensibilidad son fundamentales para comprender y considerar este rasgo de personalidad. Sin embargo, también es importante reconocer que cada niña o niño altamente sensible es único y experimentará su alta sensibilidad de manera diferente. Debemos tener en cuenta que la alta sensibilidad bien gestionada es un don maravilloso, pero a su vez puede causar que los y las peques se sientan diferentes al resto y tengan dificultades para encajar en un grupo social. Por ello, es importante que las criaturas altamente sensibles se tomen el tiempo para comprender y aceptar su rasgo y sus características individuales. Y, al mismo tiempo, las personas adultas debemos ofrecerles el apoyo y la orientación necesarios para aprovechar al máximo sus fortalezas y manejar los desafíos que puedan surgir en su día a día.
Ten en cuenta que este artículo es sólo informativo. Si sospechas que tu peque es altamente sensible y quieres salir de dudas o precisas asesoramiento para acompañar adecuadamente a tu hijo o hija NAS, no dudes en ponerte en contacto conmigo. Puedes hacerlo rellenando formulario de la página de inicio o pinchando aquí. ¡Estaré encantada de ayudarte!
Las relaciones familiares son una parte fundamental de la vida de cualquier persona pero, cuando se trata de una familia con uno o varios miembros narcisistas, las dinámicas familiares suelen ser altamente disfuncionales y abusivas. En una familia narcisista, el padre o la madre narcisista controla y manipula a los demás miembros del clan familiar, lo que conlleva una serie de interacciones tóxicas que tendrán efectos duraderos en la vida de las criaturas y de las adultas y adultos afectados.
En este tipo de familias nada funciona como debería: el afecto se condiciona, la empatía se distorsiona, y cada persona adopta un rol adaptativo para sobrevivir al sistema. Los roles que cada miembro desempeña están altamente influenciados por el narcisismo patológico del padre o la madre narcisista. Cada integrante puede desempeñar diferentes papeles para adaptarse mejor a las situaciones disfuncionales que se establecen o porque así lo vaya marcando la persona narcisista.
En este artículo, exploraremos los diferentes roles que pueden estar presentes en una familia narcisista, cómo se relacionan con la dinámica familiar y los efectos que pueden tener en la vida de las personas.
Al igual que en el artículo anterior, El daño del narcisismo en la familia: cómo reconocerlo y sanarlo, quiero dejar claro que cuando hablo de narcisistas me refiero a personas con narcisismo patológico o, lo que es lo mismo, con un trastorno de personalidad narcisista, según el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5).
Éstos son los roles que están presentes en una familia narcisista:
La persona narcisista
Suele ser el padre, la madre o ambos, aunque siempre hay un narcisista principal. Esta persona es el centro de atención y busca constantemente la admiración, el reconocimiento y el control de los demás miembros de la familia. Juega un papel fundamental en el mantenimiento de la dinámica disfuncional familiar. Es manipuladora, envidiosa y con carencias de empatía. Se siente cómoda en el conflicto y puede ser muy crítica y cruel con quienes percibe como una amenaza.
Cabe resaltar que no todas las personas narcisistas son iguales y cada una muestra sus necesidades y carencias de muy diferentes formas, dependiendo de su tipología: las hay grandiosas (altamente egocéntricas y con aires de superioridad) y vulnerables (más encubiertas, muy sensibles a la crítica y dependientes de la validación externa). Si quieres conocer más sobre los tipos y subtipos de narcisismo existentes, puedes visitar el artículo Narcisismo: los tipos y subtipos que debes conocer.
Ambos padres pueden ser narcisistas, aunque siempre hay un narcisista principal
La persona codependiente o facilitadora
Es la pareja de la persona narcisista (o, en ocasiones, uno de los hijos o hijas). Es quien se adapta y cede constantemente a las demandas del miembro narcisista de la familia, a menudo a costa de sus propias necesidades y bienestar emocional.
Esta persona puede sentir que su valor personal depende de la aprobación y la atención de la persona narcisista, lo que lleva a comportamientos de auto-negación, auto-abandono y auto-sacrificio. Además, puede experimentar sentimientos de culpa o vergüenza si no cumple con las expectativas del miembro abusivo o si intenta establecer límites. No lo hace por debilidad, sino por aprendizaje de supervivencia emocional.
La persona codependiente desarrolla un radar infalible para detectar los estados del narcisista y adaptarse antes de que explote. Además, también puede tomar el papel de mediadora en los conflictos familiares, tratando de mantener la paz a toda costa. Esto le puede llevar a sacrificar su propia opinión y tomar la responsabilidad de resolver los problemas de la familia, lo que puede resultar en una carga emocional agotadora.
Como consecuencia de todo lo anterior, acaba sin espacio para sí misma, confundiendo amor con sacrificio. Tendrá dificultades para reconocer y expresar sus propias emociones, ya que ha estado enfocada en satisfacer las necesidades emocionales de la persona abusiva. Esto le puede llevar al agotamiento emocional y a una falta de satisfacción personal en la vida.
Es importante destacar que la persona codependiente no es responsable de los comportamientos abusivos, pero sí contribuye a perpetuarlos al no establecer límites saludables y al permitir que la persona narcisista tenga un excesivo control sobre la dinámica familiar.
La niña o niño dorado
Este miembro de la familia es el favorito de la persona narcisista y puede ser utilizado para cumplir las necesidades emocionales de la misma. Se le suele consentir y recibe una gran cantidad de atención, elogios y privilegios. Esto lleva a la criatura a desarrollar un sentimiento de superioridad y una falta de empatía hacia otros miembros de la familia. A su vez, los demás miembros de la familia pueden sentir celos y resentimiento hacia esta figura.
El niño dorado es más propenso a desarrollar rasgos narcisistas en la edad adulta. Al ser objeto de un exceso de atención y alabanza por parte de los padres, se genera en él una percepción exagerada de su propia importancia y dificultad para aceptar críticas o fracasos.
La niña o niño dorado de la familia suele desarrollar egocentrismo y una actitud de superioridad
Como persona adulta, la niña dorada sentirá que sigue mereciendo un trato especial y privilegiado. También tendrá dificultades para establecer relaciones saludables, ya que esperará que las demás personas le adoren y complazcan. En ocasiones generará expectativas poco realistas de sí misma y de los demás, lo que puede llevar a la decepción y al descontento.
Es decir, cuando el niño de oro sale del cascarón y se enfrenta al mundo real no es capaz de aceptar que las cosas no son como cree o quiere. Le cuesta asumir que no es el centro del universo ni alguien tan importante como le han hecho pensar siempre. Para compensar esta carencia, ceba su ego alimentando la idea de ser en realidad alguien muy especial a quien sólo unos pocos privilegiados tendrán el gusto de poder entender y tratar. Al final no deja de ser una víctima más de su propia familia…
Es importante recordar que no todos los niños dorados se convierten en narcisistas en la adultez. El ambiente familiar, la crianza, así como otros factores (la personalidad, la gente del entorno, las experiencias vitales ajenas al núcleo familiar…), también pueden influir en el desarrollo o no de rasgos narcisistas.
La oveja negra
La oveja negra, que suele ser una de las hijas o hijos, no es el problema de la familia, sino el síntoma de que algo no está bien en el sistema. Es aquella persona que piensa distinto, siente distinto o se atreve a cuestionar lo incuestionable. En el ecosistema narcisista, donde la lealtad se confunde con sumisión y la armonía con silencio, la oveja negra encarna la disidencia emocional.
A menudo es más empática, reflexiva y sensible a la injusticia. Sus cuestionamientos amenazan la fachada perfecta del clan, y por eso se convierte en el elemento “incómodo”.
Muchas veces no encaja porque se niega a anestesiar su conciencia. Prefiere lidiar con su conflicto interno antes que «hacer como si nada» o ser hipócrita. El precio que paga suele ser alto: exclusión, gaslighting, señalamiento o culpa inducida. Pero su valor es importante: la oveja negra tiene la capacidad de ver con claridad lo que el resto niega.
Con el tiempo, si logra tener una autoestima y unos límites sanos, esta figura puede convertirse en el eslabón evolutivo del linaje familiar. Y, en la incomodidad que genera, reside la posibilidad de que algo cambie.
En última instancia, es importante recordar que cada miembro de la familia tiene la capacidad de tomar decisiones y trabajar en su propio crecimiento personal, incluso en un ambiente disfuncional. Si bien puede ser difícil, es posible sanar y crecer, y la oveja negra puede ser una fuerza poderosa en ese proceso.
No puedes sanar en el mismo lugar donde te enfermaste
Anónimo
La oveja negra tiene la capacidad de sanar el linaje familiar
El chivo expiatorio
En una familia disfuncional, el chivo expiatorio es la persona sobre la que se depositan los conflictos, frustraciones y emociones negativas que el resto del sistema no puede o no quiere asumir. Suele ser uno de los hijos o hijas, aunque el rol puede rotar entre varios miembros según las circunstancias. En algunos casos, también la pareja de la persona narcisista acaba ocupando este lugar, convirtiéndose en el blanco de las críticas, los reproches y las proyecciones emocionales del grupo.
La persona narcisista proyecta en el chivo expiatorio sus propias partes negadas: rabia, envidia, miedo, sensación de inferioridad… Y los demás miembros del sistema (por miedo, comodidad o lealtad inconsciente) tienden a alinearse con el narcisista y reforzar esa narrativa.
Desde la perspectiva de la psicología familiar sistémica (Bowen, 1978; Minuchin, 1985), este mecanismo de desplazamiento funciona como una estrategia inconsciente del sistema que asigna roles de ‘culpables’ para mantener un falso equilibrio y evitar cuestionar la disfunción de fondo. Pero el coste para la persona que ocupa este lugar es alto: culpa crónica, baja autoestima, confusión emocional y, con frecuencia, patrones de revictimización en su vida adulta. No es raro que busque relaciones donde repite el mismo guion con parejas de perfil narcisista/ psicopático. (Cómo te seduce el psicópata hetero. Aquí tienes las claves para detectarlo).
Con el tiempo, algunos chivos expiatorios logran tomar conciencia del rol impuesto y se distancian de la familia o establecen límites firmes. Aunque el proceso puede ser doloroso, supone un paso decisivo hacia la recuperación del propio criterio, la autonomía y la autoestima.
El chivo expiatorio y la oveja negra muy a menudo coinciden y, aunque muchísimas veces los encarna la misma persona, son roles separados:
El chivo expiatoriocarga con la culpa del sistema y absorbe su tensión.
La oveja negrarompe el molde al pensar y actuar diferente.
La hija o hijo invisible
Es un miembro de la familia ignorado o descuidado por la persona narcisista y suele ser uno de los hijos. La criatura no es vista ni valorada y suelen descuidarse sus necesidades emocionales, por lo que genera sentimientos de aislamiento y soledad. Mientras tanto, la persona narcisista centra su atención en la criatura dorada o en aquellas que no cumplen con sus expectativas (como la oveja negra o el hijo rebelde), dejando de lado al niño o niña invisible, quien le proporciona menor suministro emocional o refuerzo.
En una familia narcisista, cada miembro cumple un papel
A medida que crece, es común que el miembro invisible del grupo familiar experimente problemas de autoestima y dificultades para establecer relaciones saludables. Suele mostrar una tendencia hacia la codependencia, dificultades para expresar emociones o poner límites y puede arrastrar inseguridades y patrones de autocuidado deficiente que se prolongan hasta la adultez.
El hijo o hija rebelde
Es quien desafía y cuestiona la autoridad de la persona narcisista. Suele poner límites, expresar desacuerdo o mostrar desobediencia frente a las exigencias y expectativas rígidas del sistema familiar. Debido a su actitud, suele ser criticada, castigada o marginada por la familia narcisista, que percibe su independencia como una amenaza al control y a la apariencia de armonía.
Este rol puede coincidir con el de la oveja negra: ambos son vistos como “problemas” dentro del sistema y suelen cargar con la responsabilidad de absorber la crítica o el rechazo. Sin embargo, no siempre se trata de la misma persona: a veces, es el niño o niña dorada quien asume un comportamiento rebelde, sobre todo si siente descontento o frustración por las expectativas impuestas.
La criatura rebelde, al crecer, puede desarrollar un fuerte sentido de autonomía y autoafirmación, pero también arrastrar conflictos internos por la constante oposición a las figuras de autoridad y la lucha por ser vista y valorada en un entorno que no valida sus emociones ni su identidad.
La hija o hijo neutral
Es quien intenta mantener la paz en el clan familiar y se muestra imparcial en los conflictos familiares. Su papel consiste en mediar, suavizar tensiones y evitar enfrentamientos directos. Aunque ser un hijo o hija neutral puede resultar difícil y agotador, también puede suponer una ventaja, ya que le permite mantener cierta distancia emocional y protegerse de la intensidad de las dinámicas familiares. Gracias a su aparente neutralidad, puede evitar ser arrastrado por las demandas, necesidades o desavenencias del progenitor narcisista.
A menudo, la criatura invisible y la neutral coinciden: ambas tienden a pasar desapercibidas, a reprimir sus emociones y a adaptarse para no generar más conflicto. En otros casos, la persona neutral adopta el rol defacilitadora, alguien que intenta sostener la armonía a cualquier precio. Puede mediar entre miembros enfrentados, justificar comportamientos o asumir responsabilidades emocionales que no le corresponden.
Este rol, aunque parece pacífico, puede tener un alto coste interno. Con el tiempo, la persona puede sentirse emocionalmente agotada, desconectada de sus propias necesidades o culpable cuando prioriza su bienestar. En la adultez, suele desarrollar una fuerte tendencia a evitar el conflicto, a complacer y a mantener una fachada de calma, incluso cuando internamente se siente en tensión.
Los mono(s) volador(es)
Miembro(s) de la familia que actúa(n) como intermediario(s) o mensajero(s) entre la persona narcisista y las demás personas de la familia. Se encarga(n) de satisfacer las necesidades y deseos de la persona tóxica, incluso si esto significa ignorar o marginar las necesidades y deseos de los demás integrantes de la familia.
Los diferentes roles en una familia narcisista permiten mantener el equilibrio disfuncional
Muchas veces, un mismo miembro de la familia narcisista desempeña varios de los papeles explicados a la vez. Además, las dinámicas familiares suelen ser complejas y variadas, por lo que suele ocurrir que las personas van cambiando de roles a lo largo del tiempo.
Sea como sea, el primer paso para sanar los patrones familiares disfuncionales es reconocerlos como tales. Y para ello, nunca es tarde. Quizá este artículo suponga un punto de partida en el proceso. ¡Mucho ánimo si es tu caso!
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Iñaki Piñuel. 2020. Familia Zero. Cómo sobrevivir a los psicópatas en familia. Madrid, España. La esfera de libros
Karyl Mc Bride. 2013. Madres que no saben amar. Nueva York, EEUU. Ediciones Urano
Karyl Mc Bride. 2018. Mi mamá no me mima. Cómo superar las secuelas provocadas por una madre narcisista. Nueva York, EEUU. Editorial Books4pocket
Wendy T. Behary. 2013. Disarming the Narcissist: Surviving & Thriving with the Self-Absorbed. Oakland, California, EEUU. New Harbinger Publications
Mauricio Zermeño de los Reyes. 2021. Matriarcado Narcisista: Tu madre no es tóxica, está enferma del Trastorno de la Personalidad Narcisista. Editorial Independently Published
La alta sensibilidad, término acuñado por la psicóloga Elaine Aron en la década de 1990, es un rasgo de personalidad hereditario que se presenta en aproximadamente el 20% de las personas, tanto en infancia como en personas adultas. Estudios recientes hablan de que este porcentaje podría ascender al 30% de la población. Este rasgo puede ser especialmente significativo en la infancia, ya que las criaturas se encuentran en un proceso de desarrollo y aprendizaje que se ve influenciado por el entorno en el que crecen. En este sentido, es importante tener en cuenta las características propias de los y las NAS para poder ofrecerles un entorno adecuado que les permita desarrollarse de forma saludable. Y sobre todo porque la vida, tal como se entiende hoy en día, no está pensada ni adaptada para las personas altamente sensibles (PAS)…
Antes de nada, te tengo que explicar que la Alta Sensibilidad no se diagnostica, pues no es una patología, una enfermedad, ni trastorno. Sin embargo, podemos concluir que una niña o niño es altamente sensible (NAS) teniendo en cuenta, mediante observación, ciertas características concretas de su comportamiento y su personalidad.
Cómo son las criaturas altamente sensibles
En primer lugar, es importante señalar que las NAS suelen ser muy perceptivas y estar muy atentas a los detalles. Esta atención al detalle les permite aprender con mayor rapidez y profundidad sobre su entorno, ya que son capaces de captar matices que pasan desapercibidos para otros niños y niñas. Por otro lado, este rasgo puede hacer que los NAS se sientan abrumados por la cantidad de información que reciben, lo que puede generar estrés y ansiedad.
Debido a lo anterior, otra de las características de estas y estos pequeños es que se sobreestimulan con facilidad. Los niños y niñas con alta sensibilidad necesitan más a menudo tiempos de descanso y desconexión del entorno para recargas las pilas, descansar su cerebro y poder volver a la carga con la mente calmada.
Otra característica común de los NAS es su gran empatía, de la que he hablado en otros artículos. (Ver Empatía, un arma muy poderosa y Empatía y ecpatía, los dos pesos de una misma balanza). Se podría decir que la empatía es uno de los elementos más destacables de la alta sensibilidad y, a su vez, está relacionada con la inteligencia interpersonal. Puedes ver de qué se trata en Las ocho inteligencias según Howard Gardner. Las NAS son capaces de ponerse en el lugar de los demás y comprender sus emociones y sentimientos. Esta habilidad les permite establecer relaciones interpersonales más profundas y significativas, pero también puede llevarlas a sentir la tristeza y el dolor de los demás de forma muy intensa. En este sentido, es importante que las y los adultos que acompañan a las NAS les enseñen estrategias para gestionar sus propias emociones y evitar que se sientan desbordadas por las ajenas.
La alta sensibilidad también se manifiesta en el ámbito sensorial. Las niñas y niños altamente sensibles poseen una mayor sensibilidad a los estímulos del entorno que les rodea. Esta característica se manifiesta en diferentes ámbitos, como el emocional, el social, el sensorial… Esto puede provocar que ciertos ambientes les resulten incómodos o incluso dolorosos, como las temperaturas altas o bajas, las luces muy intensas, los sonidos fuertes o las texturas ásperas. Es importante que las y los mayores presten atención al entorno y eviten exponer a las criaturas a situaciones que puedan generarles malestar.
En cuanto a su vida emocional e interior, los y las NAS suelen ser niñas muy reflexivas y con gran capacidad para meditar sobre sus propios pensamientos y sentimientos, lo cual está directamente relacionado con la inteligencia intrapersonal (ver Las ocho inteligencias según Howard Gardner). Son peques que suelen hacer preguntas profundas y poco habituales para su edad sobre el sentido de la vida, el funcionamiento y los porqués de las cosas. Aunque esta capacidad puede ser muy positiva, ya que les permite seguir fomentando su inteligencia emocional, también puede hacer que las y los NAS se sientan inseguros y vulnerables ante sus propias emociones. Tanto madres y padres, como la comunidad educativa, deben facilitar estrategias para comprender y regular las emociones que generan estos procesos internos, de modo que las criaturas PAS puedan disfrutar de una vida emocional saludable.
Respecto a su comportamiento, los y las NAS suelen ser niñas muy perfeccionistas y exigentes consigo mismas. Esta tendencia puede manifestarse en el ámbito académico, el deportivo o el artístico. Estas criaturas tienden a esforzarse al máximo en todo lo que hacen y a querer obtener resultados excelentes en todas sus actividades. Como es lógico pensar, esta característica puede generarles estrés y ansiedad, especialmente si se sienten presionadas por los adultos. Por esta razón, es importante que las personas mayores enseñen a la infancia PAS a establecer metas alcanzables y a valorar sus logros, aunque no sean perfectos.
Además, las y los NAS también suelen ser muy introvertidos y reservados. Aunque esto no es una característica exclusiva de la alta sensibilidad, sí es cierto que estas criaturas suelen necesitar más tiempo para procesar la información y las emociones que sienten. Sin embargo, debemos tener en cuenta que según la doctora Elaine Aron alrededor del 30% de las personas altamente sensibles son extrovertidas. Por lo que, sólo porque tu peque sea sociable y extrovertida, no debes descartar que sea altamente sensible.
Por otro lado, es importante destacar que los y las NAS también pueden ser personas muy creativas y talentosas. Su sensibilidad les permite apreciar la belleza en todas sus formas y expresarse de manera creativa en diferentes ámbitos artísticos, como la pintura, la música o la escritura. Se debe brindar a las y los jóvenes PAS la oportunidad de explorar su creatividad y de desarrollar sus talentos.
Las criaturas altamente sensibles suelen tener mucha imaginación y ser muy creativas
En definitiva, las niñas y niños altamente sensibles son criaturas que poseen una gran riqueza emocional y una capacidad innata para apreciar la belleza en el mundo que les rodea. Aunque la alta sensibilidad puede presentar algunos desafíos, también ofrece grandes oportunidades de crecimiento personal y emocional. Por esta razón, es importante que las personas que acompañan a los y las NAS les brinden el apoyo y las herramientas necesarias para desarrollarse de manera plena y feliz.
14 características más de las PAS
Aquí te presento 14 características que, junto con las mencionadas anteriormente, te ayudarán a hacerte una idea bastante precisa de cómo son las criaturas altamente sensibles y de si ese o esa peque en quien estás pensando puede serlo o no:
Son muy analíticas y pueden ser muy buenas en la resolución de problemas complejos, gracias a su profundidad de procesamiento de la información.
Les cuesta tomar decisiones. Por la cuestión anterior, su tendencia a procesar la información de manera profunda y reflexiva, son conscientes de las múltiples opciones posibles y de las probables consecuencias de cada una de ellas. Además, su empatía puede tener un efecto ralentizante, ya que necesitan tomar la decisión «correcta» para evitar causar daño o malestar a otras personas.
Son muy observadoras y pueden notar patrones y tendencias en las situaciones.
Les encanta estar en contacto con la naturaleza. Suelen ser muy conscientes de su entorno natural y disfrutar al aire libre.
Son muy emotivas. Suelen experimentar emociones de manera muy intensa, ya sean positivas o negativas. Pueden llorar con facilidad o sentir mucha alegría ante situaciones que otros podrían considerar menos importantes.
Son muy intuitivas. Tienen la capacidad de tomar decisiones acertadas y tener un buen juicio ante situaciones complicadas. Para saber más sobre la intuición puedes leer mi artículo Niños y niñas con sexto sentido.
Suelen ser muy conscientes de su cuerpo y de sus sensaciones físicas. Pueden presentar una gran sensibilidad ante ciertos alimentos, saber lo que les sienta bien y lo que no, tener problemas para adaptarse a ropa o calzado incómodos y para tolerar ciertas texturas.
A pesar de ser muy sensibles y emocionales, también suelen ser muy independientes y valoran su espacio personal y su privacidad. Tienen una gran necesidad de pasar tiempo a solas y pueden sentirse abrumadas si están en situaciones muy sociales o ruidosas durante mucho tiempo. Si son niños o niñas muy pequeñas reclamarán la compañía de mamá o papá igual que cualquiera de su edad.
Tienen un gran sentido de la justicia y pueden sentir mucha indignación ante situaciones de discriminación o abuso.
Son muy exigentes consigo mismas y excesivamente autocríticas ante los errores, llegando en ocasiones a términos obsesivos.
Tienen una gran capacidad de concentración y pueden trabajar en proyectos durante horas sin distraerse en situaciones que les resultan interesantes y significativas. Lógicamente dependerá de la edad de las criaturas.
Tienen buena capacidad para adaptarse a situaciones nuevas y desconocidas. Al ser muy conscientes de su entorno y de las emociones de las personas que les rodean, pueden adaptarse mejor a las situaciones y a las necesidades de los demás.
Sin embargo, pueden ser más sensibles a ciertos cambios y transiciones en su entorno, lo que puede provocar que se sientan abrumadas o estresadas, según el contexto, ante ciertas situaciones que otros y otras peques pueden manejar con más facilidad. También pueden sentirse incómodas o irritadas si algo está fuera de lugar.
Son muy sensibles a la crítica y pueden sentirse heridas fácilmente.
Las PAS se pueden sentir frecuentemente abrumadas por la indecisión o preocupadas por tomar la decisión «correcta»
¿Crees que tu hija o hijo es NAS? No olvides que este artículo es meramente informativo. Si quieres solicitar asesoramiento para salir de dudas y/o ayudarle a gestionar de forma efectiva su rasgo, no dudes en ponerte en contacto conmigo. Puedes rellenar el formulario de la página de inicio, ir a la sección de Contacto o pinchar en este link: Contacto
Las familias narcisistas son una realidad dolorosa, aunque históricamente escondida, y más común de lo que se piensa. Un padre o una madre con trastorno de personalidad narcisista puede afectar profundamente a sus descendientes, generándoles una variedad de problemas y secuelas emocionales y psicológicas. En este artículo, exploraremos las características de una familia narcisista, los efectos que puede tener en los hijos e hijas y las opciones de afrontamiento disponibles para aquellas personas que sufren los efectos de las dinámicas familiares del narcisismo patológico.
¿Qué es una familia narcisista?
Antes de nada, quiero dejar claro que en todo el artículo cuando hable de «narcisista«, me referiré siempre a una persona narcisista patológica o, lo que es lo mismo, alguien con trastorno de personalidad narcisista (DSM-5).
Una familia narcisista es una familia en la que uno o ambos padres son narcisistas patológicos. Un padre o madre narcisista es alguien que tiene un sentido exagerado de importancia personal, una necesidad constante de admiración y una falta de empatía hacia los demás (leer Empatía, un arma muy poderosa), entre otras cosas. En una familia narcisista todo gira en torno a la persona narcisista, quien miente, controla y manipula a los otros miembros de la familia para satisfacer sus necesidades y expectativas.
El padre/madre narcisista espera que el resto de la familia lo admire y lo considere superior. Si los demás miembros del clan no cumplen con estas expectativas, pueden ser ignorados, ridiculizados o incluso castigados. A menudo, la madre/padre narcisista tratará de mantener a sus hijos e hijas a su lado, a través de la intimidación, el chantaje o la manipulación, para asegurarse de que sigan cumpliendo con sus necesidades.
Un padre o una madre narcisista (Narcisismo: los tipos y subtipos que debes conocer) puede ejercer maltrato de muy variadas maneras. Las formas más impactantes y obvias son el castigo físico (palizas, golpes, privación de alimentos, encerrar en un espacio pequeño o sin ventilación… ) o la agresión sexual del tipo que sea (insinuaciones, tocamientos, violación… ) Pero hay otras muchas maneras de ejercer abuso, que forman parte del maltrato psicológico, algunas tan sutiles que ni siquiera se reconocen como maltrato. Estas manifestaciones van desde las más explícitas, como gritos e insultos, hasta abandono físico (parcial o absoluto), pasando por abandono emocional (que es «la madre del cordero»), negligencia, humillaciones, amenazas, chantaje, gaslighting…
En una familia narcisista todo gira en torno a la persona narcisista
Características de una familia narcisista
Una familia narcisista puede ser difícil de reconocer debido a la habilidad del narcisista patológico para manipular y controlar a la gente. A menudo, las personas que crecen en este tipo de familias no se dan cuenta de que sus dinámicas familiares no son saludables hasta que están fuera de su influjo y empiezan a compararse con otras familias «normales». A continuación, os cuento algunas de las características comunes de una familia narcisista.
Dominio del narcisista. En este tipo de clan familiar la persona narcisista es el centro del universo y las necesidades y deseos de las demás están subordinados a los suyos. Los y las narcisistas son manipuladoras habilidosas y pueden controlar a los miembros de la familia mediante la culpa, el miedo y la vergüenza. Dentro de este tipo de familias abusivas los integrantes aprenden a adaptarse a las necesidades del narcisista principal y a ignorar sus propias necesidades.
Necesidad de atención. Las personas narcisistas suelen tener una necesidad constante de atención y reconocimiento, y pueden hacer cualquier cosa para conseguirlo. Esto puede llevar a comportamientos exagerados o inapropiados, como inflar sus propios logros o actuar de manera dramática para llamar la atención.
Comportamiento impredecible. Las familias narcisistas pueden tener una dinámica caótica e impredecible. Los miembros del clan nunca saben qué esperar del narcisista, lo que puede generar miedo, ansiedad y estrés. Las personas narcisistas pueden ser extremadamente volátiles y cambiar de humor rápidamente, lo que hace que sea difícil saber cómo actuar o qué decir para evitar su ira.
Falta de empatía. Las personas narcisistas a menudo son incapaces de empatizar con los y las demás, lo que significa que no pueden ponerse en el lugar de otras personas y comprender sus sentimientos y perspectivas. Esto lleva a una falta de conexión emocional entre los miembros de la familia. Por esta razón algunas personas dentro de la familia narcisista son ignoradas o minimizadas si no cumplen con las expectativas del narcisista. Además, las narcisistas pueden ser crueles y despiadadas en sus críticas y comentarios, lo que puede dañar profundamente a los familiares.
Falsas apariencias y mentiras. Las familias narcisistas se preocupan mucho por la apariencia y la imagen. Quieren que el mundo vea a su familia como perfecta y feliz, aunque de puertas para adentro haya mucho caos y disfunción. Los miembros de este tipo de familias pueden sentir una gran presión para mantener esta fachada, incluso aunque esto signifique ocultar sus verdaderos sentimientos o problemas en casa. Además, las personas narcisistas son expertas en el arte de la mentira y ésta se convierte en una práctica cotidiana.
Envidia, crítica constante y rivalidad. Para contrarrestar su baja autoestima real, la persona con trastorno de personalidad narcisista desarrolla un inflado y desajustado sentimiento de superioridad. Esto le lleva a pensar que los y las demás le envidian y envidian a su familia. Al mismo tiempo critica en las demás personas todo aquello de lo que ella carece. La persona narcisista patológica con frecuencia percibe a los demás como una amenaza a su propio sentido de superioridad, lo que puede crear una atmósfera de rivalidad en la familia, en lugar de apoyo y cooperación. Suele generar sentimientos de competencia entre los miembros de la familia, ya sea de manera abierta o sutil: minimizar o ignorar los logros de los demás, sabotaje, crítica constante, comparación, triangulación… Los integrantes de este tipo de clanes familiares a menudo se sienten como si estuvieran en competición para obtener la aprobación del narcisista principal, pudiendo llegar a creer que nunca son lo suficientemente buenos y que siempre están en desventaja en comparación con otros miembros de la familia.
Control y manipulación. Las y los narcisistas patológicos suelen intentar controlar todo y a todas en su entorno, pero a su vez suelen presentar dificultades para aceptar los límites de los demás. Para ejercer dicho control suelen recurrir a la manipulación, utilizando la culpa, el miedo o la luz de gas, entre otras técnicas, para conseguir lo que quieren. Los miembros de la familia pueden sentir que no tienen control sobre sus propias vidas y que sus límites personales no son respetados.
Proyección. Las personas narcisistas pueden proyectar sus propios problemas y debilidades en las demás, lo que significa que pueden culpar a otras y otros por cosas que son responsabilidad propia. Esto puede hacer que los miembros de la familia se sientan confundidos y culpables por cosas que no han hecho o que no son.
La culpa, la vergüenza, la envidia, la crítica… Son muy frecuentes en una familia narcisista
Efectos de una familia narcisista en las hijas e hijos
Los efectos de una familia narcisista en las y los descendientes suelen ser profundos y permanentes. Las criaturas de padres/madres narcisistas a menudo crecen con una sensación de que nunca son lo suficientemente buenas, y que su valor como personas está directamente relacionado con su capacidad de satisfacer las necesidades del padre/madre narcisista. Esto puede conllevar problemas emocionales graves (autoestima desajustada, problemas de autoconcepto, autosabotaje, estrés post traumático complejo…), enfermedades mentales (ansiedad, depresión, bipolaridad, trastorno límite de la personalidad, trastornos disociativos, trastorno de personalidad narcisista…), trastornos alimentarios, adicciones y, en casos extremos, incluso el suicidio. Puedes ampliar esta información en el artículo El impacto de los entornos disfuncionales en la infancia: una mirada desde el método PARCUVE.
Las criaturas de madres/padres narcisistas también pueden tener problemas para conformar relaciones interpersonales sanas. Esto se debe a que crecen en entornos en los que la manipulación y la ocultación de las propias emociones y sentimientos están a la orden del día. Esto puede generar una falta de confianza en las demás, una incapacidad para establecer relaciones profundas y significativas o una necesidad de agradar y satisfacer a la otra persona olvidándose de las propias necesidades.
Además, estos hijos e hijas a menudo presentan dificultades para establecer límites saludables. La causa es haberse desarrollado en un ambiente en el que sus necesidades y deseos han sido ignorados o descartados en favor de los deseos del padre/madre narcisista. Esto conlleva una falta de comprensión de la importancia de los límites personales y una incapacidad para decir «no» cuando es necesario. Es decir, hay muchas probabilidades de que, si has crecido en una familia narcisista, acabes cayendo en las redes de una pareja narcisista en la edad adulta e, incluso, que vayas enlazando una relación de abuso tras otra. Aunque, dependiendo del rol que te haya tocado dentro del clan familiar (leer Los roles en la familia narcisista. Cómo funcionan y qué consecuencias tienen), los hijos e hijas de una familia narcisista también pueden repetir patrones narcisistas de adultas.
¿Hay tratamiento para la familia narcisista?
Tratar con este tipo de familia disfuncional resulta un desafío emocional y psicológico importante. Los patrones disfuncionales de comportamiento y comunicación que se generan en una familia narcisista suelen tener un impacto hondo y duradero en la vida de los hijos e hijas y de otros miembros de la familia. Aunque la persona con trastorno de personalidad narcisista no va a cambiar, hay opciones de tratamiento efectivo para las víctimas de uno o varias familiares narcisistas. Aquí te presento brevemente algunas de estas alternativas:
Terapia familiar
Una de las opciones para trabajar el problema es la terapia familiar. En ella los integrantes deben trabajar juntos para identificar y abordar los patrones disfuncionales de comunicación y comportamiento que están contribuyendo a la dinámica narcisista en la familia. Las terapeutas familiares pueden ayudar a los y las familiares a aprender nuevas habilidades de comunicación y resolución de conflictos, y pueden guiarlas en la creación de un ambiente de apoyo y comprensión mutua.
La terapia familiar también puede ser útil para ayudar a los miembros del clan familiar a comprender las causas subyacentes del comportamiento narcisista del padre/madre. A menudo, el trastorno de personalidad narcisista se desarrolla como resultado de experiencias traumáticas o dolorosas en la infancia. No se trata de justificar o disculpar a la persona narcisista, sino de entender.
El mayor hándicap en este tipo de terapia es que la persona narcisista raramente reconoce tener un problema ni ser la causante de los problemas de las demás personas. Para ella son los otros individuos los que tienen una dificultad, por lo que es casi imposible que pretenda cambiar o mejorar de forma consciente y sincera. No es que desaconseje totalmente esta estrategia de afrontamiento, pero debido a la naturaleza misma del narcisismo patológico no suele ser una opción recomendable en la mayoría de las situaciones. Como todo en la vida, dependerá de cada caso particular.
Es importante hacer terapia para sanar las heridas de la infancia y los efectos del abuso narcisista
Terapia individual
La terapia individual con una especialista cualificada es realmente útil y necesaria para aquellas personas que han sufrido los efectos de una familia narcisista. Un terapeuta puede ayudar a la persona a procesar y trabajar a través de los efectos emocionales y psicológicos que ha experimentado como resultado de la dinámica narcisista en la familia. La terapia contribuye a desarrollar habilidades de afrontamiento y resiliencia para hacer frente de manera adecuada a todo tipo de situaciones susceptibles de ser problemáticas en el futuro. Trabajar en terapia también contribuye a la sanación de las heridas emocionales de infancia que ha causado la persona narcisista y ayuda a los miembros de la familia a entender y superar los patrones disfuncionales.
Establecer límites saludables
Establecer límites saludables es fundamental para tratar con un familiar narcisista. Los miembros de la familia afectados por el comportamiento narcisista deben aprender a establecer límites claros y firmes en su relación con la persona narcisista. Éstos pueden incluir establecer límites en el tiempo que se pasa con el familiar narcisista, negarse a participar en comportamientos que son dañinos o perjudiciales y aprender a decir «no» de manera efectiva.
Evidentemente en muchos casos el contacto cero es la única estrategia sana posible. Es decir, cortar de raíz cualquier tipo de comunicación con la persona abusiva para siempre. Pero me parece importante señalar que establecer límites saludables no tiene por qué significar en todos los casos cortar completamente las relaciones con la persona narcisista. Se trata más bien de establecer pautas saludables que permitan a la persona proteger su propia salud emocional y psicológica, mientras mantiene una relación limitada pero sana con su familiar narcisista. Una buena terapeuta nos puede guiar en este sentido.
Buscar apoyo externo
Buscar apoyo externo es importante para quienes están tratando de lidiar con una familia narcisista. Esto puede incluir conectarse con amigas cercanas, familiares y otros miembros de la comunidad que puedan ofrecer apoyo emocional y comprensión. Asimismo, puede incluir la búsqueda de grupos de apoyo.
Hay grupos de apoyo en línea y en persona que están diseñados específicamente para víctimas de familias narcisistas. Estos grupos pueden proporcionar un espacio seguro y de ayuda para que las personas compartan sus experiencias y se conecten con otras que están pasando por lo mismo. También pueden ofrecer información y recursos útiles sobre cómo enfrentarse a esta situación.
Buscar apoyo externo no significa que la persona sea débil o incapaz de manejar la situación por sí misma. De hecho, buscar ayuda es un signo de fortaleza, de conocimiento y reconocimiento de los propios límites. Además, tener una red de apoyo externo puede ayudar a las personas a sentirse menos aisladas y solas en su lucha contra el abuso narcisista.
Practicar el autocuidado
El autocuidado es fundamental para las víctimas de este tipo de abuso. Si tú eres víctima de una persona narcisista, puedes experimentar altos niveles de estrés, ansiedad, depresión y otros problemas de salud mental. Por lo tanto, es importante que te tomes el tiempo y el espacio para cuidar de ti misma.
El autocuidado incluye una larga lista de actividades, como pueden ser: hacer ejercicio regularmente, meditar, practicar técnicas de relajación, tener un hobby o actividad que realmente disfrutes, dormir lo suficiente, comer saludablemente y buscar ayuda profesional si es necesario. Preocuparse y ocuparse en una misma es fundamental para sanar las heridas emocionales y permitirse continuar hacia adelante sin dejar que la persona abusiva, la rumiación y la rabia dominen todos los aspectos de la vida.
El autocuidado es fundamental para las víctimas de cualquier tipo de abuso
En resumen, tratar con una familia narcisista es un reto importante. Aunque la persona narcisista patológica no va a dejar de serlo, hay grandes esperanzas para las víctimas del abuso narcisista. La terapia familiar y sobre todo la individual puede ser útil, al igual que establecer límites saludables, buscar apoyo externo y practicar el autocuidado. Al tomar medidas para abordar la dinámica familiar disfuncional, las personas pueden comenzar a sanar y avanzar hacia una vida más saludable y equilibrada.
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Sabemos que la empatía (ver Empatía y ecpatía, los dos pesos de una misma balanza), la capacidad de ponerse en el lugar de otra persona, de sintonizar con ella y comprender cómo se siente, es una cualidad positiva que es importantísimo fomentar en nuestras niñas y niños.
Pero, exactamente, ¿por qué es tan importante la empatía?
Porque propicia un adecuado autoconocimiento y desarrollo personal.
Porque es clave para establecer y mantener vínculos sanos con los demás.
Porque potencia el carisma, las habilidades sociales y la inteligencia emocional.
Porque favorece la resiliencia, que es la capacidad para superar circunstancias adversas o perturbadoras.
Porque ayuda a convertirse en personas confiables y que generan seguridad.
Porque contribuye a la amabilidad, la tolerancia y la solidaridad.
Porque es fundamental para prevenir el acoso escolar.
En definitiva, porque conforma mejores personas.
Digamos que la mayoría de nosotras, de forma natural, poseemos empatía en mayor o menor medida, aunque ésta se puede (y debe) potenciar. Sin embargo, hay personas con niveles ínfimos de empatía e incluso ausencia de ésta. Los mayores exponentes de falta de empatía son el narcisismo patológico o la psicopatía. Los narcisistas estructurales y los psicópatas poseen rasgos característicos de los bullies o acosadores escolares, siendo el principal de estos rasgos la falta de empatía.
Una criatura empática no sólo NO será una acosadora o abusona, sino que tiene muchas más probabilidades de actuar en favor o defensa de la víctima de acoso escolar (bullying).
La empatía por quienes están en problemas es uno de los elementos de la moral universal.
William Damon
La empatía es clave para un adecuado desarrollo personal y social de la persona
Básicamente, a más empatía, menos violencia (sea ésta del tipo que sea). Cuanta más empatía, mayor respeto, tolerancia y solidaridad con las demás personas.
A día de hoy resulta clave que esta cualidad positiva del ser humano, que poseemos muchas personas en mayor o menor medida, se siga fomentando. En el mundo individualista, competitivo y orientado sólo y exclusivamente hacia los resultados en el que vivimos, cada vez se incentiva menos la empatía. Y no es baladí que se premien valores propios del narcisismo. Cada día escuchamos más y más casos de abuso, maltrato, acoso escolar, violencias… Está claro que, como sociedad, algo estamos haciendo mal.
Por otro lado, quizá para contrarrestar los efectos de lo anterior, cada vez más centros educativos y profesionales intentan promover y desarrollar la empatía en niñas, niños y jóvenes, para prevenir y concienciar sobre esta lacra. La educación es primordial en la lucha contra cualquier tipo de violencia. Pero es evidente que no se está haciendo lo suficiente. Cada vez más jóvenes, esos en los que ponemos nuestras esperanzas de futuro, tienen una idea arcaica e intolerable de lo que debe ser una relación de pareja, en la que el machismo impregna sus pensamientos y discursos. ¿Por qué está ocurriendo esto? Es una buena cuestión para abordar en otro artículo. Por ahora nos ocuparemos de la promoción de un arma poderosa contra este mal: la empatía.
Cómo fomentar la empatía
Los niños y niñas empáticas serán adultas empáticas. Como madres y padres debemos favorecer la empatía en nuestros peques. Pero, ¿cómo podemos hacerlo?:
Predicando con el ejemplo. No me cansaré de repetirlo. Somos los que hacemos, no lo que decimos. Los niños aprenden mucho más de lo que hacemos que de lo que decimos. Si nuestras peques nos observan, por ejemplo, siendo habitualmente respetuosas con las personas o compasivas con alguien desfavorecido, con un animal herido, con alguien que está siendo humillado… Lo integrarán y repetirán esas conductas.
Expresando nuestros sentimientos de forma comprensible y asertiva.
Mostrándonos vulnerables algunas veces.
Pidiendo perdón cuando nos equivocamos con otras personas y con nuestros propios hijos e hijas.
Favoreciendo que se responsabilicen de sus acciones, tanto buenas como malas.
Conversando mucho con ellas, explicándoles cómo se siente alguien ante tal o cual situación, preguntándoles cómo se sentirían ellas y practicando la escucha activa…
Ayudándoles a identificar y regular sus emociones (rabia, miedo, alegría, enfado…) y mostrándoles nuestro apoyo ante las mismas sin juzgarles.
Interesándonos por sus sentimientos, validándolos y consolándoles cuando estén tristes.
Practicando la solidaridad en sus múltiples formas.
Leyendo cuentos, asistiendo a exposiciones, espectáculos y visionando películas o documentales que nos ayuden a trabajar diferentes valores.
Etc.
Favorecen la empatía: el respeto, la compasión, el esfuerzo, la tolerancia, las habilidades sociales y la escucha activa, la asertividad, los valores éticos y morales, la lealtad, la paciencia, la aceptación y la tolerancia a la frustración, el trabajo en equipo y las actitudes colaborativas.
Somos criaturas sociales. Nuestra supervivencia depende de entender las acciones, intenciones y emociones de los demás. Las neuronas espejo nos permiten entender la mente de los demás, no sólo a través de un razonamiento conceptual sino mediante la simulación directa. Sintiendo, no pensando.
Giacomo Rizzolatti
La empatía es la capacidad de ponerse en el lugar de otra persona, sintonizar con ella y experimentar cómo se siente
Por otro lado, hay ciertas actitudes que debemos vigilar y no fomentar en la infancia, o no hacerlo en exceso, pues pueden llevar a las criaturas al lado opuesto de la empatía. Además, esas actitudes negativas, acompañadas de otras peculiaridades, pueden conllevar efectos desastrosos para su futuro. Por ejemplo:
La competitividad sana puede ser divertida y fomentar el esfuerzo y el afán de superación individual, pero si traspasa unos límites deja de ser positiva.
Cierta individualidad es necesaria para ayudar a desarrollar la autonomía, pero llevada al extremo nos convierte en personas antisociales, apáticas, insolidarias y, por tanto, nada empáticas.
¿Quién no ha mentido alguna vez? En ocasiones incluso una mentira nos ha sacado de un apuro. Pero usar la mentira con frecuencia o pasarse la vida haciéndolo es otro tema.
Se suele apreciar a las y los jefes que desprenden cierta autoridad (aunque personalmente opino que hay mejores formas de ejercer la jefatura). Pero si esas muestras de autoridad son excesivas y se presentan incluso de manera agresiva, nos resulta muy desagradable.
Nos alejan de la empatía: el egoísmo, el individualismo, el odio, la falta de autocontrol, la envidia, la agresividad, la venganza, la arrogancia, la mentira, la inmediatez, la competitividad y la impaciencia.
Una criatura empática tiene muchas más probabilidades de actuar en defensa de la víctima de bullying
Después de todo lo anteriormente expuesto, queda patente que la empatía resulta tan valiosa como primordial para un adecuado desarrollo personal y social. Está en nuestras manos ayudar a nuestros hijos e hijas a convertirse en mejores personas. Os dejo una frase de la psicóloga Tere Rosales Serje, que recoge muy bien la importancia de la empatía:
La empatía es la piedra angular del amor que sostiene lo que sentimos y nos permite sentir lo que el otro siente y compartirnos desde el corazón en un solo latir. El Amor es un arte, ya que es movido por la energía creativa al servicio de la comprensión, compasión y la reconciliación, nos abre a espacios de sensibilidad, bondad, entrega y nos impulsa a cuidar, contener, apoyar, nutrir, acompañar… Todas estas funciones parentales y relacionales que nos conectan para crecer y fluir sanamente.
Tere Rosales Serje
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