Como ya he contado en otro artículo (¿Qué es una psicopedagoga y en qué te puede ayudar?), un psicopedagogo/a es un profesional que detecta, diagnostica y ayuda a resolver problemas, trastornos y dificultades relacionadas con el aprendizaje. Pero la labor del profesional de la psicopedagogía no se queda ahí y va más allá, desde la intervención directa hasta la prevención, pasando por la creación de pautas y herramientas de trabajo para potenciar el aprendizaje.
A continuación vamos a desgranar las funciones que tiene un psicopedagogo/a, para que os resulte más visual y sencillo. Allá vamos:
Funciones de la Psicopedagoga
Psicopedagogía es Diagnóstico
En la práctica psicopedagógica, el diagnóstico se entiende como un elemento clave para guiar todo el trabajo educativo y de acompañamiento posterior.
El diagnóstico en educación es una de las principales funciones de la figura de la profesional de la psicopedagogía, tanto para detectar dificultades como para encontrar las causas o motivos que las generan.
Un buen diagnóstico precoz es esencial para diseñar un plan de intervención adecuado y comenzar a implementarlo. Cuanto antes se ataje el problema o dificultad, más probabilidades habrá de mejorarlo o solucionarlo, aunque esto también dependerá de las circunstancias particulares de cada caso.
Psicopedagogía es Intervención
Psicopedagogía es intervención en el proceso de enseñanza-aprendizaje. La intervención psicopedagógica es definir pautas y acciones concretas para mejorar dicho proceso.
La intervención psicopedagógica también es desarrollar métodos y proporcionar herramientas para potenciar diferentes habilidades.
Psicopedagogía es Asesoramiento
La psicopedagogía es asesoramiento al personal educativo para ayudarle a organizar, implementar y resolver su tarea profesional con su alumnado, especialmente con aquel que presenta alguna dificultad, necesidad específica o adaptación curricular.
También es asesoramiento a las familias ante las dudas o problemáticas que puedan surgir en su día a día: temas específicos de apoyo educativo, crianza, conflictos familiares, etc.
Y, por supuesto, asesoramiento y orientación individual para potenciar el desarrollo intelectual, social, emocional, académico y profesional de un individuo o grupo.
Psicopedagogía es Prevención
Psicopedagogía es prevención de posibles dificultades o problemas de aprendizaje, lingüísticos, sociales, emocionales, etc.
Una parte importante del trabajo preventivo de la figura de la psicopedagoga pasa por el asesoramiento a docentes y a familiares en materia de prevención. También por la educación al alumnado y a las familias a través de reuniones, charlas y talleres, con el fin de prevenir problemas o trastornos posteriores.
La reciente incorporación de psicopedagogas a las instituciones sanitarias ha ampliado el campo de acción psicopedagógico y ha contribuido a la prevención de otras problemáticas: bullying, drogodependencia, embarazos no deseados, violencia machista, etc. Aunque está claro que aún queda mucho terreno por conquistar.
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El tema de los celos entre hermanas y hermanos comienza a preocupar a los padres en el momento en que esperan un segundo retoño, especialmente si ambas criaturas se van a llevar poco tiempo. El hecho de que otro ser vaya a quitarnos toda la atención, mimos y cuidados de adultas, familia y, en especial, de mamá y papá, no suele ser muy bien recibido. Algunas criaturas comienzan a manifestar estos celos ya durante el embarazo. Otras se muestran bastante entusiasmadas con la llegada del nuevo miembro de la familia pero la cosa empieza a cambiar a partir del nacimiento. Hay otros niños y niñas que se exhiben muy cariñosas y protectoras con sus hermanitos bebés pero tienen algunos comportamientos contradictorios o ramalazos de pelusilla de vez en cuando. Por último hay criaturas que no manifiestan celos hasta que su hermano o hermana menor no comienza a tener más interacción con las personas, a desplazarse, a decir sus primeras palabras y, en definitiva, a hacer gracietas, allá hacia el año de edad aproximadamente, ya que estas acciones conllevan muestras de júbilo y una carga extra de atención por parte de las personas adultas.
En el caso de múltiples (gemelas, mellizos, trillizas, etc.) los celos suelen estar más fácilmente presentes de forma natural desde el principio. La explicación podría ser algo así como que la lucha instintiva por la supervivencia desde que están en el vientre materno les llevará genéticamente a competir durante toda su vida, incluso de forma inconsciente.
Imaginad lo duro que es para una criatura crecer teniendo que compararse todo el tiempo con otra. En el caso de tener diferente edad también puede ocurrir, pero si eres la pequeña, las maestrías de la mayor puedes achacarlas a su edad, por ejemplo, y pensar que con sus años tú serás tan buena como tu hermano o hermana mayor en eso. Esta diferencia evolutiva supone, digamos, un respiro. Pero si eres gemelar, ese descanso no ocurre, continuamente tienes un espejo en el que mirarte. Si tú eres el que posee en algo una habilidad mayor, tendrás una sensación de superioridad o simplemente una tranquilidad en ese aspecto. ¿Pero y si te toca en el papel de hermano o hermana menos mañosa? ¿Y si esto ocurre frecuentemente y en múltiples áreas? ¿Y si además la criatura menos habilidosa tiene muchas inseguridades? Asimismo, el entorno a veces no ayuda y tanto madre y padre como profesoras pueden lanzar mensajes, en ocasiones sin querer, que contienen agravios comparativos del tipo «tu hermano lo hace mejor», «tendrías que ser como ella», tienes que hacerlo como él»…
En cualquier caso, si bien son más probables e intensos en criaturas pequeñas (2-3 años) y especialmente si son del mismo sexo, los celos, la pelusa o la competitividad entre hermanos y hermanas pueden surgir en cualquier momento de sus vidas y deberse a múltiples causas, no solo al nacimiento de un nuevo miembro de la familia: belleza, notas escolares, destrezas deportivas, artísticas o en otros ámbitos, desparpajo, gracia, habilidades sociales, popularidad, mejores juguetes, ropa más bonita, más reconocimiento o muestras de cariño por parte de las personas adultas y, en general, cualquier cualidad positiva o posesión material que tenga la otra criatura.
Los celos entre hermanas o hermanos a primera vista pueden parecer un asunto de poca importancia, incluso gracioso. Pero si no somos conscientes de ellos y no los trabajamos adecuadamente pueden dar lugar a envidias y provocar baja autoestima en quien los padece o, con el tiempo, derivar en depresión.
Los celos son más probables e intensos en criaturas pequeñas, especialmente del mismo sexo
¿De qué maneras se manifiestan los celos?
Los celos se reflejan especialmente en el comportamiento de los y las menores, ya que en la mayoría de las ocasiones lo que buscan es llamar la atención de la madre y el padre. Algunas de sus manifestaciones conllevan que la criatura celosa:
Pueda presentar una regresión. Esto es un retroceso en una destreza o habilidad ya adquirida y en la que de repente vuelve para atrás: volver a hacerse pis encima, volver a usar el chupete, volver a querer tomar teta o biberón, volver a querer que le cojan en brazos o ser acunado, volver a chuparse el dedo…
Pueda volverse muy llorona y /o presentar una mamitis exacerbada.
Pueda empezar a desobedecer de forma llamativa, en cosas en las que antes se comportaba debidamente, y a decir que “no” a todo.
Pueda negarse a compartir juegos y juguetes con su hermano o hermana.
Pueda protagonizar rabietas frecuentes.
Pueda mostrar desinterés por actividades que antes le gustaban y tornarse más distante y abstraída.
Pueda somatizar sus celos presentando algún tipo de trastorno alimenticio o negándose a comer.
Pueda somatizar presentando dolores o molestias de barriga, de cabeza o de otro tipo.
Pueda tener trastornos del sueño: no quiera o le cueste dormir, quiera hacerlo con sus padres, se despierte a media noche llorando, tenga pesadillas…
Pueda volverse más agresiva hacia todo el mundo: su madre, su padre, sus hermanas, sus compañeros, su maestra… Este punto hay que vigilarlo especialmente, puesto que incluso podría convertirse en una criatura rencorosa o rebelde que podía causar algún daño a sus hermanos o hermanas.
Es importante entender y asumir que esto es sólo un proceso, que los celos son un estado afectivo natural y evolutivo y que todas estas exteriorizaciones son absolutamente normales, aunque molestas y no deseables.
Mi querida hermana, como las ramas de un árbol crecemos en diferentes direcciones, pero nuestra raíz es una sola.
¿Qué puedes hacer para lidiar con los celos y la competitividad entre hermanas y hermanos?
1. Ármate de paciencia. Para empezar, habrá épocas mejores y épocas más difíciles. En algunos casos será más leve y en otros estará más agudizado, pero en muchos se prolongará en el tiempo, especialmente en el caso de múltiples, así que deberás tomarlo con calma.
2. Tómatelo con filosofía y aprovecha la situación para aprender qué es lo que de verdad les importa a tus hijos o hijas, por qué cosas es por las que luchan o compiten.
3. Intenta evitar situaciones que provoquen celos. Dependerá de los motivos que los generen, pero algunas ideas pueden ser: no ser demasiado efusivas en nuestras muestras de amor delante de la criatura que experimenta los celos, no elogiar en exceso los logros del otro retoño y, sobre todo, no alabar demasiado al otro u otra peque en aquellas competencias en que la criatura con pelusilla no es muy ducha. Por supuesto, esto no significa que dejemos de elogiar, premiar y dar todo el amor que queramos a nuestra hija o hijo, sino que procuremos hacerlo (o hacerlo más intensamente) cuando su hermana o hermano no esté delante.
4. No compares a las criaturas. Este punto va en sintonía con el apartado anterior. No hay nada más odioso que sentirse continuamente en rivalidad con alguien. Imagina cómo te sentirías si tu jefa te comparara con otro trabajador mejor que tú… No es una sensación muy agradable. Para tu peque, tampoco. Esto no le ayuda en absoluto a consolidar su autoestima y seguridad en sí mismo. (Ver artículo del blog Autoestima y seguridad en los niños/as. Elementos clave para un desarrollo sano). Pero si además siente celos de su hermana o hermano, esto provocará que ese sentimiento se agudice y que puedan aparecer otros como rechazo, rabia, envidia, inseguridad, miedo al fracaso, tristeza, etc.
Según estudios, las y los mellizos tienen celos más acentuados que las y los gemelos
5. Dales muchas muestras de cariño y diles cuánto les quieres. Ya he hablado hace tiempo en otro artículo la importancia de los besos, abrazos, caricias y, en general, de todas las expresiones de amor hacia nuestros hijos e hijas. Y es muy importante que diferenciemos esto del hecho de consentir. Mimemos a nuestras y nuestros peques cuanto queramos, pero no les consintamos. (Ver artículo del blog Besos y abrazos). Aclarado lo anterior, es necesario recordar que la mayoría de las veces los celos se producen por la necesidad de captar la atención adulta, por lo que si les dedicamos sus momentitos y se sienten atendidos, los celos disminuirán. Es importante que tengamos en cuenta que si le damos una muestra de cariño a la criatura menos (o en absoluto) celosa, acto seguido deberíamos hacer otra carantoña/halago a su hermano o hermana para evitar conflictos innecesarios.
6. Dedícales tiempo por separado. Este punto es importantísimo. Es una manera de hacer sentir a tu hijo o hija especial, además de una maravillosa fórmula para observarle, conocerle más en profundidad y compartir momentos que se convertirán en recuerdos para toda la vida tanto para la criatura como para ti. Todo dependerá del tiempo, la configuración y la disposición de cada familia, pero una idea, sólo una de tantas, es que cada hijo o hija pase la tarde del sábado con la madre y la del domingo con el padre y el fin de semana siguiente al revés, por ejemplo. No se debe hacer todas las semanas, ya que también es importante pasar tiempo todos juntos, basta con hacerlo dos semanas al mes, o cada dos meses…
7. Enfatiza y resalta los puntos fuertes de cada uno de tus hijos o hijas. Cada criatura es única y todas tienen unos talentos. Busca los de cada una de ellas y encárgate de que los sepan. Esto no solo disminuirá los celos entre ellas, sino que reforzará su autoestima y seguridad. (Ver artículo de este blog Autoestima y seguridad en los niños/as. Elementos clave para un desarrollo sano).
8. Recuérdales cada vez que puedas lo importantes que son el uno para el otro. En el caso de gemelos o mellizas la persona más importante dentro de su núcleo familiar no suele ser su madre o su padre ¡sino el otro hermano o hermana! Haz que lo recuerden, ayúdales a que vean las cosas buenas la una de la otra, que se respeten, admiren y quieran con sus similitudes y sus diferencias. Son el mayor tesoro que tendrán en toda su vida.
9. Dales tareas en las que tengan que trabajar en equipo. No se trata de competir, sino de realizar algo entre todos los miembros, cada uno aportando sus destrezas, su forma de hacer o su toque personal. Además puedes proponer otras actividades en que puedan ayudarse entre ellos o ellas. Una puede ayudar a la otra a hacer algo mejor, enseñándole sus trucos o habilidades y luego hacer otra tarea en que sea al revés.
10. No intervengas en sus riñas o peleas a menos que la cosa se torne grave o peligrosa y, sobre todo, intenta mediar de forma neutral, sin ponerte del lado de ninguna de las criaturas, manteniendo la calma y ayudándoles a llegar a un acuerdo beneficioso para ambas. Recuerda que eres su modelo de conducta.
11. Enséñales a pedir disculpas si se han equivocado con la otra criatura. Hazlo tú también, predica con el ejemplo.
12. Utiliza el refuerzo positivo y felicita, aplaude, premia con besos y abrazos los buenos comportamientos de tus hijos o hijas pero, con especial hincapié, de la criatura que siente celos.
Los celos son un estado afectivo natural y evolutivo
Ante la situación de un nuevo hermanitoo hermanita que está en camino, además de la mayor parte de los consejos anteriores, que también aplican, hay una serie de tips que puedes emplear para intentar mitigar la pelusilla. Aquí te doy algunos:
a) No realices cambios importantes en la vida de la criatura justo antes de la llegada del nuevo miembro de la familia. Déjalos para un tiempo después o llévalos a cabo con bastante antelación, de manera que el niño o niña ya esté habituada o adaptada a dicho cambio cuando llegue el hermanito o hermanita (paso de la cuna a la cama, del pañal al orinal, retirada del chupete, etc.)
b) En el caso de la mamá es muy importante que busque semanas antes, o incluso algunos meses antes de que nazca el bebé, un momento diario para compartir solo con la hija o hijo mayor. Será vuestro momento especial, de vosotros dos solos, y se mantendrá en el tiempo cuando el hermanito o hermanita haya nacido. De esta manera la sensación de verse desplazado por el nuevo miembro de la familia se mitigará, puesto que no le robará su momento especial con mamá. Tiene que ser un espacio tranquilo, fácil de cumplir, puesto que con el nuevo bebé la mamá no tendrá muchas posibilidades de escapar largos ratos ni muy lejos de casa. Lo ideal es que se pueda realizar mientras el bebé duerme o cuando papá (u otra persona) pueda encargarse de él, para que la mamá pueda estar tranquila y esos instantes sean de calidad. En cuanto a las actividades a realizar pueden ser muy variadas, dependiendo de las necesidades organizativas de la familia, de la edad y de los gustos del menor: charla, paseo, leer cuentos, jugar juntos, el momento del baño, etc.
Los celos pueden provocar envidias, baja autoestima o incluso depresión
c) Involucra a tu hijo o hija mayor desde el principio en los preparativos para el recibimiento del retoño. Es fundamental que le informes, que sepa cómo se va a desarrollar el proceso, qué cabe esperar, cómo será todo cuando la hermana o hermano esté aquí, que te ausentarás unos días para el parto… En definitiva que se vaya preparado y no haya demasiadas sorpresas. Deja que elija, por ejemplo, pequeñas cosas sin compromiso pero que para la criatura serán una muestra de que forma parte de esto y le harán sentir importante. Puedes comprar ropita con ella y dejarla elegir entre dos prendas, que escoja entre dos peluches, que elija el color de las sábanas o incluso el color de la pared de la habitación del bebé, por ejemplo.
d) Una vez el bebé haya nacido, deja que su hermana o hermano mayor colabore o te ayude con tareas sencillas relacionadas con el cuidado diario del recién nacido, siempre dentro de las posibilidades de la criatura y acordes a su edad: que elija la ropita de ese día, que traiga el pañal a la hora del cambio, que participe en el baño, que ayude a darle el biberón (en caso de que lo uséis) … Hay muchísimas posibilidades, lo importante es hacer que el o la mayor se sienta útil e integrada en todo momento.
e) Por último, como he contado en el punto 8 del apartado anterior, es crucial recordarle a la criatura mayor lo importante que es para su hermanito o hermanita, lo mucho que éste le necesita, todo lo que le puede enseñar por ser la mayor y el vínculo tan especial que tendrán durante toda su vida. Su hermana o hermano será su mejor aliado y amigo, un tesoro que hay que cuidar. Y es fundamental ayudarles a ambos a consolidar y perpetuar los sentimientos de amor incondicional y respeto hacia el otro durante toda su vida.
¿Qué opinas? ¿Te ha parecido útil esta información? ¿Estás pasando o has pasado por un episodio agudo de celos entre hermanos o hermanas? Cuéntame tu experiencia. Si tienes cualquier duda o consulta, puedes contármela sin compromiso, intentaré ayudarte. Y como siempre, si te ha gustado mi artículo puedes compartirlo, dejarme un comentario, ¡que me hará muchísima ilusión!, y seguirme en mis redes sociales. ¡Mil gracias!
El locus de control es un rasgo de personalidad que define a los individuos según la percepción que tienen sobre las causas de lo que les ocurre. O, dicho de otro modo, es la manera en que una persona percibe si el origen de sus propios comportamientos y pensamientos dependen de ella misma o de factores ajenos a ella.
Es decir, una persona con locus de control externo atribuye, principalmente, lo que pasa a su alrededor y su forma de vivirlo, sentirlo o experimentarlo a la suerte, al azar, al destino, al karma, a Dios o a la voluntad de otras personas, pero nunca a sí misma. Por lo tanto, su actitud ante esas circunstancias será mayormente pasiva, pues entiende que no hay nada que ella pueda hacer para cambiar las cosas o para mejorar las emociones o sentimientos que esos hechos le producen. Mientras que una persona con locus de control interno pensará que lo que pasa a su alrededor, especialmente cómo ella lo vive, lo siente o lo experimenta dependen en gran medida de sí misma, de cómo ella lo afronte, de sus capacidades, de las decisiones y de la postura que adopte ante esas circunstancias. De esta forma su actitud ante las cosas que le ocurren será mucho más activa.
Las personas con un locus de control externo:
Experimentan impotencia y desesperanza con mayor frecuencia ante diversas situaciones.
Sienten que no son capaces de revertir una situación.
Atribuyen el éxito a la suerte.
Las personas con un locus de control interno:
Asumen la responsabilidad de sus propias acciones o de su inacción.
Confían más en sí mismos ante los retos.
Son más independientes y felices.
Locus de control y ejemplo de interno y externo
No podemos decidir lo que nos ocurre, pero sí cómo vamos a afrontarlo.
(Locus de control interno)
El locus de control y la felicidad
Una persona con locus de control externo atribuirá la responsabilidad de su felicidad a factores externos: una buena noticia, poder conseguir el trabajo o la casa de sus sueños, tener pareja, que el tendero sea agradable, que le toque la lotería… Del mismo modo culpará de su infelicidad al hecho de recibir una mala noticia, de no tener pareja, de que el tendero sea antipático, de haber discutido alguien, de que no le haya tocado la lotería…
Muchas personas que están pasando por un proceso depresivo experimentan locus de control externo durante dicho proceso, ya que realmente sienten que no hay nada que puedan hacer para salir de esa situación.
Una persona con locus de control interno atribuye su felicidad a sí misma, independientemente de los acontecimientos que ocurran. Es absolutamente innegable que ciertas circunstancias y vivencias (ruptura o separación sentimental, enfermedad o fallecimiento de un ser querido, problemas de salud o económicos…) obstaculizan seriamente la felicidad y el bienestar. Pero sí que está en nuestra mano afrontarlas de forma algo menos negativa. Por supuesto no debemos dejar de ser realistas, NO AL POSITIVISMO TÓXICO. Debemos permitirnos el tiempo que sea necesario para el duelo, pero a su vez es bueno que vayamos haciendo lo que esté a nuestro alcance en cada momento para mejorar o adaptarnos gradualmente a dichas situaciones. Esto nos facilitará el buscar, en los casos en que existan, posibles soluciones a estas circunstancias.
Como se puede deducir de todo lo anteriormente expuesto, lo recomendable es que tengamos un locus de control interno en la mayoría de las ocasiones. Al tener la percepción de que cómo nos influyan los acontecimientos, depende en gran medida de nuestras propias acciones, actitudes y pensamientos, estaremos percibiendo asimismo que tenemos el control de nuestra vida.
Creer en una persona y cuidar nuestro trato hacia ella, convierte el efecto Pigmalión en una profecía autocumplida
EFECTO PIGMALIÓN
El efecto Pigmalión hace referencia a la influencia potencial que una persona puede ejercer sobre el rendimiento de otra. Tiene estrecha relación con la PROFECÍA AUTOCUMPLIDA, que es una predicción que incita a actuar de forma que dicha predicción se cumpla.
Digamos que el efecto Pigmalión es un tipo específico de PROFECÍA AUTOCUMPLIDA: las expectativas que una persona (por ejemplo, un docente) tiene sobre otra influyen en su comportamiento hacia ella, y ese trato termina favoreciendo que la persona actúe de acuerdo con esas expectativas.
Si una criatura nota que creen en ella, se siente valorada, capaz y la animan a conseguir sus objetivos, aumentarán sus probabilidades de éxito. Si, por el contrario, continuamente se le hace entender que es mala, torpe, que no puede o no es capaz, es muy probable que eso acabe siendo cierto.
A veces os forjamos una idea sobre un alumno o alumna y la tratamos en consecuencia, alimentando la PROFECÍA AUTOCUMPLIDA y el llamado efecto Pigmalión. Hay que tener especial cuidado con esto: lo que transmitimos a una criatura que es, influirá directa e irremediablemente en lo que acabe siendo.
Cuando el esfuerzo deja de parecer útil, la indefensión aprendida apaga la iniciativa antes incluso de intentarlo de nuevo
INDEFENSIÓN APRENDIDA
La indefensión aprendida hace referencia al comportamiento pasivo de una persona (o un animal) por sentir que es incapaz, que no puede hacer nada para cambiar su situación, tras haberlo intentado anteriormente y no haber obtenido el resultado deseado.
Ante este hecho la persona “aprende” que es inútil realizar cualquier esfuerzo, de modo que dejará de intentarlo. Esto genera, a su vez, un sentimiento de falta de control ante ciertas situaciones, ya que poseerá un locus de control externo. De tal manera, considerará que lo que le ocurre y cómo lo afronta depende de factores ajenos a su persona, razón por la cual siente que no puede hacer nada para cambiarlo. La indefensión aprendida está estrechamente relacionada con las víctimas de maltrato psicológico y abuso narcisista, con el estrés post-traumático complejo que generan estas experiencias, con la depresión, con algunas formas de ansiedad y con otros trastornos que correlacionan la percepción de ausencia de control sobre el resultado de una situación.
Ejemplos de indefensión aprendida
Si a una criatura, cada vez que tiene un problema, sus padres no le escuchan, no le ayudan o no le apoyan, esa personita aprenderá que es inútil contarle sus problemas a sus figuras de apego, ya que no servirá de nada. De este modo, en algún momento, dejará de hacerlo y de buscar consuelo en su madre y su padre, produciéndose un importante deterioro en la confianza y la comunicación entre ellos.
Si a una pequeña, cada vez que intenta realizar una acción, tal como trepar por una estructura, su madre, por miedo a que se lastime, le dice frases del tipo: «no lo hagas porque no puedes«, «¿ves? Sabía que te ibas a caer, eres muy pequeña para esto«, «esos niños sí pueden porque lo han hecho más veces, pero tú no sabes«… Probablemente llegará un momento en el que la menor deje de intentarlo.
En este segundo caso, al final se hará realidad la profecía autocumplida (efecto Pigmalión), ya que el niño llegará a creer que no es capaz.
Si un alumno experimenta que, por más que se esfuerce en una asignatura, no es capaz de aprobar ningún examen, es muy probable que deje de esforzarse, con lo cual, no aprobará.
Pongamos que en este tercer ejemplo la profesora le ha estado diciendo al niño en reiteradas ocasiones que es un vago, que no sirve para estudiar, que no va a llegar a nada en la vida… Al cabo del tiempo estas palabras, junto con la indefensión aprendida de la criatura, acaban confirmando el efecto Pigmalión.
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Todas las personas tenemos unas opiniones e ideas sobre lo que está bien y lo que está mal. A medida que van creciendo, los niños y niñas también las tienen. Pero su concepto del bien o el mal va modificándose a medida que su perspectiva del mundo y su concepción de sí mismas y de los demás se va desarrollando.
El psicólogo estadounidense Lawrence Kohlberg (1927-1987), de la Universidad de Harvard y discípulo de Piaget, se interesó en estudiar la forma en que las personas razonan los problemas de tipo moral. De esta manera creó la teoría del desarrollo moral, que sigue vigente en la actualidad.
Según esta teoría existen 3 niveles de desarrollo moral, que explican las diferentes maneras de razonar que tiene un individuo a medida que va creciendo. Estos tres niveles se subdividen en dos etapas cada uno, es decir, en total hay 6 etapas de desarrollo. Pero, y he aquí lo realmente interesante, no todas las personas alcanzan todas las etapas. Es decir, hay personas adultas cuyo nivel de desarrollo moral se queda en las etapas 3, 4 ó 5. ¿No es apasionante? A mí sí me lo parece.
Cuando en clase se tratan este tipo de cuestiones se suelen plantear casos hipotéticos en los que los alumnos y alumnas tienen que responder, por ejemplo, si robar un medicamento está bien. Ahora se complica la cosa explicando que quien roba el medicamento es un joven pobre, hijo de una mujer muy enferma. Además, a quien roba el joven es a un importante magnate millonario que tiene una farmacéutica. El joven no puede pagar la medicina, que salvaría la vida de su madre. Este joven ha intentado negociar un precio asequible con el magnate, le ha suplicado, pero éste se ha negado y quiere cobrarle un precio elevadísimo, abusivo por el medicamento. Ante la negativa del propietario de la farmacéutica el joven se plantea sustraer la medicina que salvará la vida de su madre. ¿Sigue estando bien o mal robar en este caso? Y lo que realmente importa en este planteamiento, ¿por qué está bien o mal? Según respondan las alumnas y alumnos se puede observar fácilmente en qué categoría moral se sitúan.
Pues bien, vamos a explicar los niveles de desarrollo moral usando el ejemplo anterior.
El nivel preconvencional de desarrollo moral abarca hasta aproximadamente los 9 años
NIVEL 1. PRECONVENCIONAL. (Hasta los 9 años aproximadamente)
Etapa 1. Orientación hacia el castigo y la obediencia. En esta etapa la persona asume que existe una autoridad superior que es quien impone un sistema de normas que se deben obedecer sin cuestionar. De esta forma el sujeto busca la satisfacción de las propias necesidades, evitando el castigo.
Respecto al supuesto anterior, una criatura que se encuentre en esta etapa contestaría que robar es malo. Está mal porque te castigan, porque va contra la ley. En este planteamiento se obvia la moralidad, que se entiende como algo externo, propio de las personas mayores que son quienes deciden qué es lo que se debe o no hacer.
Etapa 2. Orientación hacia el individualismo y el intercambio. En esta segunda etapa la persona reconoce que no tiene por qué haber un solo punto de vista correcto, el que transmite la autoridad, sino que puede haber varios. Por tanto, se empieza a asumir que puede existir un choque de intereses, un dilema moral, cosa que no existía en la etapa anterior. Pero el sujeto opta aquí por el individualismo egocéntrico: cada uno defiende lo suyo y obra en consecuencia. Si se llega a un acuerdo entre las partes, se deberá respetar por el intercambio de favores y la seguridad que esto conlleva. “Yo te respeto si tú me respetas”, como puede ocurrir entre mafias o clanes, pero aún no por identificación con los valores de una comunidad.
Respecto al supuesto, una niña o niño en esta etapa podría razonar diciendo que está bien que el joven robe para salvar la vida de su madre porque él es pequeño y necesita a su madre para que le cuide. O por el contrario podría argumentar que si su madre es muy vieja y se va a morir pronto, igual no merece la pena arriesgarse a ir a la cárcel por salvarle la vida. Otra argumentación en esta etapa es que el empresario se merece que le roben, ya que se portó mal con el joven o que al fin y al cabo no necesita dinero porque es millonario. Otra respuesta más podría ser que el muchacho puede llevarse el medicamento y después devolver el favor al magnate.
El nivel convencional de desarrollo moral suele durar hasta la adolescencia, aunque depende de la persona
NIVEL 2. CONVENCIONAL. (Desde los 10 años o más hasta la adolescencia)
Etapa 3. Buenas relaciones interpersonales. Aquí la persona entiende la moral como algo más que favores y tratos entre personas. Los individuos deben cumplir con las expectativas familiares o grupales para ser aceptados. Deber comportarse bien, mostrando empatía, amor, confianza, etc., por otros. En esta etapa lo que está bien o mal encaja dentro de unos valores morales compartidos por la comunidad o el grupo.
En respuesta al supuesto, en esta etapa un niño o niña podría contestar que está bien que el joven intente robar por amor a su madre o que está mal la actitud del empresario por querer aprovecharse del muchacho y dejar que una persona muera, por lo que lo normal aquí es robarle.
Etapa 4. Mantenimiento del orden social. A diferencia de la anterior, que funciona mejor entre dos personas o con miembros de un grupo cercano sobre los que se conocen los sentimientos y necesidades, en esta etapa la persona se preocupa más por la sociedad como un todo. El interés aquí recae en obedecer las leyes, respetar a la autoridad y encauzar los propios actos en aras de mantener el orden social establecido. La sociedad, las personas se entienden en esta etapa como obligadas a cumplir con una estructura legal.
En relación al supuesto, aquí la persona puede argumentar algo tal que, aunque el joven tiene buenos motivos, el robo es intolerable. El fin no justifica los medios y, por muy buenas que sean las razones, la ley no se debe quebrantar bajo ningún concepto.
La diferencia, entonces, con la etapa 1 (en la que la criatura también argumenta que robar está mal, va contra la ley y se puede acabar en la cárcel) está en la concepción que en esta fase se tiene sobre la función que las leyes tienen para la sociedad.
No todas las personas alcanzan la etapa 6 del nivel post-convencional de desarrollo moral
NIVEL 3. POST-CONVENCIONAL
Etapa 5. Contrato social. En esta etapa surge la duda de si las normas y leyes que rigen la sociedad que se pretende sostener en la etapa anterior son verdaderamente justas y acertadas. Por lo tanto, aquí la persona se plantea qué es lo que hace a una sociedad realmente buena. Con esta pregunta quizá llegue a la conclusión de que el funcionamiento de la sociedad (población, estado, país…) en la que vive no es el correcto, dificulta la calidad de vida de sus integrantes o no respeta los derechos y valores que una sociedad debería tener.
De acuerdo con la etapa anterior, la etapa 4 del desarrollo moral, una persona que vive en un régimen totalitario puede pensar que cumplir con las normas es lo que se debe hacer para que todo esté bien. Pero si se encuentra en esta etapa, esa misma persona llegará a la conclusión de que la suya no es una sociedad buena ni justa, por lo que cumplir ciertas normas tampoco se puede decir que esté del todo bien.
Pensemos por ejemplo en la esclavitud cuando era legal. O en la sociedad china o de Corea del Norte, en el adoctrinamiento a sus integrantes y, por tanto, en el pensamiento de muchos de ellos… Muchas personas chinas y norcoreanas piensan que cumplir las normas de su sociedad es lo que hay que hacer, que sus leyes están bien, que son por el bien de su comunidad. Otras no pensarán así, encontrándose en esta etapa de desarrollo moral, pero tampoco creo que lo puedan expresar libremente… En fin, esto es harina de otro costal…
Centrémonos en nuestro supuesto práctico. Una persona en esta etapa argumentará que, aunque no está de acuerdo con violar las leyes, las cuales se deben cambiar de forma democrática si no estamos de acuerdo con ellas, el derecho a la vida de la mujer está por encima de todo. Por lo tanto, en este caso el robo del joven queda justificado, ya que salvar la vida de su madre es la prioridad.
Etapa 6. Principios universales. El razonamiento moral propio de esta etapa es abstracto y se basa en principios morales universales independientes de las propias leyes.
En relación al supuesto con el que hemos estado trabajando, Kohlberg llegó a la conclusión de que los dilemas morales no eran útiles para distinguir el razonamiento moral de las etapas 5 y 6. Dichos dilemas tienen poca capacidad diagnóstica para distinguir la mayor concepción de los principios universales que tienen las personas en la etapa 6, respecto de quienes se encuentren en la etapa anterior.
Una cuestión que ayuda a diferenciar las etapas 5 y 6 es el tema de la desobediencia civil. Un individuo que se encuentra en la etapa 5 sería más reticente a apoyar la desobediencia civil y sólo aprobaría el cambio de leyes a través de los procesos democráticos. Sin embargo, los procesos democráticos no siempre son justos para todos. Una ley puede beneficiar a una mayoría, pero perjudicar a una minoría. ¿Es entonces justa? En la etapa 6 la persona estaría de acuerdo en la lucha por los derechos de esa minoría, violando la ley y acudiendo a la desobediencia civil si fuera necesario.
“Martin Luther King, por ejemplo, sostuvo que las leyes sólo son válidas en la medida en que se basen en la justicia, y que el compromiso con la justicia lleva consigo la obligación de desobedecer las leyes injustas. King también reconoce, por supuesto, la necesidad general de las leyes y los procesos democráticos (etapas 4 y 5), y él estaba dispuesto a aceptar penas por sus actos. Sin embargo, en aras de defender el principio primordial de justicia él creía que la desobediencia civil era necesaria.”
Kohlberg, 198 1, p. 43
ETAPAS DEL DESARROLLO MORAL DE KOHLBERG EXPLICADAS A TRAVÉS DEL DILEMA MORAL DE LA VACUNA DEL COVID
Desarrollo moral de Kohlberg. Nivel 4Desarrollo moral de Kohlberg. Nivel 5Desarrollo moral de Kohlberg. Nivel 6
Realmente interesante, ¿verdad? ¿En qué etapa del desarrollo moral crees que te encuentras? ¿Qué habrías contestado al dilema propuesto? Si te ha gustado este artículo, no dudes en mandarme tu respuesta. También puedes compartir y seguirme en redes sociales. ¡Muchas gracias por leerme!
Kohlberg, L. 1958. The development of modes of moral thinking and choice in the years 10 to 16 — Tesis doctoral, University of Chicago
Kohlberg, L. 1969. Stage and Sequence: The Cognitive-Developmental Approach to Socialization. D. A. Goslin (Ed.)
Kohlberg, L. 1981. Essays on Moral Development. Vol. I & II. Harper & Row
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Según Robert Swartz, doctor en filosofía, graduado por la Universidad de Harvard, profesor emérito en la Universidad de Massachusetts, experto en pedagogía educativa y autor de numerosos libros y artículos sobre enseñanza, pensamiento crítico y creativo, el 90% de la población mundial no sabe pensar.
Según explica Robert Swartz, la culpa es de la escuela del siglo XXI, ya que en la mayoría de los sistemas educativos del planeta prima el adoctrinamiento, la disciplina y la instrucción. Estas formas de enseñanza dejan a quienes aprenden un papel absolutamente pasivo en todos estos procesos, pues sólo reciben información seleccionada que tienen que interiorizar, memorizar y retener. Es decir, no son partícipes en ningún momento en su proceso de enseñanza-aprendizaje.
Elpensamiento críticoes la capacidad de utilizar la inteligencia y los conocimientos propios para dudar de una información, analizarla y evaluarla para llegar a una opinión razonable y justificada al respecto.
Fomentar elpensamiento crítico en las criaturas es la mejor manera de formar personas libres y con criterio propio. Poseer un pensamiento crítico significa:
🍁 Querer llegar a la comprensión profunda del objeto de estudio o tema en cuestión.
🍁 Ser capaz de enfocar un tema desde distintos ángulos o perspectivas.
🍁 Establecer unos valores razonados y fuertes que se aplicarán en la toma de decisiones.
🍁 Tomar decisiones racionales, autónomas y responsables sin dejarse llevar por prejuicios o por las opiniones de otras personas.
«A los niños se les debe enseñar a pensar, no qué pensar. » Margaret Mead
¿Qué podemos hacer nosotros y nosotras para potenciar el pensamiento crítico en las criaturas?
🌱 Educarles en inteligencia emocional, para que aprendan a entender y gestionar sus emociones y comprendan las de las demás personas.
🌱 Fomentar su amor por el conocimiento y su curiosidad.
🌱 Transmitirles valores fundamentales.
🌱 Acostumbrarles a pasar algunos ratos solos con ellos mismos y mismas. Hoy día existe mucha obsesión por que la criatura no se aburra, que esté continuamente estimulada, sin pararnos a pensar que el aburrimiento pone en marcha el pensamiento, la creatividad y la imaginación, esenciales para el pensamiento crítico.
🌱 Fomentar la reflexión antes de hablar o hacer algo. Instarles a meditar pausadamente sobre los pros, los contras y las posibles consecuencias.
Educados para NO pensar. José Luis Sampredro (mayo, 2011)
“Vivimos en un mundo de frases pegadizas, tendencias populares, modas, simplificaciones excesivas y desinformación. Esto se advierte en los ámbitos de la política, los medios sociales y los intereses económicos establecidos que dominan muchos campos de la información (…) Hoy es más importante que nunca cuestionar las fuentes, analizar los argumentos, buscar pruebas sólidas de las afirmaciones e identificar los sesgos ideológicos que hay detrás de los supuestos…”
¿Te ha resultado de interés esta publicación? ¿Se te ocurren otras herramientas para potenciar el pensamiento crítico? Por favor, déjame tu impresión. Y como siempre ¡gracias por leerme!
La SEGURIDAD y la AUTOESTIMA en los niños y niñas debe fomentarse en los primeros años de vida. Si las y los pequeños sienten que son capaces, que pueden realizar actividades de forma independiente y que pueden cumplir con ciertas responsabilidades aumentará la seguridad en sí mismos, reforzando su autoestima y ayudando a su maduración y a su adaptación social.
Si las criaturas sienten que pueden asumir actividades y responsabilidades de forma independiente, aumentará la seguridad en sí mismas
Las personas adultas podemos hacer muchas cosas para ayudarles a fortalecer su autoestima y la seguridad en sí mismas. Algunas son:
🍂 Proponerles metas alcanzables, que sean capaces de cumplir. Si les marcamos objetivos demasiado difíciles, inasequibles o imposibles, nunca podrán cumplir exitosamente los propósitos y esto puede provocar en ellos frustración constante y sentimientos de incapacidad, torpeza e invalidez. Lo más perjudicial de fomentar este tipo de pensamientos negativos es que les pueden acompañar durante el resto de su vida, marcando su forma de enfrentarse a los nuevos retos, a los estudios, a las relaciones y, en definitiva, a la vida.
🍂 Asignarles pequeñas tareas que puedan realizar. Aquí muchas veces tendremos que poner en práctica nuestra paciencia, ya que lógicamente no harán las cosas tan rápido como nosotras, pero debemos aprender a darles su tiempo. Es posible que tampoco las hagan tan bien como nos gustaría, pero lo importante es lo que estamos trabajando, no que las cosas queden perfectas.
🍂 Valorar sus logros. Felicitarlos, elogiarlos y premiarlos (evitar premios materiales) cuando cumplen o consiguen pequeñas metas. El refuerzo positivo es muy importante. Lo más conveniente es utilizar palabras bonitas y amables, elogiar su esfuerzo o dedicación, por ejemplo. También podemos aplaudirles, abrazarles, besarles…
🍂 Lanzarles mensajes positivos y de confianza en sus capacidades. Un o una menor que percibe mensajes positivos sobre sí misma será más fácil que logre todo lo que se propone. Mientras que si le taladramos la cabeza constantemente con frases del tipo «no puedes», «no sabes», «no eres capaz», aunque lo hagamos sin mala intención, claro está, acabará interiorizándolo y se creerá incapaz de muchas cosas (teoría de la profecía autocumplida o efecto Pigmalión). No subestimemos el poder de la mente.
🍂 No sobreprotegerles. Este punto está muy relacionado con el anterior. A veces pensamos que les protegemos por su bien, pero les estamos limitando. Debemos dejarles hacer sin ser negligentes.
🍂 Escucharles. Fomentar la comunicación y demostrar interés por las criaturas, por sus sentimientos, por sus problemas o sus inquietudes es una forma muy efectiva de reforzar su seguridad y autoestima. Les hará sentir personas importantes, con valor propio dentro del núcleo familiar.
🍂 Pasar tiempo de calidad a su lado. Jugar con ellas, pasear, hablar, ver y leer cuentos, cocinar juntas, montar en bici, ir al parque… Sacar tiempo para hacer actividades juntos en las que nuestros hijos e hijas sean el centro de atención. Mantengamos una comunicación fluida y disponibilidad absoluta en esos momentos, sin móviles, televisión, conversaciones con adultos, ni nada que nos distraiga de la interacción con las criaturas. Puede que el ritmo de vida que llevamos no nos permita muchos de estos instantes, pero es imprescindible rescatar alguno, al menos, cada semana.
🍂 Enseñarles a manejar la frustración. Sentir frustración a veces es positivo, pero debe estar equilibrada con la consecución de metas. Los y las menores deber aprender que no siempre las cosas salen como una quiere. Debemos validar esta emoción y los sentimientos que conlleva, haciéndoles entender que es normal que se sientan así y que esto ocurre a veces. Es bueno dejarles que se tomen su tiempo, pero también ofrecerles alternativas para canalizarla.
🍂 Enseñarles a reconocer, comprender y expresar sus emociones. Es importante que aprendan que todas sus emociones son válidas y no pasa nada por sentirlas.
🍂 Enseñarles a tomar pequeñas decisiones y asumir los riesgos que conllevan. No se debe confundir con que sea la criatura quien lo decida todo. Hay cosas que no son elegibles o negociables. Sentido común, siempre.
🍂 No compararles nunca con otras personas, con compañeras de clase, con sus hermanos… Lo que hacen puede parecernos bien o mal y se lo podemos hacer saber, pero nunca por comparación con otros seres humanos, ya que esto puede dañar profundamente su autoestima.
🍂 No criticarles, ridiculizarles, insultarles o reírse delas criaturas. Puede que hayan hecho algo que no esté bien y podemos criticar su conducta, pero nunca al pequeño o pequeña.
🍂 Demostrarles amor incondicional. Cada criatura es única y nuestro hijo o hija debe saber, notar y sentir que, aunque haya hecho algo incorrecto, nuestro amor por ella está y estará intacto. Nosotras sabemos que amamos a nuestra o nuestro pequeño incondicionalmente pero a veces nuestro tono, palabras y actos, si nos enfadamos, le pueden confundir. Hay que evitar esos mensajes confusos y sobre todo nunca jamás decir frases tales como «ya no te quiero», «no me siento orgullosa de ti», «nunca debí tenerte», «eres lo peor»…
No debemos nunca compararles, criticarles, ridiculizarles o insultarles
Si ponemos en práctica todas estas claves nos daremos cuenta de que una niña o niño seguro y con una correcta autoestima no sólo será respetuoso, sino que será capaz de razonar y resolver situaciones por sí mismo de forma independiente y adecuada. ¿Qué opinas? Déjame tu comentario, estaré encantada de leerlo.
Respeto a otras formas de pensar y de hacer. No hay una forma única de educar, todas son válidas mientras partan del amor.
Respeto a la individualidad. Cada criatura es diferente y tienen sus propias habilidades, características, gustos, intereses, ritmo e incluso forma de aprendizaje. No hay una sola manera de aprender, por tanto, no debería haber una sola manera de enseñar.
Respeto a quienes son distintos (en realidad todas las personas lo somos) y a quienes aprenden de manera diferente.
La psicopedagogía es Amor
Amor hacia quien aprende. Educar desde el amor es la mejor manera de que nuestras criaturas aprendan.
Amor por el proceso más que por los resultados. Los profesores que aman lo que hacen siempre serán mejores profesionales, independientemente de la metodología que elijan.
La psicopedagogía es Sentido Común
Sentido común a la hora de aplicar los preceptos del enfoque pedagógico o estilo de crianza que adoptes. Si tienes dudas a la hora de llevarlos a la práctica, escucha a tu intuición y usa el sentido común, te indicarán qué es lo apropiado.
Casi todas las corrientes educativas brindan enseñanzas valiosas que se complementan. Como persona que educa, debes escoger aquella o aquellas en las que creas, con las que te identifiques y con las que te sientas cómoda.
Es muy eficaz rescatar lo mejor de cada corriente educativa y usar un método ecléctico basado en el sentido común.
La psicopedagogía es Empatía
Empatía hacia quien aprende. Comprender las necesidades y motivos del comportamiento de la criatura nos ayuda muchísimo a la hora de ayudarla a aprender y avanzar.
Empatía hacia los demás. Ponernos en el lugar de la otra persona nos permite entender cómo interpreta el mundo que la rodea y cómo aprende. De esta forma, nos será más fácil diseñar un plan de trabajo que le ayude a adquirir nuevos conocimientos y a evolucionar como persona.
Si bien es cierto que muchas personas tienen altos niveles de empatía de forma innata, ésta es una capacidad que se puede potenciar y desarrollar (a no ser que seas un psicópata).
La psicopedagogía es Paciencia
Paciencia a la hora de ver cumplidos los objetivos, avances, logros y metas que nos propongamos con las criaturas.
Paciencia para transmitir nuestras enseñanzas o mensajes. Quien educa, modela o pretende ayudar debe repetir una y otra vez. Y si el método o las herramientas utilizadas no funcionan, es importante tener la capacidad de cambiarlas por otras.
Paciencia con el discente y sus posibles distracciones, recesos, errores o retrocesos en su camino de aprendizaje. Sólo así podrá aprender de sus errores y volver a empezar de nuevo cuando lo necesite.
Paciencia para disfrutar de cada instante, de todo el proceso tan bonito que es la enseñanza. Las prisas por obtener resultados solamente generan ansiedad, tanto en quien debería aprender como en quien pretende acompañar y enseñar.
La paciencia también se aprende y se potencia. Enseñemos a nuestras criaturas que la calma y la paciencia tienen su recompensa. Y, por supuesto, procuremos predicar con el ejemplo.
La paciencia es un árbol de raíz amarga pero de frutos muy dulces.
Probervio persa
La psicopedagogía es Coherencia
Coherencia a la hora de manifestar nuestras ideas, enseñanzas y a la hora de escoger nuestras opciones. Si no nos mostramos como personas lógicas y congruentes en la transmisión de nuestras ideas y postulados, crearemos desconfianza o inseguridad en las personitas que nos acompañan.
Coherencia a la hora de comportarnos, de forma que nuestras acciones vayan acorde a nuestros valores y a nuestro discurso. Una vez más, predicar con el ejemplo nos confiere sensatez.
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Mi nombre es Eva Hernández Hernanz. Nacida en Zamora pero de ascendencia asturiana, en 2004 me licencié en Psicopedagogía en la Universidad de Salamanca, en la que también obtuve el título de Maestra de Educación Infantil. Lo mío siempre fueron la infancia, la educación y la psicología. Soy una mente inquieta (PAS y altas capacidades), sedienta de conocimientos, y una apasionada del cerebro humano y del funcionamiento psicológico y social de las personas. Me fascina cómo el ser humano aprende y se corrompe y me interesan muchísimo los procesos psicológicos y todos los misterios de la mente. Soy consciente del gran impacto que la infancia de una persona tiene en su desarrollo y en su forma de relacionarse y desenvolverse en la vida adulta.
Después de trabajar y residir un par de años en Castellón, cosas de la vida, me trasladé a la Comunidad de Madrid, donde llevo viviendo desde el año 2006 hasta la actualidad. En la capital he ejercido, entre otros trabajos, como educadora infantil, psicopedagoga y, entre 2009 y 2017, como directora de dos escuelas infantiles públicas del Ayuntamiento. En 2017 decidí hacer un parón en mi carrera y centrarme en conseguir el que sería mi mayor logro en la vida: ser madre. En enero de 2019 nacerían mis dos angelitos.
Dieciocho meses después, tras dedicarme enteramente al cuidado y la crianza de mis hijos por voluntad propia, decidí retomar mi vida profesional. Igual que sentí en 2017 que era el momento de decir “hasta luego, Mari Carmen”, al año y medio del nacimiento de mis hijos, después de un duro y complicado proceso personal, también sentí que era momento de un cambio.
Ser madre, aunque suene a topicazo, es lo mejor que me ha pasado en la vida, pero también me la ha cambiado por completo. Aceptar y asumir estos cambios es un proceso complicado por el que cada una ha de transitar a su manera. Pero si en ese camino una se siente acompañada, la experiencia puede verse reforzada en positivo. Con este fin nació @mamáevapsicopedagoga. Como psicopedagoga, quería aportar un punto de vista profesional, unas herramientas y unas teorías más o menos claras, aunque siempre abierta a nuevos aprendizajes, aportaciones y corrientes. Como madre, con sus miedos, sus dificultades y sus defectos que, aún conociendo “lo que NO hay que hacer”, a veces lo hace y no pasa nada, quería aportar una visión más humana y real de la maternidad y la crianza. Una cosa es lo que la Eva psicopedagoga haría y otra lo que la Eva madre hace. A veces son la misma cosa, pero en ocasiones una y otra difieren. La vida no es perfecta. La maternidad tampoco.
Poco después de crear @mamáevapsicopedagoga, sufrí una metamorfosis importante. Comencé a tomar consciencia de ser víctima de abuso narcisista y emprendí un largo camino sin retorno. Ha sido muy duro, aún lo es. Pero, a día de hoy, estoy en disposición de poder ayudar a otras mujeres y madres que están pasando una situación similar a la que yo atravesé, a RENACER como yo lo hice. Si es tu caso, bienvenida. Coge mi mano, no te soltaré. Ya no tienes que volver a sentirte sola.
Para saber un poquito más de mí, puedes ir a la sección «Acerca de mí» o pinchar aquí.
Aunque pueda parecer una tontería, considero muy importante empezar explicando qué es un psicopedagogo/a y en qué puede ayudaros en el desarrollo integral de vuestras hijas e hijos. A lo largo de mi vida me he encontrado con todo tipo de reacciones al explicar cuál es mi profesión, pero la mayoría de las personas no saben qué es. Algunos tienen una vaga idea de que es algo relacionado con la infancia, con la educación o con la psicología. Ninguno va desencaminado. Un gran porcentaje, y esto es verídico, imagino que les habrá pasado a más colegas, me han dicho algo tal que así: “ay que miedo/uy qué bien, entonces puedes analizarme”. Supongo que confunden la psicopedagogía con la psicoterapia o incluso con el psicoanálisis, vaya usted a saber.
Bueno, vayamos al grano, un psicopedagogo o psicopedagoga es una profesional que conoce y estudia los aspectos relacionados con el aprendizaje humano. Su ámbito de trabajo es el aprendizaje y también sus dificultades, trastornos y la potenciación del mismo. Por tanto, los psicopedagogos/as se encargarían principalmente de detectar, diagnosticar y tratar los problemas relacionados con el aprendizaje de los seres humanos, si bien es cierto que trabajan mayoritariamente con personas en edad escolar. Pero la psicopedagogía no sólo se centra en los trastornos del aprendizaje, sino que también puede dotar de herramientas que mejoran y potencian la capacidad de aprendizaje.
Puesto que nuestros peques están aprendiendo, y a pasos agigantados, desde que llegan a este mundo y no dejan de hacerlo en toda su etapa infanto-juvenil (y en realidad durante toda su vida), con especial relevancia de los aprendizajes que se dan en los primeros años de vida, es fácil entender la importancia de la figura del profesional de la psicopedagogía.
¿Cuándo acudir a una psicopedagoga? Si tienes dudas acerca de cuándo buscar la ayuda de un profesional de la psicopedagogía, aquí tienes unos ítems que te ayudarán: